Syriza abre una nueva era pol¨ªtica
El triunfo de la izquierda radical inaugura un nuevo sistema de partidos y obliga a Europa a reflexionar sobre las pol¨ªticas anticrisis
Los griegos eligieron este domingo la esperanza pero tambi¨¦n la incertidumbre frente al miedo al futuro y la miseria del presente, al otorgar una holgada ventaja a la izquierda radical de Syriza frente al centroderecha de Nueva Democracia. El resultado abre una nueva era en la pol¨ªtica griega y sin duda tendr¨¢ repercusiones en el resto de Europa, oblig¨¢ndola a una reflexi¨®n sobre las pol¨ªticas seguidas y por seguir para salir de la crisis.
La victoria de Syriza representa, desde el punto de vista griego, un rotundo ?basta! a la intransigente aplicaci¨®n de las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos y el inicio del camino para la recuperaci¨®n de la autoestima nacional, actualmente bajo m¨ªnimos. Tambi¨¦n supone la inauguraci¨®n de un nuevo sistema de partidos donde cobran fuerza los neonazis de Aurora Dorada y los centristas de To Potami (El R¨ªo), un partido creado casi para la ocasi¨®n el pasado mes de marzo.
Las elecciones, siempre seg¨²n el escrutinio a¨²n no concluido, dejan asimismo dos cad¨¢veres pol¨ªticos: el Pasok y el grupo formado por Yorgos Papandreu hace unas semanas, que se ven condenados a la irrelevancia.
Pero sin duda el gran derrotado es Andonis Samar¨¢s, l¨ªder de Nueva Democracia (centro derecha), cuya dimisi¨®n no se descartaba anoche en Atenas. Samar¨¢s bas¨® su campa?a en el miedo, casi en el p¨¢nico, una estrategia que ha resultado fallida. Con la ayuda de unas cadenas de televisi¨®n en manos de unos pocos que aqu¨ª llaman oligarcas, Samar¨¢s ha insistido hasta la saciedad en el mensaje de que le eligieran a ¨¦l o vendr¨ªa el caos. Una victoria de su rival, el l¨ªder de Syriza, Alexis Tsipras, no solo llevar¨ªa a los comunistas al poder, sino que causar¨ªa una ruina econ¨®mica donde escasear¨ªa hasta en papel higi¨¦nico como en Venezuela. "Syriza no va a cambiar Europa sino que la va a volver en contra nuestra", ha dicho. "Tsipras est¨¢ decidido a llevar al pa¨ªs a la bancarrota y el aislamiento", ha repetido.
Mucho menos ¨¦nfasis puso Samar¨¢s en la t¨ªmida recuperaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. El crecimiento del ¨²ltimo cuatrimestre de 2014 fue del 0,7% y la previsi¨®n para 2015 era del 3%. Y el paro, a¨²n del 25%, parece remitir ligeramente. Tampoco ha destacado los nuevos vientos de flexibilidad que corren en Europa impulsados por Francia e Italia y mucho menos ha explicado a la opini¨®n p¨²blica los posibles beneficios para Grecia de la compra masiva de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Tampoco le han ayudado durante la campa?a algunas reacciones europeas como la del presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, diciendo que esperaba "ver caras amigas en el nuevo Gobierno" o la intransigencia de algunos pol¨ªticos y diarios alemanes. Nadie ha olvidado aqu¨ª aquel llamamiento del diario sensacionalista Bild pidiendo a los griegos que vendieran sus islas y la Acr¨®polis.
No ser¨¢ f¨¢cil gobernar entre las exigencias de los acreedores y las presiones de la izquierda m¨¢s extremista
Tsipras, por el contrario, ha prometido lo que ning¨²n otro pol¨ªtico griego en estas elecciones: renegociar los t¨¦rminos del pago de la deuda, en tiempo y cantidad, y encima hacerlo con los l¨ªderes de los gobiernos europeos, no con los tecn¨®cratas de las instituciones financieras. Su frase de que "la austeridad no est¨¢ consagrada en ning¨²n tratado europeo" ha calado y se ha permitido decir que si gana no piensa ir corriendo a ver a la canciller alemana, Angela Merkel, "una m¨¢s", para ¨¦l, "de los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la UE". Tambi¨¦n ha insistido en devolver a los griegos su dignidad nacional, algo que suena a gloria en un pa¨ªs nacionalista y donde las referencias a la patria no son motivo de divisi¨®n.
Pero son tambi¨¦n muchos los que ven la victoria de Syriza como un salto al vac¨ªo sin garant¨ªas de que Tsipras pueda cumplir sus promesas ni de evitar que las cosas empeoren. Tampoco nadie sabe con seguridad si la actitud y los mensajes moderados que ha exhibido en las ¨²ltimas semanas es realmente lo mismo que piensan las bases de su partido. No ser¨¢ f¨¢cil gobernar acuciado por las demandas de los socios y acreedores europeos ¡ªAustria, Finlandia y Holanda con Alemania a la cabeza no han mostrado por el momento ninguna intenci¨®n de flexibilidad¡ª y por las presiones de las voces m¨¢s radicales de la izquierda.
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