El ¡®Titanic¡¯ pol¨ªtico de la presidenta

Petrobras, que fue una de las mayores y m¨¢s prestigiosas petroleras del mundo, considerada la joya de la corona de la industria brasile?a, se est¨¢ convirtiendo en el Titanic pol¨ªtico de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

La iron¨ªa de la historia es que la exguerrillera y economista Rousseff irrumpi¨® con fuerza en la pol¨ªtica de la mano, precisamente, del petr¨®leo.

Tras haberse afiliado al Partido de los Trabajadores (PT), entr¨® en el primer Gobierno de Lula como ministra de Minas y Energ¨ªa, con responsabilidad directa sobre Petrobras. De all¨ª dio el salto a ministra de la Casa Civil (Presidencia), para sustituir a Jos¨¦ Dirceu, quien por cierto acab¨® en la c¨¢rcel arrastrado por otro esc¨¢ndalo de corrupci¨®n: el denominado Mensal?o, que consist¨ªa, en pocas palabras, en la compra de votos de diputados.

El interrogante es si la deriva de la compa?¨ªa arrastrar¨¢ a la mandataria

Rousseff fue tambi¨¦n presidenta del consejo de administraci¨®n de Petrobras. Y fue ella la que coloc¨® al frente de la mayor empresa p¨²blica de Am¨¦rica Latina a su amiga y antigua colaboradora Gra?a Foster. La intenci¨®n, seg¨²n se dijo entonces, era la de conferir un car¨¢cter m¨¢s t¨¦cnico y menos pol¨ªtico a esta empresa. ?Sospechaba ya ¡ªo sab¨ªa de hecho¡ª que Petrobras se hab¨ªa convertido por entonces en fuente de ingresos ilegal del PT y de varios de los partidos pol¨ªticos afines a base de maniobras corruptas y sobornos?

Ahora, tres a?os despu¨¦s, ante las evidencias de un esc¨¢ndalo que ha hecho perder a la petrolera el 60% de su valor, presionada por la oposici¨®n, la opini¨®n p¨²blica y los mercados, ha decidido destituir a Foster junto a toda la c¨²pula directiva.

?Demasiado tarde? Nadie es capaz de profetizarlo, porque tanto la Polic¨ªa Federal como los jueces siguen implacablemente interrogando y metiendo en la c¨¢rcel a ex altos cargos de Petrobras y de otras grandes empresas acusados de haber organizado juntos el gran fest¨ªn de corrupci¨®n en torno a la empresa, calculado en 4.000 millones de d¨®lares (3.484 millones de euros).

El interrogante es si el drama de Petrobras, con uno de los equipos t¨¦cnicos m¨¢s envidiados del sector y con una gloriosa historia a sus espaldas, actualmente a la deriva, podr¨¢ salvarse con el simple relevo del capit¨¢n del nav¨ªo o si no acabar¨¢ arrastrando a la misma presidenta, no por acusaciones de corrupci¨®n, sino por la responsabilidad que ejerc¨ªa y ejerce sobre la empresa.

Si la gangrena que corroe a Petrobras es tan grave como parece, su historia ser¨¢, sin duda, similar a la del Titanic, que se hundi¨® junto a su capit¨¢n.

Quiz¨¢s por eso Rousseff tiene dificultades para encontrar el sustituto de Foster. Los t¨¦cnicos que podr¨ªan hacerse con el tim¨®n saben c¨®mo funcionan las grandes empresas y temen encontrarse con desagradables sorpresas despu¨¦s de hacerse con los mandos.

Otro interrogante es si Rousseff, con fama de intervencionista, dejar¨¢ las manos libres al nuevo equipo para mover el bistur¨ª con total libertad y devolver as¨ª a Petrobras su independencia t¨¦cnica y comercial, sin la mano oculta de la pol¨ªtica que la use para fines poco republicanos.