El Ej¨¦rcito de Daniel Ortega
El presidente de Nicaragua se ha asegurado con varios cambios legislativos la obediencia del cuerpo militar, de nuevo criticado por su represi¨®n
Cuando el jefe del Ej¨¦rcito de Nicaragua, el general Julio C¨¦sar Avil¨¦s, tom¨® por segunda vez posici¨®n de su cargo, el pasado 21 de febrero, un elocuente silencio de parte de los exjefes militares marc¨® la ceremonia de investidura: su ausencia en el acto oficial, presidido por el presidente Daniel Ortega, fue interpretada como un malestar por la ruptura en la institucionalidad del cuerpo castrense y una oposici¨®n al continuismo en el liderazgo militar.
Tras la transici¨®n pol¨ªtica iniciada en Nicaragua en 1990, cuando el Frente Sandinista perdi¨® el poder de forma democr¨¢tica en un hist¨®rico proceso electoral, el Ej¨¦rcito de este pa¨ªs centroamericano ¡ªnacido de la guerrilla que combati¨® a la dictadura somocista¡ª comenz¨®, contra todo pron¨®stico, una profunda reforma interna con la que pas¨® de ser el poderoso brazo armado en tiempos de guerra (con voz en las tomas de decisiones pol¨ªticas del Gobierno) a una instituci¨®n sujeta al poder civil y cuyas funciones se redujeron a trabajos de desminado, protecci¨®n de los recursos naturales, respuesta ante desastres y apoyo en la lucha contra el narcotr¨¢fico.
El cuerpo militar pas¨® entonces de contar con 90.000 efectivos a poco menos de 20.000, adem¨¢s de ver dr¨¢sticamente reducido su presupuesto y el gasto militar, sin sentido ya en un pa¨ªs que iniciaba su camino a la paz, tras una larga y cruenta guerra civil que dej¨® miles de muertos y desplazados.
Fue a mitad de los a?os noventa, durante la administraci¨®n de Violeta Chamorro, que se realizaron profundas reformas en la Constituci¨®n pol¨ªtica de Nicaragua, en las que se establec¨ªa la subordinaci¨®n del Ej¨¦rcito a la autoridad civil. Tambi¨¦n se cre¨® un nuevo C¨®digo Militar que institu¨ªa los procedimientos de sucesi¨®n en la jefatura del Ej¨¦rcito, as¨ª como los ascensos dentro de la carrera militar. ¡°El prop¨®sito era que las decisiones importantes sobre el Ej¨¦rcito [como los nombramientos de sus jefes] no estuvieran sujetas a criterios del Presidente¡±, explic¨® Elvira Cuadra, directora del Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos y Pol¨ªticas P¨²blicas (IEEPP), especializado en temas de seguridad y gobernabilidad.
Con el regreso al poder de Daniel Ortega, el Ej¨¦rcito comenz¨® a deteriorarse
De esta manera los militares pasaron de tener un destacado papel en la vida de Nicaragua a encerrarse en sus cuarteles, mientras se produc¨ªa un ordenado traspaso en la jefatura de la instituci¨®n cada cinco a?os y se garantizaban los ascensos seg¨²n las leyes. El Ej¨¦rcito se convirti¨®, entonces, en una de las instituciones m¨¢s respetadas por los nicarag¨¹enses, seg¨²n todas las encuestas de la ¨¦poca. Pero en 2007, con el regreso al poder de Daniel Ortega, la instituci¨®n comenz¨® a deteriorarse, obedeciendo los deseos de su comandante en jefe y repitiendo los vicios del tambi¨¦n l¨ªder del Frente Sandinista.
¡°El Ej¨¦rcito se jodi¨® en 2007, cuando se le reaviv¨® el corazoncito rojinegro¡±, explica Roberto Cajina, experto en temas militares y de seguridad. Cajina hace referencia a los colores rojo y negro de la bandera del Frente Sandinista. ¡°En realidad nunca perdieron ese coraz¨®n rojinegro, el Ej¨¦rcito nunca dej¨® de ser Frente Sandinista. El problema es que ahora no s¨®lo es Frente, sino que es orteguista¡±, asegura.
Sentado en la silla presidencial por segunda vez despu¨¦s de casi 20 a?os liderando la oposici¨®n en Nicaragua, una de las primeras medidas de Daniel Ortega fue asegurarse la obediencia de la Jefatura del Ej¨¦rcito y de la Polic¨ªa Nacional. El mandatario, a golpe de decretos, fue reduciendo el papel que ten¨ªa el Ministerio de Defensa como v¨ªnculo entre lo militar y lo civil y orden¨® una relaci¨®n directa entre ¨¦l y los generales del cuerpo castrense y los comisionados de la polic¨ªa. Estos lo obedecer¨ªan solamente a ¨¦l.
Ortega comenz¨® un proceso de cambio en la Constituci¨®n pol¨ªtica de Nicaragua, que termin¨® en 2013 con una reforma apoyada por la jefatura militar y en la que el presidente se garantizaba la reelecci¨®n indefinida y con ella la permanencia en el poder. Adem¨¢s, el mandatario, cuyo partido controla la Asamblea Nacional, present¨® una reforma al C¨®digo Militar en la que se eliminaba la prohibici¨®n de reelecci¨®n para el jefe militar, y en julio de 2014, a golpe de decreto, el mandatario, a trav¨¦s de su esposa y vocera oficial, Rosario Murillo, inform¨® a la naci¨®n de que hab¨ªa ordenado al general Julio C¨¦sar Avil¨¦s mantenerse como jefe del Ej¨¦rcito, rompiendo de esta manera el cambio peri¨®dico que se realizaba cada cinco a?os en la jefatura militar.
La decisi¨®n caus¨® malestar entre los militares retirados y el pasado 21 de febrero los exjefes del Ej¨¦rcito, de forma elocuente, no asistieron a la investidura de Avil¨¦s, que march¨® a la par de Ortega en un acto oficial cuyo escenario estaba engalanado con las banderas rojinegras del FSLN.
El Ej¨¦rcito ha sido duramente criticado por organizaciones de la sociedad civil tras la dura represi¨®n desatada contra miles de campesinos que han protestado contra el proyecto del Canal Interoce¨¢nico, una megaobra de ingenier¨ªa valorada en 50.000 millones de d¨®lares, concesionada a un empresario chino desconocido, Wang Jing. La construcci¨®n del Canal afectar¨ªa una amplia regi¨®n de Nicaragua, lo que har¨ªa necesario expropiar miles de hect¨¢reas en la zona, afectando a m¨¢s de 30.000 personas. Militares del Ej¨¦rcito de Nicaragua han acompa?ado a los trabajadores chinos que realizan censos en la ruta canalera y se han encargado de resguardar intereses de la empresa china HKND, adem¨¢s de intervenir en operaciones de represi¨®n contra quienes se oponen al Canal, seg¨²n denuncias de organizaciones de derechos humanos.
Estas organizaciones tambi¨¦n culpan al Ej¨¦rcito de estar involucrado en la explosi¨®n de una mochila bomba en el norte de Nicaragua, que dej¨® cuatro personas muertas. La explosi¨®n, seg¨²n estos organismos, iba dirigida a supuestos hombres que se han levantado en armas contra el Gobierno de Ortega, aunque el Ej¨¦rcito ha negado la existencia de estos grupos. ¡°Estamos viendo en Nicaragua los mismos m¨¦todos de inteligencia militar que se utilizaron en otras ¨¦pocas para eliminar a los armados¡±, denunci¨® Vilma N¨²?ez, presidenta del Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos (CENIDH).
Intereses econ¨®micos
A la par de las denuncias de violaciones a los derechos humanos, el Ej¨¦rcito es se?alado por convertirse en una gran corporaci¨®n, con intereses econ¨®micos en el sector financiero, acciones en la Bolsa de Valores de Estados Unidos, inversiones en el sector de salud, inmobiliario y de la construcci¨®n, ferreter¨ªas, hoteles, industrias farmac¨¦uticas, entre otros, con activos que en 2009 superaban los 42 millones de d¨®lares. ¡°El patrimonio del Ej¨¦rcito ha crecido hasta vincularse con sectores clave de la econom¨ªa, entr¨® a competir con otros fuertes grupos econ¨®micos¡±, dice Elvira Cuadra, del IEEPP. ¡°No deber¨ªa ser as¨ª, porque eso desvirt¨²a la funci¨®n para la que el Ej¨¦rcito ha sido creado y su naturaleza como instituci¨®n que debe estar en funci¨®n de la protecci¨®n del Estado y su soberan¨ªa¡±, agreg¨®.
¡°El Ej¨¦rcito dej¨® de ser una instituci¨®n que defiende la soberan¨ªa para ser un cuerpo corporativo que defiende sus intereses¡±, coincide el analista Roberto Cajina. ¡°Pero ahora los intereses corporativos de Daniel Ortega se conjugaron con los de la jerarqu¨ªa del Ej¨¦rcito¡±, agrega, en relaci¨®n a los negocios que, al amparo del Estado y la ingente cooperaci¨®n petrolera que entrega directamente Venezuela, ha creado la familia Ortega, propietaria de medios de comunicaci¨®n, hoteles, empresas de seguridad, con intereses en financieras y fincas de ganado de primera calidad. ¡°El Ej¨¦rcito se ha dejado copar por Ortega¡±, asegura Cajina. ¡°Deja que, por protecci¨®n de sus intereses corporativos, los maneje a su manera¡±.
El analista asegura que desde 2007 el Ej¨¦rcito comenz¨® un nuevo proceso interno, esta vez no para adaptarse a la Nicaragua en tiempos de paz, sino ¡°para dejar de ser una instituci¨®n nacional¡± y pasar al servicio del Comandante Daniel Ortega.
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