Europa debe aprovechar la ocasi¨®n
Los autores instan a recuperar las relaciones con Ir¨¢n por razones tanto estrat¨¦gicas como econ¨®micas
En la negociaci¨®n sobre el tema nuclear iran¨ª se acerca el momento en que habr¨¢ que elegir. Seg¨²n el calendario pactado, el marco pol¨ªtico del acuerdo debe definirse en breve, de manera que se pueda cerrar el acuerdo global antes de que finalice junio.
Las se?ales que llegan desde Ginebra son discordantes. En Ir¨¢n, los enemigos del acuerdo son muchos y poderosos. Los m¨¢s conservadores acusan al presidente Rohan¨ª de haber cedido demasiado, al aceptar la congelaci¨®n del programa nuclear sin haber logrado casi nada a cambio. Pero tambi¨¦n en los otros pa¨ªses que negocian, empezando por el Congreso de EE?UU, la hostilidad es amplia, a menudo solo por razones de pol¨ªtica interior. Ha llegado el momento de trabajar para que estas tendencias no prevalezcan.
M¨¢s all¨¢ de los aspectos m¨¢s t¨¦cnicos, algunos de los cuales han adquirido un relieve m¨¢s simb¨®lico que real, para quienes detentan responsabilidades pol¨ªticas se trata de asegurar un contexto que favorezca un acuerdo satisfactorio para todos.
Para nosotros los europeos, es necesario tener bien claro que la negociaci¨®n con Teher¨¢n es demasiado importante para fracasar. Una reconciliaci¨®n con Ir¨¢n tendr¨ªa un gran relieve estrat¨¦gico, tanto bajo el aspecto geopol¨ªtico como desde el punto de vista econ¨®mico. El primer escenario es el de las crisis regionales. No es realista pensar en derrotar la amenaza global del Estado Isl¨¢mico y de los dem¨¢s grupos terroristas, sin contar con la colaboraci¨®n iran¨ª, y resolver las dram¨¢ticas crisis que ensangrientan Siria e Irak. Lo mismo ocurre con Afganist¨¢n, donde el repliegue occidental tiene el riesgo de dejarlo a merced de los talibanes. E incluso en Israel, m¨¢s all¨¢ de las posturas oficiales, saben muy bien que un Ir¨¢n marginado de la comunidad internacional es de lo m¨¢s peligroso.
Luego est¨¢n las cuestiones econ¨®micas. El aislamiento occidental y las sanciones han orientado los flujos comerciales iran¨ªes hacia Rusia y, m¨¢s recientemente, hacia China. Nosotros hemos perdido un mercado relevante para nuestras empresas. M¨¢s delicada a¨²n es la cuesti¨®n energ¨¦tica, que sobrepasa el ¨¢mbito estrictamente econ¨®mico. La grav¨ªsima crisis en las relaciones con Rusia y la incertidumbre de la situaci¨®n en el Norte de ?frica ponen a Europa frente a encrucijadas determinantes para su futuro. Tambi¨¦n desde esa perspectiva Teher¨¢n puede ser un socio importante, permitiendo diversificar las fuentes de recursos y aumentar nuestro poder contractual cara a los proveedores tradicionales.
Todo esto no supone olvidarse de los derechos humanos o cerrar los ojos ante lo que est¨¢ ocurriendo en Ir¨¢n. La apertura de Teher¨¢n a las relaciones con Occidente no podr¨¢ m¨¢s que favorecer el proceso de reformas internas que, a¨²n con muchas dificultades, ha sido emprendido. Seguramente har¨ªa que muchas coartadas del r¨¦gimen iran¨ª quedaran en nada.
Europa tiene una gran responsabilidad en este dossier. Tiene que poner de su parte para favorecer el regreso de Ir¨¢n a las relaciones internacionales estables y pac¨ªficas. Y as¨ª aprovechar¨ªa una gran ocasi¨®n: dar fe de la fuerza de una pol¨ªtica exterior realmente com¨²n, que opere en favor de la paz y la distensi¨®n a nivel global.
Michel Rocard es ex primer ministro de Francia. Firman tambi¨¦n este art¨ªculo Enrique Bar¨®n Crespo, presidente em¨¦rito del Parlamento Europeo; Elmar Brok, presidente de la Comisi¨®n de Exteriores del Parlamento Europeo, y Pier Ferdinando Casini, presidente de la Comisi¨®n de Exteriores del Senado de Italia.
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