Un Teher¨¢n de vacaciones recibe el pacto con escepticismo
La mayor¨ªa de los iran¨ªes era optimista sobre el resultado de las negociaciones nucleares
Son los ¨²ltimos d¨ªas de las vacaciones del Nouruz, el a?o nuevo iran¨ª, y como todos los a?os, Teher¨¢n se ha convertido en una ciudad tranquila y limpia gracias a que muchos de sus habitantes est¨¢n de viaje. Pero detr¨¢s de su apariencia sosegada, la tensi¨®n por las negociaciones nucleares entre Ir¨¢n y las seis potencias mundiales recorre la ciudad. Las noticias que llegan desde Lausana, la sede de las reuniones multilaterales, copan las conversaciones.
Nada m¨¢s conocer la noticia de que se hab¨ªa alcanzado un pacto, Reza, due?o de una tienda en el centro de Teher¨¢n, expresaba su esperanza de que se vea ¡°el resultado de este acuerdo en los precios y que baje la inflaci¨®n¡±.?Sanaz Rashidi, estudiante de Administraci¨®n Comercial, se muestra, en cambio, esc¨¦ptico: ¡°No me contento hasta que vea el acuerdo firmado y las sanciones levantadas, muchos pa¨ªses como Israel no quieren que alcancemos este acuerdo¡±. Behzad, dependiente de un supermercado, ofrece una perspectiva m¨¢s individualista y espera que ¡°baje el precio del d¨®lar¡± para que pueda viajar a EE UU a visitar a sus familiares.
Alireza Pakdel, ingeniero de qu¨ªmica y miembro de Basij (la milicia de voluntarios isl¨¢micos) est¨¢ convencido de que un acuerdo nuclear ¡°a corto plazo¡± ayuda para ¡°aliviar los efectos de las sanciones, pero a largo plazo no cambiar¨¢ las posturas tradicionales entre Ir¨¢n y EEUU y los norteamericanos buscar¨¢n otras medidas¡± para presionar.
Comparte esa opini¨®n Mehdi Farahani, un joven ingeniero mec¨¢nico, mientras acompa?a a unos familiares llegados desde Isfah¨¢n en una visita al palacio Niavar¨¢n, en el norte de la ciudad. ¡°Aunque se levanten las sanciones, EE?UU impondr¨¢ otras a Ir¨¢n bajo otros criterios, como los derechos humanos¡±. Farahani, que trabaja en una f¨¢brica de recambios de automoci¨®n, recuerda que en 2012, la compa?¨ªa automovil¨ªstica francesa Peugeot renunci¨® a mandar piezas a Ir¨¢n en el marco de las sanciones. Las sanciones dieron a los iran¨ªes ¡°una buena oportunidad¡± para producir muchas de las piezas, y mantiene que lo mismo ha ocurrido en otros sectores.
Nahid Ata¨ª, su prima, estudiante de filosof¨ªa que luce un velo deslizado hacia atr¨¢s t¨ªpico de las mujeres m¨¢s progresistas, no comparte las ideas de Mehdi. ¡°Las sanciones pueden tener efectos tan nocivos como una bomba nuclear. A primera vista no acaban con la vida de nadie, pero acaban con deseos y esperanzas, con oportunidades y talentos, en especial, de los j¨®venes¡±, afirma. La joven considera que ¡°vivir bajo sanciones es una injusticia que el Gobierno tiene que solventar a trav¨¦s de las negociaciones¡±.
En estos d¨ªas festivos, solo se tarda un cuarto de hora en ir del norte de Teher¨¢n al sur, un tiempo suficiente para que el taxista Mahmud explique sus quejas por la tardanza en alcanzar un pacto. ¡°Los israel¨ªes y saud¨ªes no quieren este acuerdo. Los negociadores [iran¨ªes] tienen que darle el ¨²ltimo empuj¨®n lo antes posible, si no los ¨¢rabes nos comer¨¢n vivos¡±, afirma.
Muchos iran¨ªes opinan que un grupo de pa¨ªses, encabezados por China y Rusia, han usado las sanciones como una oportunidad para aumentar su presencia en el mercado iran¨ª y obtener contratos. Seyed Saleh Hashemi, doctor en Ciencias del Petr¨®leo, mira con mucha atenci¨®n los objetos del Museo Nacional de Arqueolog¨ªa de Ir¨¢n junto con su familia. Est¨¢ convencido de que las compa?¨ªas chinas que participan en los proyectos de explotaci¨®n petrolera han destruido algunos pozos al no disponer de la tecnolog¨ªa necesaria. Afirma que incluso han vendido informaci¨®n relacionada con un yacimiento petrol¨ªfero com¨²n a un pa¨ªs vecino. "Las negociaciones son, en realidad, entre Ir¨¢n y EE UU", dice. Asegura que Ir¨¢n necesita la tecnolog¨ªa norteamericana para desarrollar sus yacimientos, mientas que EE UU "quiere tener presencia" en los proyectos petroleros iran¨ªes. "Ya hab¨ªan llegado a un acuerdo final desde el principio, s¨®lo faltan los detalles¡±, dice convencido.
Entre la esperanza y la desconfianza, lo que la mayor¨ªa de los iran¨ªes quieren es que, a trav¨¦s del acuerdo sobre el programa nuclear, se les garantice "un futuro prometedor", dice la joven Nahid. Luego sonr¨ªe con iron¨ªa y a?ade: "Por lo menos para las futuras generaciones¡±.
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