Obama prepara un pacto que redefina Oriente Pr¨®ximo y marque su legado
El presidente de EE UU afronta el tramo final de la negociaci¨®n nuclear con Ir¨¢n
Es el sue?o de todo presidente de Estados Unidos cuando se acerca el final de su mandato: ocupar un lugar honorable en los libros de historia. Y un gran acuerdo internacional puede redimir un legado dudoso. Richard Nixon, asociado al esc¨¢ndalo del Watergate, sell¨® la reconciliaci¨®n con China en plena Guerra Fr¨ªa. Jimmy Carter, que gobern¨® en una ¨¦poca de marasmo econ¨®mico, presidi¨® los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel.
Barack Obama, que terminar¨¢ su segundo y ultimo mandato en enero de 2017, ha iniciado el proceso de reconciliaci¨®n con Cuba, un enemigo de m¨¢s de medio siglo. Y ahora est¨¢ a punto de pactar con Ir¨¢n, enemigo de EE?UU desde la revoluci¨®n de 1979. Las conversaciones se centran en el programa nuclear iran¨ª, con el objetivo de evitar que este pa¨ªs se haga con la bomba at¨®mica.
La inc¨®gnita es si un acuerdo ir¨¢ m¨¢s all¨¢ del programa nuclear, si propiciar¨¢ un acercamiento entre ambos pa¨ªses, si el proceso desembocar¨¢ en el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas, como debe ocurrir con Cuba en las pr¨®ximas semanas, E Ir¨¢n ser¨¢ la llave de la estabilizaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo.
Triple frente contra el acuerdo
- Los mul¨¢s iran¨ªes son reacios a un acuerdo que les obligar¨ªa a limitar el programa de enriquecimiento de uranio (el combustible necesario para fabricar la bomba) y limitar¨ªa su uso a fines civiles
- Algunos pa¨ªses aliados, desde Israel hasta los arabes sun¨ªes como Arabia Saud¨ª, recelan ante el ascenso de una potencia chi¨ª.
- La mayor¨ªa republicana del Congreso de EE UU invit¨® a hablar contra el acuerdo al primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, y envi¨® una carta a los l¨ªderes de Ir¨¢n para advertirles de que el acuerdo puede anularse cuando Obama abandone la Casa Blanca.
EE?UU e Ir¨¢n fueron aliados hasta la revoluci¨®n isl¨¢mica de 1979. Entonces rompieron relaciones. La embajada iran¨ª de Massachusetts Avenue, en el barrio diplom¨¢tico de Washington, es hoy un edificio fantasmal.
En conversaciones por separado con EL PA?S, un veterano diplom¨¢tico estadounidense y otro iran¨ª coinciden: una serie de intereses comunes unen a EE?UU e Ir¨¢n. El acuerdo nuclear permitir¨¢ ampliar las negociaciones a ¨¢mbitos como la lucha contra el Estado Isl¨¢mico en Siria e Iraq o la estabilizaci¨®n de Afganist¨¢n tras la retirada de EE?UU. Pero el deshielo definitivo ¡ªla reapertura de embajadas¡ª queda lejos.
"Est¨¢ claro que ambas partes tiene unos intereses que van m¨¢s all¨¢ del acuerdo nuclear", afirma Thomas Pickering, uno de los diplom¨¢ticos m¨¢s destacados de EE?UU en los ¨²ltimos treinta a?os. Pickering, ahora adscrito al laboratorio de ideas Brookings Institution, fue embajador en Israel, ante la ONU y en la Federaci¨®n Rusa, entre otros destinos que le situaron en primera l¨ªnea de la Guerra Fr¨ªa y de los primeros a?os posteriores a la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Ha trabajado con presidentes republicanos y dem¨®cratas.
"Nos guste o no, sobre los grandes problemas de Oriente Pr¨®ximo, Ir¨¢n y EE UU, Ir¨¢n y Europa, Ir¨¢n y Occidente, Ir¨¢n y las potencias mundiales est¨¢n en el mismo barco", dice Seyed Hossein Mousavian, que fue embajador de Ir¨¢n en Alemania y portavoz del equipo negociador iran¨ª sobre el programa nuclear, antes de caer en desgracia tras el ascenso al poder de Mahmud Ahmadinejad y trasladarse a EE?UU. Mousavian es ahora investigador en la Universidad de Princeton.
Nos guste o no, sobre los grandes problemas de Oriente Pr¨®ximo, Ir¨¢n y las potencias mundiales est¨¢n en el mismo barco"
Seyed H. Mousavian,?portavoz del equipo negociador iran¨ª
Los contornos del acuerdo se perfilan. A cambio de acceder a un r¨¦gimen estricto de inspecciones, el Consejo de Seguridad de la ONU y EE?UU acceder¨ªan a levantar una parte de las sanciones que ahogan la econom¨ªa iran¨ª. Ir¨¢n mantendr¨ªa el programa nuclear a un nivel lo bastante bajo para que, si decidiese romper el acuerdo, necesitase un a?o para fabricar la bomba. Esto dar¨ªa a EE?UU y a sus aliados el tiempo suficiente para reaccionar. El plazo para llegar a un acuerdo de principios vence a final de mes, aunque podr¨ªa prorrogarse. El plazo para el acuerdo definitivo es junio.
"Si lo consiguen", dice Mousavian, "entonces el segundo paso puede ser la cooperaci¨®n para luchar contra el terrorismo, contra el EI [el Estado Isl¨¢mico]. El tercer paso podr¨ªa ser la cooperaci¨®n entre Ir¨¢n y Estados Unidos para la paz y la estabilidad en Irak y Afganist¨¢n. El cuarto, el di¨¢logo en Siria".
El ascenso de Estado Isl¨¢mico ha situado a Ir¨¢n y EE UU en el mismo bando en Siria e Irak. Tambi¨¦n los talibanes en Afganist¨¢n son enemigos comunes de Ir¨¢n y EE?UU. Existe hoy una confluencia de intereses en el Oriente Pr¨®ximo. Pero algunos analistas advierten de que con el acuerdo nuclear no desaparecer¨¢n ni la ret¨®rica iran¨ª contra Israel, ni las suspicacias de las potencias sun¨ªes como Arabia Saud¨ª, ni el expansionismo chi¨ª ni los v¨ªnculos con grupos como la milicia-partido liban¨¦s Hezbol¨¢ ni la aspiraci¨®n ¡ªnegada por Ir¨¢n¡ª de obtener alg¨²n d¨ªa la bomba nuclear.
"No hay ninguna prueba de que las negociaciones conduzcan a una distensi¨®n m¨¢s amplia", escribe en un informe sobre la negociaci¨®n Anthony Cordesman, analista en el Centro para los Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales. Ir¨¢n no es Cuba.
Mousavian argumenta que EE UU es la potencia internacional m¨¢s influyente en la regi¨®n e Ir¨¢n, la potencia regional m¨¢s influyente. "Mientras no puedan cooperar, no habr¨¢ paz y estabilidad en Oriente Pr¨®ximo, en el golfo P¨¦rsico", dice.
"Ya existe un m¨ªnimo de cooperaci¨®n, en Irak, para tratar con el Estado Isl¨¢mico", dice Pickering. "Han hablado con frecuencia sobre Afganist¨¢n, donde comparten un punto de vista com¨²n. Siria ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil, pero no imposible. Y despu¨¦s est¨¢n las cuestiones bilaterales. ?Qu¨¦ ocurre con el dinero que todav¨ªa tenemos nosotros y perteneci¨® al Sha [el l¨ªder de Ir¨¢n antes de la revoluci¨®n]?". Pickering ve paralelismos entre el viaje de Nixon a China en 1972 y el acercamiento de Obama a Ir¨¢n. "En ambos casos, se necesit¨® a alguien que fuera fuerte y comprometido [con la iniciativa]", dice.
Las diferencias son enormes. Empezando por el m¨¦todo: nadie plantea por ahora que Obama viaje a Teher¨¢n. Otra diferencia: Obama, que es dem¨®crata, se topa con la oposici¨®n republicana en Washington. El republicano Nixon no ten¨ªa ese problema.
"Por eso", concluye Pickering, "Nixon logr¨® que su partido cambiase de posici¨®n en China". S¨®lo un republicano, un furibundo anticomunista como Nixon, pod¨ªa reconciliarse con la China mao¨ªsta sin despertar sospechas.
Nuevo frente de tensi¨®n con Israel
Tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como el Departamento de Estado evitaron este martes confirmar o desmentir la informaci¨®n, publicada por el diario The Wall Street Journal, sobre que el Gobierno israel¨ª espi¨® las negociaciones nucleares entre Ir¨¢n y seis potencias (China, EE UU, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania).
Seg¨²n el rotativo, que cita a cargos y excargos oficiales estadounidenses, EE UU conoci¨® el espionaje poco despu¨¦s de que se iniciaran el a?o pasado las negociaciones. Los servicios de inteligencia estadounidenses descubrieron el escrutinio al precisamente estar espiando ellos a Israel. El Journal se?ala que el espionaje israel¨ª formaba parte de una campa?a del primer ministro Benjamin Netanyahu para afianzar su oposici¨®n a esas negociaciones y la informaci¨®n obtenida fue facilitada a congresistas estadounidenses para as¨ª incrementar el rechazo en Washington a un posible acuerdo.
El ministro de Exteriores israel¨ª, Avigdor Lieberman, neg¨® este martes cualquier espionaje de las negociaciones nucleares ni contra EE UU, informa la agencia Efe.
En una rueda de prensa con su hom¨®logo afgano, Obama dijo que su Gobierno ha "informado a los israel¨ªes" sobre el curso de las negociaciones con Ir¨¢n, cuyo plazo para llegar a un acuerdo expira a final de mes. La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que EE UU seguir¨¢ informando a Israel y record¨® que en el pasado Washington manifest¨® su "preocupaci¨®n" acerca de posibles filtraciones de las negociaciones.
La informaci¨®n del espionaje llega en pleno distanciamiento de EE UU con Netanyahu por su oposici¨®n, al final de la campa?a electoral en Israel, a la creaci¨®n de un Estado palestino y sus comentarios despectivos sobre los ¨¢rabes-israel¨ªes.
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