Hay margen, pero estrecho
Grecia insistir¨¢ en su programa, pero sabe que lograr todas sus reclamaciones es imposible, colocar¨ªa a la eurozona bajo tormenta
?Tiene la nueva Grecia margen de maniobra? ?Lograr¨¢ Alexis Tsipras satisfacci¨®n a sus exigencias sobre el rescate y la deuda? ?A todas, a buena parte, en una m¨ªnima fracci¨®n?
Hay margen de negociaci¨®n, pero estrecho. La exaltaci¨®n de soberan¨ªa pol¨ªtica nacional asociada a su victoria limita al Norte con la extrema dependencia del exterior hasta para el gasto corriente. La cosoberan¨ªa econ¨®mica que supone la uni¨®n monetaria no lo es siquiera cuando el pa¨ªs deudor carece de liquidez. No es soberano, ni tan solo cosoberano, quien sea incapaz de alimentar por s¨ª solo, sin ayuda, el propio presupuesto.
En la discusi¨®n de Atenas con Bruselas (ese comod¨ªn para los 28) ambos pondr¨¢n cara de p¨®quer. Durar¨¢ m¨¢s de lo deseable, porque ambos necesitan acomodarse a su nueva realidad: la de gobernar; la de tratar con ce?os m¨¢s inc¨®modos. ?Medio a?o?
Grecia insistir¨¢ en su programa m¨¢ximo: conferencia internacional; quita/impago de la deuda; fin de la troika y del rescate; programa social m¨¢ximo. Pero sabe que el conjunto es imposible, aunque disponga de un bot¨®n nuclear, el repudio de la deuda, pues colocar¨ªa a la eurozona bajo tormenta. Aunque no puede usarlo sin coste: la abrumadora mayor¨ªa de sus ciudadanos rechaza salir del euro y de la UE.
Al igual, Bruselas y el Eurogrupo exigir¨¢n cumplir los compromisos, proseguir las reformas, mantener la austeridad. Pero tambi¨¦n saben que ahora toca ¡ªsin quebrar las promesas globales de Samar¨¢s-Venizelos¡ª, reformular el contenido concreto de la frugalidad y de las reformas, pues el segundo rescate termina el 28 de febrero, y en una renegociaci¨®n (obligada) caben muchas cosas.
Adem¨¢s, la uni¨®n monetaria es m¨¢s s¨®lida que cuando el primer rescate de 2010 (hay fondo de estabilizaci¨®n, pacto fiscal, uni¨®n bancaria, un BCE de nuevo cu?o, plan Draghi, plan Juncker...) pero nunca puede excluirse que un catarro griego degenere en neumon¨ªa continental.
De forma que las debilidades mutuas balizar¨¢n, salvo accidente, el espacio de un compromiso: mayor flexibilidad presupuestaria, con hueco para el gasto social; m¨¢s plazo y menores intereses de los pr¨¦stamos (ahora ya de 32 a?os y un 3%). O sea, lo m¨¢ximo de lo que los Gobiernos de Finlandia o Alemania puedan convencer a sus votantes; lo m¨ªnimo que Tsipras pueda vender como logro a los suyos.
En ese regate, el gasto social ser¨¢ clave. No los 11.000 millones que reclama la izquierda radical (?son un 6% del PIB!). Pero s¨ª quiz¨¢s unos 2.000/3.000 indispensables para sajar la pobreza energ¨¦tica de 300.000 hogares; el desamparo sanitario de los parados; y los desahucios a destajo... ?Poco? ?Mucho? ?Lo explicable!
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