Muere el hijo del Perro Aguayo
El luchador mexicano qued¨® inconsciente por una patada del Rey Misterio durante una pelea en Tijuana y falleci¨® horas despu¨¦s en un hospital
Sobre el ring del Auditorio Municipal de Tijuana, Rey Mysterio Jr se fajaba anoche con ese dramatismo artificial tan propio de la lucha libre mexicana. El Hijo del Perro Aguayo, al otro lado, permanec¨ªa ajeno a la pelea, vencido. El resto de luchadores no not¨® nada extra?o porque en cualquier momento, como ocurre en muchas de las funciones, el Perro se pondr¨ªa otra vez en pie, como L¨¢zaro resucitado. El p¨²blico enloquece con la figura del gladiador moribundo que saca fuerzas de donde no las hay para enfrentar a sus enemigos. Pero esta vez no ocurri¨®.
Pedro Aguayo Ram¨ªrez hab¨ªa encajado poco antes una patada de Rey Mysterio que lo noque¨®. El luchador permaneci¨® unos minutos inconsciente en el cuadril¨¢tero, derrumbado sobre las cuerdas, ?hasta que sus compa?eros se dieron cuenta de que no estaba fingiendo. Horas despu¨¦s muri¨® de madrugada en el hospital al que fue trasladado. Seg¨²n el parte m¨¦dico, sufri¨® un traumatismo cervical. El muchacho bravo y pele¨®n que hab¨ªa superado hac¨ªa cuatro a?os un c¨¢ncer de est¨®mago, ha muerto esta vez a los 35 entre enmascarados. Como vivi¨® toda su vida.
El Perro subi¨® por primera vez a un ring a los 15, cuando no era m¨¢s que un chico flaco que en cualquier momento pod¨ªa ser aplastado por uno de estos tipos en mallas que pesan m¨¢s de cien kilos. Su primera gran lucha -aunque no fue cabeza de cartel- la libr¨® en 1995 en la Universal?Wrestling Association, o mejor dicho el Toreo de Cuatro Caminos de la Ciudad de M¨¦xico; pocos espect¨¢culos como este mezclan con tanta maestr¨ªa lo bizarro y lo grandilocuente.
Aguayo hered¨® de su padre, un luchador en la d¨¦cada de los 70 que enfrent¨® a mitos como El Santo, la habilidad en el cuadril¨¢tero y el buen ojo para los negocios. Trabaj¨® para empresas importantes de la lucha libre como Triple A, pero donde m¨¢s ¨¦xito tuvo fue con la suya propia, Los Perros del Mal. El Consejo Mundial, otras de las empresas de este show,??lament¨® en su cuenta oficial de Twitter lo sucedido: "La pena embarga de nuevo nuestos corazones. Descanza en paz, Hijo del Perro Aguayo".
Hay que rebobinar 24 horas. Es de noche y el auditorio de Tijuana est¨¢ repleto. Se disputa un dos contra dos al mejor de tres ca¨ªdas. El Perro recibe una patada en la cara en el minuto seis de la pelea. A continuaci¨®n, otro luchador le enrosca las piernas en el cuello y lo lanza fuera del cuadril¨¢tero. Se ve que el Perro hace por caerse, como si se zambullera en una piscina. Vuelve de inmediato. Rueda en la lona. Cuando se est¨¢ incorporando, Rey Mysterio, un amigo de la infancia,?le golpea el pecho con las dos piernas por delante ("No deber¨ªamos cuestionar los designios de Dios", tuitear¨¢ Rey Misterio al d¨ªa siguiente). Aguayo sale despedido contra las cuerdas. En ese momento ya est¨¢ inconsciente.
Nunca m¨¢s despertar¨¢.
La pelea contin¨²a dos minutos m¨¢s. El griter¨ªo del p¨²blico poco a poco se va apagando. Los tres luchadores en pie siguen con el espect¨¢culo, como si nada. En ese instante hay varias personas alrededor de Aguayo. Un tipo lo intenta reanimar zarande¨¢ndolo. Le refriega en la cara una toalla blanca. Por las im¨¢genes, no se aprecia que tuviera asistencia m¨¦dica inmediata. Una mujer de la organizaci¨®n lo va empujando fuera del cuadril¨¢tero hasta dejarlo arrinconado en una esquina. "?Perro! ?Perro?", grita el p¨²blico, que empieza a darse cuenta de que algo ocurre.?
Los carteles luminosos anuncian hamburguesas grasosas. Rey Mysterio agarra el micr¨®fono y suelta un discurso con modulaciones de voz que buscan agitar a la grada. Pide, en medio de la conmoci¨®n, que dejen un pasillo libre para que el herido sea sacado en volandas. La escena recuerda a los ¨²ltimos momentos con vida del torero Paquirri en la plaza de Pozoblanco, donde se desangr¨® en una enfermer¨ªa de mala muerte. Rodeado de gente que no pod¨ªa o no sab¨ªa salvarlo.?As¨ª tambi¨¦n muri¨® El Hijo del Perro Aguayo.
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