El nuevo rey de Arabia Saud¨ª promete continuismo en su primer mensaje
Salman, de 79 a?os, elige a sus sucesores al ascender al trono El choque entre tradici¨®n y cambio social es el principal reto
El nuevo monarca de Arabia Saud¨ª, el rey Salman, 79 a?os, se apresur¨® este viernes a garantizar la estabilidad tras la muerte del rey Abdal¨¢ nombrando heredero a su medio hermano el pr¨ªncipe Muqrin, de 69 a?os. El segundo en la l¨ªnea al trono ser¨¢ su sobrino Mohamed Bin Nayef, de 55. El r¨¢pido anuncio, antes de que se celebraran las exequias de su medio hermano y predecesor, asegura la sucesi¨®n para los pr¨®ximos a?os y cierra uno de los principales retos internos del reino. Pendiente queda la necesidad de abordar la mayor explosi¨®n de juventud de la historia del pa¨ªs y los deseos de cambio de parte de la poblaci¨®n.
El r¨¦gimen ¡°es insensible a los derechos humanos¡±, critica Amnist¨ªa
La claridad sucesoria no s¨®lo acalla la persistente especulaci¨®n sobre querellas palaciegas entre las diferentes ramas de la familia real, sino que resuelve el paso del trono de los hijos de Abdelaziz, el fundador del reino, a sus nietos. Mohamed Bin Nayef se confirma como el pr¨ªncipe saud¨ª m¨¢s poderoso de su generaci¨®n. Seg¨²n el decreto, difundido por los medios oficiales, est¨¢ previsto que se mantenga como ministro de Interior, un puesto que su padre, Nayef, ejerci¨® 37 a?os y al que ¨¦l accedi¨® en 2012.
Salman, a quien se le calculan 79 a?os (no hay registros de aquella ¨¦poca), sustituy¨® entonces a Nayef como heredero. Adem¨¢s, manten¨ªa el cargo de ministro de Defensa, que asumi¨® a la muerte de otro de sus hermanos, Sult¨¢n, un a?o antes. Hasta entonces y desde 1962 hab¨ªa sido gobernador de Riad. Pero su llegada a Defensa aument¨® considerablemente su influencia, al darle control sobre un enorme presupuesto para la compra de armas. Ahora ha nombrado para esa cartera a su hijo Mohamed, que es tambi¨¦n jefe de la Corte Real.
?Qui¨¦n es Salman?
??Salman Bin Abdulaziz, el nuevo monarca, naci¨® en Riad hacia 1935. Es medio hermano del difunto rey Abdal¨¢ y hermano de Fahd, el monarca que precedi¨® a este y falleci¨® en 2005. Se convirti¨® en pr¨ªncipe heredero del reino petrolero en junio de 2012 tras la muerte de Nayef bin Abdelaziz.
??Salman ocupaba el cargo de ministro de Defensa desde noviembre de 2011, y el de viceprimer ministro desde junio de 2012 (ambos puestos eran compatibles). Tambi¨¦n fue alcalde cuando era un veintea?ero, entre 1954 y 1960, y fue gobernador (emir) de la regi¨®n de la capital saud¨ª entre 1963 y 2011.
? Este viernes, el rey Salman design¨® como nuevo pr¨ªncipe heredero a su hermano menor, Muqrin Bin Abdelaziz al Saud, de 69 a?os.
El nuevo monarca, un hombre con fama de pragm¨¢tico, es un enamorado de Espa?a, donde tiene casa y una excelente relaci¨®n personal con el rey Juan Carlos. Pero a su edad, no est¨¢ exento de problemas de salud. En 2010, tuvo que ser intervenido de la columna vertebral en Estados Unidos. Aunque la familia real es bastante reservada con los asuntos privados, se sabe que tuvo una apoplej¨ªa y su brazo izquierdo qued¨® con movilidad reducida.
En principio, Bin Nayef garantiza el relevo del actual pr¨ªncipe heredero, Muqrin, pero una vez que ¨¦ste llegue a rey tiene la prerrogativa de elegir a su sucesor. Muqrin, un antiguo piloto de caza que fue jefe de los servicios secretos entre 2005 y 2012, est¨¢ considerado como relativamente liberal e independiente debido tanto a ser hijo de una mujer yemen¨ª como a ser el primero de los pr¨ªncipes en educarse en una universidad occidental. A pesar de la amplitud de miras que se le atribuye, las filtraciones de Wikileaks revelaron una posici¨®n muy dura respecto a Ir¨¢n. Su influencia durante el reinado de Salman se ver¨¢ limitada a lo que decida el rey.
Por su parte, Muqrin, primer nieto de Abdelaziz en acceder a la sucesi¨®n estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas en Estados Unidos y se especializ¨® en asuntos militares y de lucha contra el terrorismo. En ese terreno ha cultivado su base de poder y su prestigio, ampliado por un intento de asesinato de Al Qaeda en 2009. Esa dedicaci¨®n le ha dado fama de hombre duro, pero analistas y diplom¨¢ticos admiten desconocer su postura sobre el principal reto que afronta el reino: c¨®mo reconciliar el cambio social y las exigencias de una poblaci¨®n muy joven con las tradiciones ultraconservadoras.
El 64% de los casi 20 millones de saud¨ªes tiene menos de 30 a?os. A pesar del elevado paro juvenil, el pa¨ªs emplea a ocho millones de inmigrantes, en parte porque los saud¨ªes pueden permitirse rechazar los trabajos de menor prestigio, pero tambi¨¦n porque muchos no est¨¢n suficientemente cualificados para los de mayor responsabilidad.
Esa poblaci¨®n tiene crecientes demandas de vivienda, sanidad e infraestructuras. A falta de libertades pol¨ªticas, los j¨®venes han encontrado un aliado para canalizar sus demandas en las redes sociales, donde tanto chicos como chicas son muy activos y pueden saltarse muchas de las restricciones que les impone la sociedad (incluida la segregaci¨®n de sexos). Consciente del riesgo de estallido que supondr¨ªa su descontento, la familia real ha acelerado desde 2011 las inversiones en servicios p¨²blicos, adem¨¢s de intensificar el control de las muestras de disidencia.
¡°Pido a Dios que nos conceda servir a nuestro pueblo y sus aspiraciones, a preservar la seguridad y la estabilidad de nuestra naci¨®n, y a protegerla de todo mal¡±, ha escrito el rey Salman en la cuenta de Twitter que abri¨® como heredero y donde ayer hab¨ªa actualizado su estatus a rey (@KingSalman). Pero ese gui?o del monarca contrasta con la presi¨®n que sufren los blogueros y defensores de la libertad de expresi¨®n, como Raif Badawi, que Arabia Saud¨ª tiene en la c¨¢rcel. Este viernes se suspendi¨® su flagelaci¨®n.
Amnist¨ªa Internacional y otras organizaciones han denunciado que el r¨¦gimen saud¨ª es ¡°insensible a los derechos humanos¡± y ha acusado a Occidente de hacer la vista gorda por su petr¨®leo y su apoyo a la lucha contra los yihadistas. Human Rights Watch ha pedido al rey Salman que cese la persecuci¨®n de los disidentes y la discriminaci¨®n de las mujeres y de la minor¨ªa chi¨ª.
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