Primera auscultaci¨®n del contrario
El arranque de las negociaciones entre EE UU y Cuba fue cauteloso, pero no insustancial; todo acuerdo es trascendente
Las hist¨®ricas negociaciones de La Habana entre Cuba y Estados Unidos tuvieron un car¨¢cter exploratorio, de tanteo personal y metodol¨®gico, de mutua auscultaci¨®n, evit¨¢ndose asuntos espinosos, para garantizar la continuidad del proceso hacia la normalizaci¨®n diplom¨¢tica. Los temas abordados fueron menores, de f¨¢cil acuerdo entre las partes, para permitir a las dos delegaciones consolidar una hoja de ruta duradera y concluir amigablemente los contactos inaugurales. Por razones obvias, Cuba no tiene problemas en ese sentido, pero Roberta Jacobson necesitaba volver a Washington con bazas que confirmen lo acertado de la apuesta anunciada el 17 de diciembre por Barack Obama y Ra¨²l Castro y le permita al primero declarar p¨²blicamente que las rondas de la capital cubana fueron constructivas.
No eran imaginables tropiezos serios a las primeras de cambio porque desde hace dos a?os, secretamente, se han ido sentando las bases para que el proceso no descarrile. Fundamentalmente es as¨ª porque EE UU renunci¨® a la condicionalidad, al enfoque ideologizado en su acercamiento a la isla comunista, que en el discurso oficial deja de ser una amenaza para la seguridad de Estados Unidos a ser considerado un pa¨ªs en transici¨®n cuyas transformaciones internas ¡ªel deseado itinerario hacia la democracia¡ª corresponden a sus nacionales. Las cesiones del r¨¦gimen cubano no son desde?ables porque, aunque nada cede en la hegemon¨ªa de partido ¨²nico, en la pr¨¢ctica se obliga a introducir correcciones profundas e inciertas en el rumbo revolucionario. De momento ser¨¢n cambios regulatorios que adquirir¨¢n mayor contenido conforme las liberalizaciones progresen. Washington apuesta a que una sociedad civil empoderada, con m¨¢s recursos e informaci¨®n, acabe exigiendo la apertura pol¨ªtica.
Pero ni Cuba, ni el Gobierno de Estados Unidos tienen excesiva prisa. Ra¨²l Castro necesita tiempo y medios para adaptar su pa¨ªs a las exigencias estructurales del nuevo marco de relaciones y tambi¨¦n para afrontar los cambios econ¨®micos y sociales derivados del eventual levantamiento del embargo. En horas bajas, el partido dem¨®crata precisa de munici¨®n para llegar m¨¢s pertrechado a las presidenciales del 2016. Perdida la mayor¨ªa en las dos C¨¢maras del Congreso, los dem¨®cratas dependen mucho de los votos aportados por las decisiones del poder Ejecutivo. Con ese prop¨®sito, entre otros, Obama anunci¨® la legalizaci¨®n de indocumentados y el acercamiento a Cuba, dos iniciativas de considerable gancho popular, que paralelamente son susceptibles de fomentar contradicciones entre las filas del partido republicano.
Las negociaciones del arranque en La Habana fueron cautelosas y con las cartas de los jugadores marcadas para evitar pinchazos iniciales, pero de ninguna manera insustanciales porque cualquier acuerdo en la relaci¨®n bilateral es trascendente, y levanta pasiones a ambos lados del estrecho de Florida. La sincronizaci¨®n de calendarios, anuncios y nombramientos, y el perfil y competencias de los nuevos embajadores y funcionaros de legaci¨®n, fueron temas abordados. Estados Unidos negoci¨® insistiendo en lo irrenunciable de algunas tesis, la promoci¨®n de los derechos humanos entre ellas, pero probablemente no fue m¨¢s all¨¢ de lo pol¨ªticamente correcto en el marco de una distensi¨®n que tardar¨¢ en consolidarse. Si lo hizo, ofreciendo contraprestaciones econ¨®micas o pol¨ªticas a cambio, tardar¨¢ en saberse.
El off the record de un funcionario norteamericano en las v¨ªsperas del viaje de Jacobsen anticip¨® la precavida aproximaci¨®n de Estados Unidos a la mesa de negociaciones: ¡°Estamos dispuestos a acelerar el compromiso a favor de nuestros intereses y del pueblo cubano, pero depender¨¢ mucho de la tolerancia del Gobierno cubano, depender¨¢ del consentimiento mutuo, de hacia d¨®nde quiere ir Cuba¡±. El rumbo pretendido por Ra¨²l Castro es claro: fomentar la entrada de inversiones y tecnolog¨ªa estadounidenses pero sin intromisiones pol¨ªticas, estableciendo sobre la marcha los l¨ªmites a las libertades civiles que inevitablemente exigir¨¢ la normalizaci¨®n bilateral.
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