Reflotar el buque de la UE tras la crisis
Los cambios en la UE no se pueden realizar a golpe de amenaza
La dif¨ªcil situaci¨®n que atraviesa la cuna de la democracia ha hecho ascender a un partido que propone salir del euro, renegociar la deuda y suspender los pagos. Soluciones populistas y cambiantes no pueden ser la base de la soluci¨®n para Grecia como tampoco lo ser¨ªan para Espa?a. La austeridad y los recortes han incrementado la desigualdad en Europa. Hay que reconocer los fallos de la propia UE. A la crisis constitucional de 2005 se ha a?adido una crisis financiera, en 2008, y una m¨¢s reciente crisis social.
Reflotar el buque europeo despu¨¦s de estas crisis no puede hacerse con revoluciones para alcanzar el cielo, sino achicando agua entre todos, en la tempestad de la globalizaci¨®n. No sirven las salidas de pata de banco, sino las negociaciones diplom¨¢ticas, pues la UE es una organizaci¨®n internacional. Se debe recuperar el equilibrio de intereses sobre la base de los valores deteriorados. Se deber¨ªa rehacer el eje franco-alem¨¢n como motor de Europa y evitar los cantos de sirena que embelesan, pero que agravar¨ªan los problemas. Los cambios en la UE no pueden hacerse a golpe de revoluci¨®n y amenaza, sino por grandes acuerdos sobre los valores de la solidaridad, la dignidad y la paz. Las reformas de Maastricht, ?msterdam, Niza y Lisboa fueron respuestas incompletas a los desaf¨ªos de la globalizaci¨®n y de la ampliaci¨®n.
En cuanto a la solidaridad habr¨ªa que romper el techo del 1% del PIB europeo, para poder dedicar los recursos a pol¨ªticas sociales, para que el mercado siga siendo social. Este valor estaba impl¨ªcito en la posguerra cuando Europa se reconstru¨ªa y crec¨ªa como lo hace hoy China. Era la edad de oro a la que se refer¨ªa E. Hobsbawm. Hoy, en el valle de l¨¢grimas de la globalizaci¨®n (Habermas), se est¨¢ corriendo el riesgo de que entre recorte y rescate renazcan los viejos Estados liberales europeos del siglo XIX, que no garantizaban los derechos sociales.
En cuanto a la dignidad humana hay que reconocer que la respuesta europea a la crisis no ha tenido en cuenta su impacto para los derechos humanos. Los acuerdos de rescate, el tratado que establece el mecanismo europeo de estabilidad, el tratado de estabilidad, coordinaci¨®n y gobernanza o la reforma constitucional espa?ola no tienen una orientaci¨®n basada en los derechos humanos. Por ello aciertan quienes critican el olvido de los derechos en la cuna de los mismos. El dictamen del 18 de diciembre del Tribunal de la Uni¨®n Europea, que concluye que la UE no se puede adherir al Convenio Europeo de Derechos Humanos, tampoco toma en serio a los derechos humanos.
El tercer valor de la UE desde su origen, con el precedente de la CECA (Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero, de 1952) ha sido la paz. Kant, en su op¨²sculo sobre La Paz Perpetua, publicado en 1795, introdujo el ideal de la paz a trav¨¦s del derecho, de un orden cosmopolita universal y de la creaci¨®n de Organizaciones Internacionales. Otros precursores de la UE m¨¢s pr¨®ximos, ya en el siglo XX, como Madariaga, Churchill, Brugman, Coudenhove-Kalergi, Rougemont, Briand, Monnet o Schumann tambi¨¦n pusieron la atenci¨®n en la paz.
Y hay que recordar que el consenso en momentos duros entre l¨ªderes como Miterrand, Kohl, Thatcher o Gonz¨¢lez se deb¨ªa en gran parte al recuerdo de las dos guerras mundiales. Es necesario recuperar la memoria hist¨®rica europea y reflexionar sobre lo mal que se ha hecho en la guerra en Ucrania y Georgia, la situaci¨®n en Kosovo, la pesadilla ¨¢rabe, en Oriente Pr¨®ximo, entre otras crisis, que evidencian imprevisi¨®n cuando no biso?ez a la hora de hacer los deberes europeos.
Recuperar todo esto no puede hacerse desde partidos extremistas, a la izquierda o a la derecha, sino desde la utop¨ªa de la paz a trav¨¦s del derecho, la justicia y la solidaridad.
Carlos R. Fern¨¢ndez Liesa es Catedr¨¢tico de Derecho internacional de la Universidad Carlos III de Madrid
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