EE UU sugiere un apoyo indirecto al banco asi¨¢tico que propone China
Washington condiciona su luz verde a que las instituciones que ya se dedican al desarrollo se impliquen en los proyectos
Estados Unidos trata de corregir el tiro, tras quedar en evidencia por su rechazo a que Reino Unido participara como socio fundador del Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructuras. Francia, Italia y Alemania se sumaron poco despu¨¦s a la iniciativa china. Ahora la Administraci¨®n Obama matiza su postura, al proponer que las organizaciones que ya se dedican al desarrollo participen en la financiaci¨®n de los futuros proyectos.
¡°Apoyamos nuevas instituciones multilaterales que sirvan para reforzar la arquitectura financiera internacional¡±, indica Nathan Sheets, responsable de asuntos internacionales en el Tesoro. Aunque a regl¨®n seguido precisa que la financiaci¨®n de este tipo de proyectos deber¨ªa hacerse con ¡°instituciones ya existentes, como el Banco Mundial o el Banco Asi¨¢tico de Desarrollo¡±. El argumento es que eso ¡°ayudar¨¢ a asegurar su alta calidad y plazos¡±.
El AIIB, en sus siglas en ingl¨¦s, funcionar¨¢ como una agencia para el desarrollo de la regi¨®n asi¨¢tica. Los cuatro pa¨ªses europeos que la apoyan ser¨ªan accionistas desde el momento de la fundaci¨®n del fondo que patrocina China. Pek¨ªn ya propuso crear este instrumento en 2013. Washington, sin embargo, lo ve como un intento por restar relevancia al Banco Mundial, la instituci¨®n que financia el desarrollo y donde es el principal accionista.
La agencia, cuya estructura de Gobierno debe ser a¨²n definida, tendr¨ªa un capital inicial de 50.000 millones de d¨®lares, un tercio que el Banco Asi¨¢tico de Desarrollo. Evidentemente, no tendr¨¢ en sus comienzos la experiencia ni el personal de instituciones con siete d¨¦cadas de existencia como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. La colaboraci¨®n de la que habla ahora el equipo de Obama busca evitar que se convierta en un instrumento de pol¨ªtica exterior de Pek¨ªn, se?ala The Wall Street Journal.
Para que EE UU pudiera entrar como socio en el AIIB, antes deber¨ªa aprobarlo el Congreso. Aparte de ese gran obst¨¢culo legal, tampoco est¨¢ claro que Washington tenga mucho que ganar con su adhesi¨®n, aunque s¨ª le permitir¨ªa participar o influir de alguna manera en su dise?o desde el principio. Su alternativa para estrechar lazos con Asia pasa m¨¢s bien por el Banco Mundial y los acuerdos de libre comercio con las econom¨ªas de la regi¨®n m¨¢s abiertas.
El temor de fondo es que este nuevo banco, fondo o agencia logre el potencial de crear nuevas alianzas que acaben marginando las instituciones establecidas en Washington o en las que EE UU tiene un peso significativo. Por eso introduce ahora la propuesta para que los proyectos de la nueva organizaci¨®n que lidera China est¨¦n cofinanciados por los organismos antes citados. Es, como se?ala el Journal, un ¡°apoyo indirecto¡± al AIIB.
EE UU y Jap¨®n correr¨ªan el riesgo de quedar relegados al puesto de meros espectadores
El Banco Mundial, por su parte, mantiene desde hace tiempo conversaciones con China para ver de qu¨¦ manera las instituciones pueden complementarse en lugar competir por los proyectos futuros, para de paso garantizar la alta calidad de los mismos y que se respetan reglas sociales y medioambientales. Pek¨ªn asegura que su iniciativa est¨¢ abierta a la cooperaci¨®n con otros organismos dedicados al desarrollo, aunque debe definirse esta colaboraci¨®n.
La agencia es de momento algo m¨¢s bien simb¨®lico. Pero el choque tiene lugar mientras los pa¨ªses en desarrollo critican a Washington por bloquear la reforma que les debe dar m¨¢s peso en el Fondo Monetario Internacional. Jack Lew, secretario del Tesoro, dijo la semana pasada al Congreso que aprobar el nuevo r¨¦gimen de cuotas era ¡°cr¨ªtico¡±, porque la negativa actual empezaba a ser una amenaza para la ¡°credibilidad e inflencia¡± internacional de EE UU.
Lew precisaba, adem¨¢s, que la modernizaci¨®n de la estructura de gobierno del FMI ¡°preserva el s¨®lido liderazgo¡± de EE UU a la hora de definir la organizaci¨®n multilateral. ¡°Pero nuestro continuo fracaso al aprobar el nuevo r¨¦gimen de cuotas y las reformas de gobierno del FMI est¨¢n causando que otros pa¨ªses, incluidos algunos de nuestros aliados, se cuestionen nuestro compromiso con esta y otras instituciones multilaterales en las que trabajamos¡±.
El forcejeo de la semana pasada es una evidencia en este sentido, y sucede mientras China hace crecer su influencia por toda la regi¨®n asi¨¢tica, Am¨¦rica Latina e incluso Europa. Como se?alaba este pasado fin de semana el equipo editorial del The Washington Post, el hecho de que cuatro aliados europeos clave encuentren ventajoso sumarse al fondo podr¨ªa llevar a pa¨ªses como Australia y Corea del Sur a tomar posiciones tambi¨¦n en la agencia.
EE UU y Jap¨®n -que lidera el Banco de Desarrollo Asi¨¢tico- correr¨ªan en este caso del riesgo de quedar relegados al puesto de meros espectadores, a?ade. La respuesta para la Administraci¨®n Obama, por tanto, no es f¨¢cil ante este giro inesperado de sus socios europeos. Lo que tampoco est¨¢ claro es que el aprobado de Washington a los fondos que deben permitir la reforma del FMI, dando un peso mayor a Pek¨ªn, vayan a resolver el entuerto.
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