El maltrato y la extorsi¨®n habitan en las c¨¢rceles de mujeres en M¨¦xico
La Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos documenta discriminaci¨®n, sobrepoblaci¨®n y autogobierno en las prisiones femeninas del pa¨ªs
Ser mujer en una prisi¨®n mexicana significa vivir en medio de discriminaci¨®n, maltrato y extorsi¨®n. Esta es la conclusi¨®n de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tras revisar las condiciones de 77 de los 102 centros penitenciarios para mujeres en M¨¦xico. En un informe, el organismo desvela desde la insuficiencia de recursos humanos y materiales en las instalaciones de las c¨¢rceles hasta el cobro de cuotas, abuso sexual y prostituci¨®n, as¨ª como extralimitaci¨®n de las funciones de las autoridades que administran los centros.
El Informe Especial sobre las Mujeres Privadas de la Libertad en los Centros de Reclusi¨®n de la Rep¨²blica Mexicana, publicado este lunes, apunta que las prisiones para mujeres en M¨¦xico ¡°contravienen normas nacionales e internacionales y violan los derechos humanos relacionados con el trato digno, la legalidad y la seguridad jur¨ªdica, la protecci¨®n de la salud, la integridad personal y la reinserci¨®n social de las internas¡±. La CNDH lleva pidiendo al Gobierno mexicano que trabaje para mejorar las condiciones de las c¨¢rceles desde 2013, cuando present¨® un reporte con resultados similares, sin que hasta ahora existan avances.
La CNDH acudi¨® a las prisiones de mujeres entre febrero y marzo de 2014 y encontr¨® que los centros con el mayor n¨²mero de irregularidades se encuentran en el Estado de Guerrero, al suroeste de M¨¦xico, en las c¨¢rceles de Chilpancingo y Acapulco. Aunque la capacidad de los penales no est¨¢ superada ¡ªde los 11.259 espacios, est¨¢n ocupados 11.107¡ª los observadores de la Comisi¨®n encontraron hacinamiento y distribuci¨®n desproporcionada de reclusas. Algunas de las mujeres duermen en el suelo, mientras que otras ocupan espacios privilegiados. Otras viven en ¨¢reas para hombres, porque los centros carecen de una zona habitacional para mujeres.
El autogobierno como forma de organizaci¨®n en el interior de las prisiones ha llamado la atenci¨®n de los observadores. Algunas reclusas se encargan de la venta de espacios y servicios ¡ªque en teor¨ªa son gratuitos¡ª y los administran como si fueran mafias, que en algunos casos son supervisadas por hombres desde la c¨¢rcel varonil. La CNDH encontr¨® tambi¨¦n que algunas mujeres cuentan con privilegios como tel¨¦fonos m¨®viles, hornos de microondas, frigor¨ªficos y aparatos de televisi¨®n, con el consentimiento de las autoridades de los centros.
El informe se?ala que los responsables de los centros han incurrido en ¡°golpes, amenazas, humillaciones y trato discriminatorio¡± contra las internas. Dentro de las prisiones hay importantes deficiencias: la mayor¨ªa de las reclusas dice que recibe solo dos comidas al d¨ªa y que la alimentaci¨®n no es balanceada. Adem¨¢s, siempre seg¨²n la informaci¨®n incluida en el reporte, la falta de higiene ha generado plagas de insectos y roedores. La atenci¨®n m¨¦dica dentro de las c¨¢rceles es escasa y no existe atenci¨®n adecuada para la detecci¨®n de padecimientos como el c¨¢ncer de mama, el cervicouterino o el VIH. Tampoco son tratadas las adicciones de las presas. ¡°El personal m¨¦dico no integra adecuadamente los expedientes cl¨ªnicos, se abstiene de practicar certificaciones de integridad f¨ªsica a las internas sancionadas y acudir a las ¨¢reas donde son alojadas para verificar su estado de salud o bien, no supervisa la preparaci¨®n de los alimentos¡±, se lee en el informe.
No existe atenci¨®n adecuada para la detecci¨®n de padecimientos como el c¨¢ncer de mama, el cervicouterino o el VIH
Casi la mitad de las mujeres en prisi¨®n en M¨¦xico ¡ªel 46,33%¡ª tiene entre 18 y 30 a?os. Algunas reclusas han pedido que sus hijos vivan con ellas en los centros. La CNDH se?ala, sin embrago, que en algunos de los casos las prisiones no lo permiten y que otras c¨¢rceles solo dejan que los menores est¨¦n con las madres en sus primeros tres a?os. Los observadores se?alan que tampoco existe atenci¨®n m¨¦dica, educaci¨®n ni una alimentaci¨®n adecuada para los ni?os que viven con sus madres en las c¨¢rceles.
La Comisi¨®n concluye que, ante las numerosas deficiencias, es dif¨ªcil lograr que las presas en c¨¢rceles mexicanas consigan una recuperaci¨®n y reintegraci¨®n ¨®ptima en la sociedad tras cumplir con sus sentencias. ¡°El Estado mexicano, al no dar atenci¨®n adecuada a esa poblaci¨®n penitenciaria, incumple con su obligaci¨®n de adoptar medidas para asegurar que las mujeres bajo su custodia gocen de todos los derechos que les corresponden en su calidad de internas¡±, apunta la CNDH.
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