Varios ataques elevan la tensi¨®n en Turqu¨ªa a dos meses de las elecciones
Un hombre asalta la sede del partido gobernante y dos hombres atacan una comisar¨ªa
La tensi¨®n pol¨ªtica y social en Turqu¨ªa no ceja de crecer a medida que se acercan las cruciales elecciones del pr¨®ximo 7 de junio, en las que el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) pretende lograr su cuarta mayor¨ªa absoluta consecutiva, de manera que pueda modificar la Constituci¨®n y transformar el pa¨ªs en una rep¨²blica presidencialista dirigida por el pol¨¦mico actual jefe de Estado, el islamista Recep Tayyip Erdogan.
Este mi¨¦rcoles, mientras ten¨ªa lugar el funeral del fiscal Mehmet Selim Kiraz, asesinado el martes durante un secuestro perpetrado por el grupo armado de extrema izquierda Partido-Frente de Liberaci¨®n del Pueblo Revolucionario (DHKP-C), un hombre armado tom¨® la sede del AKP en el distrito de Kartal (en la parte asi¨¢tica de Estambul) y oblig¨® al personal a abandonar el edificio. La polic¨ªa logr¨® neutralizarlo sin que nadie saliese herido en el incidente.
Sin embargo, horas despu¨¦s, dos personas que portaban un explosivo trataron de penetrar en la Direcci¨®n General de Seguridad de la Polic¨ªa de Estambul. Tras serles impedida la entrada, los atacantes abrieron fuego contra los agentes de seguridad, hiriendo a un polic¨ªa, y los agentes respondieron disparando y matando a uno de los atacantes. El otro fue capturado al cabo de media hora.
Tambi¨¦n este mi¨¦rcoles, 22 personas supuestamente relacionadas con el DHKP-C fueron detenidas en la ciudad sure?a de Antalya cuando, seg¨²n las fuerzas de seguridad, se dispon¨ªan a cometer un atentado. ¡°Veo que hay algunos que no pueden tragar con la democracia. Deber¨ªan saber que a la democracia no se la derrota con este tipo de ataques¡±, afirm¨® el presidente Erdogan y advirti¨® a la oposici¨®n, muy cr¨ªtica con la gesti¨®n del secuestro: ¡°Quienes creen en la democracia deben mantener una postura com¨²n¡±.
Pero el incidente del martes contin¨²a rodeado de interrogantes. ?Por qu¨¦ el DHKP-C atent¨® contra un fiscal que investigaba la muerte de un joven a manos de la polic¨ªa? ?C¨®mo pudieron dos personas armadas entrar en el Palacio de Justicia de Estambul? ?Se podr¨ªa haber evitado la muerte del fiscal y de los secuestradores? La madre de uno de los militantes del DHKP-C, Safak Yayla, asegur¨® este mi¨¦rcoles que su hijo fue ¡°asesinado¡± por la polic¨ªa y que el secuestro podr¨ªa haber tenido otro final.
Okmeydani es el barrio estambul¨ª donde resid¨ªan los secuestradores y tambi¨¦n Berkin Elvan (el joven cuya muerte investigaba el fiscal asesinado), adem¨¢s de uno de los bastiones del DHKP-C. Algunos de sus vecinos no se terminan de creer que j¨®venes del barrio hayan matado a un procurador: ¡°Han sido los servicios secretos. La polic¨ªa podr¨ªa haber acabado con el secuestro lanzando una bomba de humo o aturdiendo a los secuestradores¡±, opina un vecino que no desea dar su nombre. ¡°En Turqu¨ªa siempre ocurren este tipo de provocaciones cuando nos acercamos a unas elecciones importantes¡±, a?ade Firat, otro habitante de Okmeydani.
¡°Provocaci¨®n¡± es la palabra en boca de muchos en Turqu¨ªa, sean simples ciudadanos, analistas o responsables pol¨ªticos. ¡°Antes de las elecciones siempre resulta probable que se produzcan este tipo de acciones terroristas provocativas¡±, afirm¨® el martes el primer ministro, el islamista moderado Ahmet Davutoglu.
Sin embargo, en el DHKP-C justifican y se reafirman en el asesinato del procurador: ¡°En los tres meses que el fiscal llevaba al cargo del caso de Berkin Elvan no se hab¨ªan producido avances. [A los secuestradores] se les termin¨® la paciencia y cuando vieron que [las autoridades] no iban a cumplir sus exigencias [entregar a los polic¨ªas presuntamente culpables de la muerte de Elvan] ejecutaron al fiscal¡±, sostiene ?ayan, joven del entorno del grupo armado. Lo que s¨ª consideran una ¡°provocaci¨®n¡± y un ¡°montaje del AKP¡± es el asalto a la sede del partido gobernante en Kartal, durante el cual el atacante mostr¨® una bandera con la espada de Al¨ª, un s¨ªmbolo claramente chi¨ª: ¡°Nosotros nunca usar¨ªamos una bandera religiosa¡±.
Buena parte del barrio de Okmeydani es alev¨ª, un grupo religioso chi¨ª heterodoxo que constituye en torno al 20% de la poblaci¨®n de Turqu¨ªa. Los alev¨ªes han sido tradicionalmente marginados por la mayor¨ªa sun¨ª por lo que, tras emigrar a los barrios de aluvi¨®n de las grandes ciudades en pasadas d¨¦cadas, muchos acabaron mezclando sus creencias religiosas con el marxismo revolucionario y alist¨¢ndose en grupos como el DHKP-C.
Las calles de Okmeydani hablan claro. En cada verja de negocio, en cada muro libre, pintadas y carteles critican al Gobierno y se?alan la revoluci¨®n como la ¨²nica v¨ªa posible. Adornan las paredes los rostros de ¡°m¨¢rtires¡± como Berkin Elvan y otros manifestantes muertos durante las protestas de Gezi del verano de 2013 ¡ªen su mayor¨ªa alev¨ªes¡ª mezclados con las siglas de DHKP-C, MLKP, TIKKO y otros grupos armados de extrema izquierda. ¡°Pero cuando hay combates con la polic¨ªa, todos estamos juntos¡±, explica Apo, un joven de 17 a?os. Fue el caso de la noche tras el secuestro, cuando militantes armados y con la cabeza cubierta tomaron las calles de Okmeydani ¡ªy de otros barrios alev¨ªes de Estambul¡ª, entre los aplausos de los vecinos, levantaron barricadas y se enfrentaron a la polic¨ªa con c¨®cteles molotov y armas de fuego. ¡°La lucha armada y revolucionaria es la ¨²nica soluci¨®n en este pa¨ªs que, bajo la apariencia de una democracia nominal, se rige por el fascismo¡±, amenaza Musa, un hombre de unos 40 a?os y tambi¨¦n del entorno del DHKP-C.
El primer ministro Davutoglu ha prometido mano dura. Despu¨¦s de que la semana pasada el Parlamento aprobase una nueva ley de seguridad que permitir¨¢ a la polic¨ªa abrir fuego contra los manifestantes en caso de disturbios, este mi¨¦rcoles dijo que ¡°no se tolerar¨¢n las protestas sin permiso, que ponen en peligro la seguridad del pa¨ªs¡±. Ambas actitudes incrementar¨¢n la ya de por s¨ª elevada tensi¨®n pol¨ªtica en Turqu¨ªa y cabe preguntarse: ?a qui¨¦n beneficia esta situaci¨®n?
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