Leyendas urbanas
EE UU sufre una fatiga de intervenir en el exterior, pero no puede abandonar el mundo
El centro de investigaci¨®n norteamericano Pew descubri¨® en 2013 que la mayor¨ªa de los encuestados, en 39 pa¨ªses, cre¨ªan que China ya era o pronto ser¨ªa la primera superpotencia; esta sensaci¨®n la compart¨ªan m¨¢s de la mitad de los estadounidenses. El que EE UU no sea capaz por s¨ª solo de ordenar un mundo crecientemente desconcertado, no significa que la naci¨®n de George Washington est¨¦ en fase ca¨ªda del Imperio Romano. El mantra del supuesto triunfo global de China, sin descarrilamiento posible, y el declive de EE UU, cuyo siglo ya habr¨ªa caducado, son dos leyendas urbanas. A EE UU le cabr¨ªa la afirmaci¨®n del genial Mark Twain: ¡°Las noticias sobre mi muerte son muy exageradas¡±; al tiempo, la hiperpotencia china ser¨ªa una noticia bomba a¨²n prematura.
Por el momento, EE UU no tiene alternativa como naci¨®n capaz a¨²n de proyectar su influencia y liderazgo en todos los continentes. El c¨®ctel de econom¨ªa flexible, tecnolog¨ªa y su joven demograf¨ªa le conceden un incontestable poder blando. Solo una muy improbable alianza anti-Washington de India y China, a la que superar¨¢ en poblaci¨®n antes de 2025, eclipsar¨ªa a EE UU. Sin embargo, ante el rompecabezas mundial, no est¨¢ de m¨¢s preguntarse, como hace en su ¨²ltimo libro Joseph Nye, si se ha acabado el siglo americano (Is the American Century Over?, Polity Press). Su respuesta, con matices, es negativa.
Obama posee todav¨ªa algunas bazas para intentar prolongar el XXI como el siglo americano. No quiere ser un segundo Carter, necesita un relato internacional para pasar a la historia. Impedir que Ir¨¢n, el verdadero Estado isl¨¢mico existente, se arme con la Bomba, tendr¨ªa como contrapartida el regreso de la gran naci¨®n persa a la comunidad internacional. La inminente vuelta de Cuba al concierto latinoamericano es obra de Washington. La deriva de la Rusia nuclear de Putin solo puede ser reconducida desde EE UU.
EE UU sufre una fatiga de intervenci¨®n en el exterior, pero no puede abandonar el mundo. En Asia Central, no puede salir del todo de Afganist¨¢n. Profundiza su implicaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo. Sus aviones, necesarios para contener al Estado Isl¨¢mico, vuelven a bombardear Tikrit, donde combate con Ir¨¢n como aliado; la guerra civil en Yemen atrapa de nuevo a Washington en el avispero de Oriente Medio y sus contiendas de religi¨®n. Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n se enfrentan por facciones interpuestas en el pa¨ªs m¨¢s pobre de la regi¨®n. EE UU y los pa¨ªses del Golfo no permitir¨ªan el control iran¨ª del cuello de botella estrat¨¦gico del estrecho de Bab el Mandeb, en la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, que separa el ?ndico y el mar Rojo en la ruta del Canal de Suez hacia el Mediterr¨¢neo. Treinta kil¨®metros en su punto m¨¢s angosto por donde navegan 20.000 barcos al a?o.
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