Los Yanomami, v¨ªa WhatsApp

En la ma?ana del pasado viernes, un ind¨ªgena de un pueblo en medio de la selva amaz¨®nica brasile?a y a dos horas de distancia en avioneta del pueblo m¨¢s cercano, Boa Vista, cogi¨® su tel¨¦fono, entr¨® en WhatsApp y empez¨® a teclear el siguiente mensaje: ¡°Soy Anselmo Yanomami, del Estado de Roraima, al norte del pa¨ªs. En nombre de mi pueblo Yanomami xirixana, Xiriana, Sanoma, quiero denunciar a la Secretar¨ªa Especial de la Salud Ind¨ªgena. El pueblo Yanomami est¨¢ muriendo por falta de asistencia m¨¦dica. Son muertes causadas por enfermedades como la neumon¨ªa, la diarrea y la tuberculosis. El pueblo Yanomami pide auxilio. Ay¨²danos a acercar esta situaci¨®n a las autoridades de Brasil y del mundo¡±.

La petici¨®n de socorro ha cruzado miles de kil¨®metros y es uno de los muchos gritos de auxilio que los Yanomami han lanzado en los ¨²ltimos a?os para alertar de la falta de asistencia sanitaria en sus tierras, situadas en la frontera con Venezuela, donde viven actualmente cerca de 25.000 ind¨ªgenas. A principios de este a?o, pintados de negro en se?al de luto y con sus flechas levantadas, un grupo de ellos se adentr¨® en la sede de la Secretar¨ªa Especial de la Salud Ind¨ªgena de Boa Vista para exigir la salida de la coordinadora del Distrito Sanitario Especial Ind¨ªgena Yanomami. ¡°La sanidad solo ha empeorado en los ¨²ltimos cuatro a?os en nuestras tierras, y por eso estamos aqu¨ª exigiendo mejoras para nuestros hijos¡±, declar¨® Junior Yanomami, uno de los l¨ªderes que acompa?an a Anselmo en las reivindicaciones. Ambos forman parte del Consejo del Distrito de Salud Yanomami y Ye¡¯kuana , un grupo que analiza la situaci¨®n sanitaria de 300 pueblos ind¨ªgenas en la mayor reserva en todo el pa¨ªs, con 9,6 millones de hect¨¢reas (m¨¢s que Portugal).

Anselmo narr¨®, en una llamada telef¨®nica con EL PA?S, la situaci¨®n actual. Seg¨²n su relato, durante este a?o 11 ni?os de entre uno y 10 a?os murieron en la zona por diarreas o v¨®mitos. El ¨²ltimo, un ni?o de cinco a?os, el pasado jueves. Tambi¨¦n explic¨® que dos ind¨ªgenas han muerto este a?o por mordedura de serpiente, ya que no hab¨ªa ant¨ªdotos disponibles en el centro de salud de la aldea. ¡°Nuestras comunidades est¨¢n abandonadas, hay comunidades aisladas, sin ning¨²n tipo de asistencia m¨¦dica. Se ha reducido el n¨²mero de profesionales sanitarios que dan asistencia a los pueblos, en los puestos de emergencias no hay equipos ni medicamentos suficientes¡±, asegura.

Los datos de Datasus, sistema del Ministerio de Sanidad que recopila informaci¨®n sanitaria de todo Brasil, muestran que hubo un aumento en las muertes por causas que se habr¨ªan podido evitar con vacunaciones, atenci¨®n a embarazadas, ayuda en el parto y atenci¨®n al reci¨¦n nacido, as¨ª como diagn¨®sticos y tratamientos adecuados. Las informaciones anteriores a 2013, las ¨²ltimas disponibles seg¨²n el Ministerio de Salud, muestran que en el Amazonas y Roraima, donde se concentran las tierras de los Yanomami, se habr¨ªan podido evitar 1.004 muertes, 446 de ellas de menores de cinco a?os. Un aumento del 14% con respecto a 2012, cuando 881 ind¨ªgenas murieron por las mismas causas (390 casos de menores de cinco a?os); y un aumento del 47% en comparaci¨®n con 2011, cuando murieron 681 personas (247 ni?os de hasta cinco a?os de edad).

En la poblaci¨®n general de los dos Estados tambi¨¦n aumentaron las muertes, pero a un ritmo mucho menor: 4,55% entre 2013 y 2012 y 7,35% entre 2013 y 2012. Los datos generales de mortalidad de los ind¨ªgenas que viven en las zonas rurales de Brasil revelan que el problema se ha agravado en todo el pa¨ªs. En 2012, la tasa de mortalidad infantil de los pueblos ind¨ªgenas en todo Brasil fue de 37,8 por cada 1.000 nacidos vivos. En 2011, era de 32,2. En el caso de la poblaci¨®n que no es ind¨ªgena, la tasa es de 21 muertes por cada 1.000 beb¨¦s nacidos vivos.

¡°Nuestra situaci¨®n es cr¨ªtica. Aqu¨ª en Roraima nos dicen que es culpa de Brasilia, que no env¨ªa el dinero suficiente. Llamamos a Brasilia y all¨ª nos aseguran que env¨ªan el dinero y no llega, aseguran no saber lo que pasa. Pero el pueblo Yanomami est¨¢ muriendo y necesitamos saber por qu¨¦ esto sigue pasando¡±, explica Anselmo Yanomami.