¡®Je suis Charlie¡¯: as¨ª se hizo
El inventor del lema solidario no lo registr¨® para que todo el mundo pudiese utilizarlo Ahora contraataca para impedir que se convierta en marca comercial
Cuando alguien le pregunte d¨®nde se encontraba aquella funesta ma?ana, podr¨¢ responder que estaba ocupado haciendo historia, aunque no fuese consciente de ello. Joachim Roncin tiene 39 a?os, un trabajo como director art¨ªstico de la revista Stylist y una vida alterada desde hace un par de semanas. El 7 de enero, tras el atentado contra la redacci¨®n de Charlie Hebdo que caus¨® 12 muertos, conmocionado, decidi¨® improvisar un mensaje de solidaridad. ¡°Lo hice sin reflexionar. Si dise?¨¦ una imagen, fue solo porque no ten¨ªa palabras¡±, afirma. En realidad, logr¨® encontrar tres: ¡°Je suis Charlie¡±. Comparti¨® ese improvisado lema con sus 400 seguidores en Twitter y luego sali¨® a almorzar. Cuando regres¨®, cientos de miles de personas se hab¨ªan apropiado de ese mensaje sobre fondo negro. Una semana despu¨¦s, eran m¨¢s de siete millones. Incluidos Madonna, Elton John o George Clooney.
Ese mensaje espont¨¢neo no tard¨® en transformarse en foto de perfil, en grito de furia y en categ¨®rica pancarta. Roncin se encontr¨® entonces en el ojo de un hurac¨¢n medi¨¢tico. ¡°Me pareci¨® inconcebible que, con todo lo que estaba pasando, la gente se interesara por m¨ª¡±, asegura. Decidi¨® que no quer¨ªa ser protagonista de nada. Esquiv¨® las peticiones de entrevistas, llegadas de todos los rincones del planeta, y rechaz¨® toda proposici¨®n indecente. ¡°Durante los primeros d¨ªas, no dejaron de llamarme. Quer¨ªan hacer camisetas, tazas y otros productos derivados¡±, recuerda. Prefiri¨® que su idea siguiese siendo accesible para todo el mundo, puesto que ya no le pertenec¨ªa. Fue su regalo a todo aquel que se reconociera en la misma causa: la libertad de expresi¨®n y el derecho a la irreverencia, que tan bien encarnaban Cabu, Tignous o Wolinski, tres de los dibujantes asesinados. ¡°El mensaje y la imagen quedan libres para cualquier uso. Sin embargo, lamentar¨¦ toda utilizaci¨®n mercantil¡±, tuite¨® a la ma?ana siguiente.
Si ha decidido hablar ahora es porque las cosas no han pasado como ¨¦l esperaba. Desde el atentado, las autoridades francesas han recibido hasta 120 solicitudes para convertir el Je suis Charlie en marca comercial. ¡°Me siento ofendido¡±, admite Roncin. ¡°He decidido luchar para que el mensaje inicial sea respetado. La libertad de prensa es una causa importante. No puede convertirse en una marca¡±. El dise?ador pretende tomar cartas en el asunto: ¡°Llevar¨¦ ante la justicia a quien gane un solo c¨¦ntimo. Mi combate es que mi eslogan sirva para promover la libertad de prensa¡±. De momento, solo una organizaci¨®n ha obtenido su consentimiento: Reporteros Sin Fronteras. Cualquier indemnizaci¨®n que consiga tras un eventual proceso judicial ir¨¢ a parar ¡°a asociaciones por la libertad de expresi¨®n o a familiares de las v¨ªctimas¡±, seg¨²n su abogada, Myriam Witukiewicz-Sebban.
El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial se ha puesto de su lado y ha anunciado que no aprobar¨¢ ninguna solicitud respecto a Je suis Charlie, puesto que la marca ya es ¡°ampliamente utilizada por la colectividad¡±. En caso de litigio, Roncin har¨¢ prevalecer los derechos de autor, aunque podr¨ªa encontrarse con el mismo problema que aquellos que intentan usurparle el lema. ¡°Basta con entrar en Twitter para demostrar que fui el primero en publicarlo en la Red¡±, replica.
El director art¨ªstico ha terminado por encontrar las palabras que le faltaron aquel mediod¨ªa. ¡°El gesto sigue siendo igual de espont¨¢neo, pero ha adquirido un sentido. Je suis Charlie significa que nos encontramos frente al terror, pero no tenemos miedo¡±, responde. El dise?ador dice no arrepentirse de nada: ¡°?Por qu¨¦ tendr¨ªa que hacerlo? Siempre me quedar¨¢ mi integridad¡±. Aunque, justo antes de despedirse, le entra una duda: ¡°Puede que mi ¨²nico error haya sido tener demasiada fe en el hombre. Puede que haya sido excesivamente ut¨®pico¡±.
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