La fragmentaci¨®n del voto amenaza con forzar un empate en Israel
Los sondeos para la legislativas reflejan el estancamiento del partido de Netanyahu y sus rivales de centroizquierda
Uno tras otro, los sondeos reflejan un empate t¨¦cnico entre las dos grandes fuerzas en liza en las legislativas que Israel celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 17. El conservador Likud, del primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu, y la coalici¨®n de centroizquierda Uni¨®n Sionista, que lideran el laborista Isaac Herzog y la exministra Tzipi Livni, siguen corriendo cabeza con cabeza en una campa?a electoral marcada por la fragmentaci¨®n del voto y el auge de los peque?os partidos. Junto a la emergencia de fuerzas de nuevo cu?o, la alianza de las formaciones ¨¢rabes israel¨ªes contribuye a a?adir incertidumbre sobre las urnas.
¡°Ni siquiera est¨¢ claro que se vaya a respetar la tradici¨®n de que forme gobierno el partido m¨¢s votado¡±, advierte de entrada el analista electoral Gideon Raat en su despacho de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n. ¡°Gobernar¨¢ el que sume m¨¢s apoyos a su coalici¨®n¡±. Aunque en teor¨ªa el juego de alianzas deber¨ªa favorecer a Netanyahu ¡ªgracias a los votos de los partidos de sus ministros de Econom¨ªa, Neftal¨ª Bennett, y de Exteriores, Avigdor Lieberman¡ª frente a Herzog y Livni, que s¨®lo tienen garantizado el apoyo del peque?o movimiento de izquierda Meretz, el resto de los aspirantes se cuida mucho de mostrar sus cartas.
El programa de los partidos interesa menos a los ciudadanos que la figura de los candidatos que encabezan las listas. ¡°Sufrimos las consecuencias del modelo personalista que se ha implantado en los ¨²ltimos 20 a?os¡±, puntualiza Raat. En las ¨²ltimas elecciones, celebradas en 2013, el presentador de televisi¨®n Yair Lapid surgi¨® con fuerza de la nada al lograr 19 de los 120 esca?os de la C¨¢mara con un mensaje centrista dirigido a las clases medias.
Ahora se espera que sea el Kulanu, un nuevo partido de corte populista escindido del Likud, el que d¨¦ la sorpresa en las urnas. Su l¨ªder, el exministro Moshe Kahlon, defiende ante todo la libre competencia. Se hizo muy popular al rebajar las tarifas de telefon¨ªa m¨®vil despu¨¦s de acabar con el control de las grandes compa?¨ªas sobre el mercado.
Pese a su tradicional hegemon¨ªa compartida, el Likud y el centroizquierda situado en la ¨®rbita del laborismo se han estancado en los sondeos en la barrera de los 25 esca?os, muy alejados de los 61 que garantizan la mayor¨ªa. Su declive ¡ªimpulsado por un sistema proporcional apenas corregido por la ley electoral y por la circunscripci¨®n nacional ¨²nica¡ª puede acabar forzando un Gobierno de gran coalici¨®n en Israel, seg¨²n se plantean ya muchos analistas israel¨ªes. ¡°Nos encontramos en un escenario parecido al de la IV Rep¨²blica en Francia, que fracas¨® tras la II Guerra Mundial por la ingobernabilidad causada por la atomizaci¨®n de los partidos¡±, explica el profesor Raat.
El antiguo debate pol¨ªtico israel¨ª entre una derecha m¨¢s preocupada por la seguridad y una izquierda que persigue transformaciones sociales parece haber dejado de acaparar la atenci¨®n de los electores. A la volatilidad de los partidos personalistas y las continuas escisiones surgidas en las grandes fuerzas se a?ade la presencia de partidos religiosos jud¨ªos en sus dos grandes ramas, sefard¨ª y askenazi, que intentan incorporarse a las coaliciones, gobierne quien gobierne, para defender sus intereses.
El estancado proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo ha estado en gran medida ausente de la campa?a. Y aunque las cuestiones estrat¨¦gicas han sido elevadas a la m¨¢xima potencia por Netanyahu con su discurso en contra de un acuerdo nuclear con Ir¨¢n ante el Congreso de EE UU, no parecen han tenido impacto en los sondeos. Como reconoce el diplom¨¢tico israel¨ª Yigal Palmor, ¡°la preocupaci¨®n por lo social prima en estas elecciones y ser¨¢ determinante en los resultados del d¨ªa 17¡±.
Han sido precisamente los partidos ¨¢rabes israel¨ªes (20% de la poblaci¨®n y 15% del electorado) los encargados de reabrir el debate p¨²blico sobre el conflicto palestino dentro del Estado jud¨ªo. En contra de la tendencia general a la disgregaci¨®n de los partidos, las fuerzas de la principal minor¨ªa israel¨ª se han concentrado por primera vez en una sola candidatura, que incluye a tres partidos ¨¢rabes y otro mixto ¨¢rabe-israel¨ª. Si logra romper la tendencia abstencionista de su electorado, la denominada Lista Conjunta podr¨ªa ser determinante a la hora de bloquear un tercer mandato consecutivo de Netanyahu o de permitir la investidura de una coalici¨®n de centroizquierda, como en el caso de Isaac Rabin en 1992.
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