Las esfinges de N¨ªnive
El autor recuerda c¨®mo era el lugar arqueol¨®gico de la antigua ciudad asiria junto a Mosul, durante la guerra de Irak en 2003
-Cuenta la Biblia que N¨ªnive tardaba en recorrerse tres d¨ªas.
-?No te parece un poco exagerado?
-Hombre, depende del trazado.
Contemplando la extensi¨®n donde una vez se alz¨® una de las ciudades m¨¢s emblem¨¢ticas de la antig¨¹edad, tres periodistas se convert¨ªan de pronto ¡ªcosas del oficio¡ª en expertos conocedores de recorridos urban¨ªsticos asirios para determinar el tiempo que tardar¨ªa un hombre en recorrer el laberinto de calles y plazuelas que se levantaba en el terreno que estaba frente a ellos unos 2.600 a?os antes.
La conversaci¨®n se produc¨ªa en la primavera de 2003, en el ca¨®tico Irak inmediatamente posterior a la ca¨ªda de Sadam Hussein, cuando el pa¨ªs de los dos grandes r¨ªos donde naci¨® la civilizaci¨®n pensaba que lo peor hab¨ªa pasado ya y que despu¨¦s del r¨¦gimen de locura de Sadam y de la guerra no pod¨ªa haber nada peor. Un Irak donde el pasado y el presente estaban totalmente revueltos como se mezclan los juguetes en el caj¨®n de un ni?o y al final los indios llevan escafandra de submarinista. As¨ª por ejemplo, las tropas estadounidenses se instalaron en Babilonia y carros de combate Abrahams circulaban en los alrededores de la ciudad m¨¢s hermosa para Ciro o Alejandro Magno entre otros.
En 2003 pr¨¢cticamente no quedaba nada de la N¨ªnive b¨ªblica. Apenas un inmenso terreno cubierto tras las lluvias de una especie de pasto y unas lomas que daban idea de d¨®nde estaban las antiguas murallas, no las disparatadas reconstrucciones ordenadas bajo el r¨¦gimen de Sadam Hussein. La mayor¨ªa de los objetos descubiertos estaban o muy lejos ¡ªLondres¡ª o, en el museo de la ciudad, Mosul. Hubiera sido bueno que dos inmensas esfinges aladas situadas en un p¨®rtico cercano relataran c¨®mo ve¨ªan ellas las cosas. Y c¨®mo hab¨ªan sido testigos impasibles durante miles de a?os de guerras, revoluciones, amores y muertes. Todo nuevo y todo viejo a la vez.
Con el sentido pr¨¢ctico que tienen los de su gremio, el fot¨®grafo de los tres hizo unas fotos a los otros dos junto a las esfinges. Les parec¨ªa a los periodistas que siempre quedar¨ªan all¨ª, pero estaban equivocados. Aquellas dos majestuosas estatuas, talladas en piedra por unas manos humanas hace miles de a?os han quedado reducidas ahora a la nada por obra de otras manos que desprecian cualquier vida y obra humana.
Tal vez nunca nos pondremos de acuerdo en cu¨¢nto se tardaba en cruzar N¨ªnive, pero en lo que seguro habr¨¢ unanimidad es en el espanto que produce ver la destrucci¨®n sin sentido y el fan¨¢tico regodeo de una banda de salvajes.
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