Suis-je Charlie Hebdo ?
M¨¢s all¨¢ del ruido medi¨¢tico hay una considerable gama de opiniones en el mundo occidental entre el ¡°je suis Charlie Hebdo¡± y la posici¨®n contraria a la publicaci¨®n sat¨ªrica francesa
M¨¢s all¨¢ del ruido medi¨¢tico hay una considerable gama de opiniones en el mundo occidental, en esa tierra de nadie ¡ªy de todos¡ª que media entre el ¡°je suis Charlie Hebdo¡± y la posici¨®n rotundamente contraria a la publicaci¨®n sat¨ªrica francesa: ¡°Je ne suis pas Charlie Hebdo¡±, como la expres¨® el fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen.
La primera posici¨®n, dentro de un relativo disentimiento, hace constar que se est¨¢ en contra de los ¡°excesos o blasfemias¡± que toman por objeto a una de las grandes religiones monote¨ªstas, el islam, lo que no impide que se condene con mayor o menor devoci¨®n toda causa de muerte. La pr¨¢ctica totalidad de los Gobiernos, prudencia corporativa obliga, han condenado la matanza. Pero rastreando la reacci¨®n de organizaciones afectas y oficialistas, particularmente en Am¨¦rica Latina, comienzan las matizaciones.
Unos, como Brasil, Chile, Colombia Per¨² y Uruguay un¨ªan, como se?ala Carlos Malamud (Real Instituto Elcano), a la condena la defensa de la libertad de expresi¨®n, pero otros no abarcaban tanto, y, m¨¢s lejos a¨²n del centro gravitacional del horror, no faltaba quien convert¨ªa la reacci¨®n en una reprensi¨®n general de Occidente por su pasado colonialista. Hebe de Bonafini, Buenos Aires, irreductible cristino-kirchnerista y origen italiano, negaba a Francia, por Argelia y otros colonialismos, autoridad moral para condenar a nadie, a lo que cabr¨ªa a?adir que la l¨ªder de las Madres de Mayo tiene un longevo pedigr¨ª de comprensi¨®n del terrorismo, como ha demostrado con referencia a ETA. Pero es en los pa¨ªses bolivarianos, donde la libertad de expresi¨®n encuentra crecientes dificultades ¡ªBolivia, Ecuador y Venezuela¡ª, donde el anatema anti-occidental alcanza su mayor dimensi¨®n.
El trabajo de la publicaci¨®n francesa es discutible, pero la libertad de expresi¨®n me parece innegociable: ¡°Je suis Charlie Hebdo¡±.
Hugo Ch¨¢vez y su continuador Nicol¨¢s Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, y, menos violentamente, el ecuatoriano Rafael Correa han fustigado a Occidente, con especial atenci¨®n a Espa?a, por la conquista y poblamiento ¡ªsin duda muy caro en vidas humanas¡ª de lo que hoy es Am¨¦rica Latina. En una ocasi¨®n le pregunt¨¦ a un diplom¨¢tico espa?ol c¨®mo se viv¨ªa en un pa¨ªs en el que el presidente cada lunes, mi¨¦rcoles y viernes acusaba a Espa?a de genocidio. Pero hay que conllevarse, porque la condena universal y retroactiva del pasado amenaza con hacer inmanejable el presente. En una reuni¨®n sobre Espa?a y Am¨¦rica Latina, un conocido historiador espa?ol argumentaba que de ninguna manera somos responsables de lo que hicieran Cort¨¦s y Pizarro, aunque otras voces ¡ªcomo sostuvo antes el historiador franc¨¦s Pierre Chaunu¡ª defienden que un pa¨ªs tiene todos los habitantes que lo han poblado a lo largo de los tiempos, lo que deber¨ªa significar que no hay quien se libre completamente de ese legado. Y en la pol¨¦mica, cabr¨ªa distinguir tambi¨¦n entre responsabilidad y culpabilidad; uno es quien es, pero los pecados de los padres solo les pertenecen a ellos.
Si Occidente es culpable o responsable, todos lo somos, occidentales y extra-occidentales, sin olvidar a los descendientes de europeos que culpan a Espa?a, de la que la mayor¨ªa son herederos, de las peores sevicias mientras ellos se exoneran generosamente. Pero a¨²n admitiendo que el trabajo de la publicaci¨®n francesa es siempre perfectamente discutible, la libertad de expresi¨®n me parece innegociable: ¡°Je suis Charlie Hebdo¡±.
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