La autoridad moral
Se abre una nueva era para los intereses de las empresas espa?olas en Am¨¦rica Latina, pero Espa?a ha dejado de ser un referente
Mientras Estados Unidos vuelve a mirar hacia Am¨¦rica Latina y China le disputa cada d¨ªa un porcentaje mayor en los negocios, es importante repasar la posici¨®n, las razones y la fuerza de Espa?a y sus empresas en la nueva Latinoam¨¦rica.
Estamos ante una nueva era para los intereses espa?oles en el continente, y no solo. Hace dos a?os, la inversi¨®n empresarial espa?ola en Am¨¦rica Latina alcanz¨® los 125.762 millones de euros. El 70% se concentr¨® en dos pa¨ªses: Brasil, con el 51,9% y, M¨¦xico, con el 18,8%. Las Am¨¦ricas siguen siendo tierra de oportunidad para las compa?¨ªas espa?olas, pero la manera de hacer los negocios debe ser distinta y la competencia es cada vez m¨¢s fuerte.
Durante la Transici¨®n, el milagro espa?ol se derram¨® por toda la regi¨®n y todos los pa¨ªses latinoamericanos siguieron ese modelo. El Rey Juan Carlos se convirti¨® en un h¨¦roe, el sistema democr¨¢tico de la Madre Patria fue un ejemplo a seguir y la prensa se convirti¨® en la transmisora del tr¨¢nsito pol¨ªtico bien hecho. Hoy, cuando se observa la implantaci¨®n de las empresas espa?olas en la regi¨®n queda claro que lo que sucede en Espa?a sucede en Latinoam¨¦rica.
Ha bastado abrir la olla de una peque?a instituci¨®n de cr¨¦dito en un peque?o pa¨ªs entre dos pa¨ªses ¡ªAndorra¡ª para que el hedor, el sistema, la s¨ªfilis del siglo XX y XXI llegue desde Am¨¦rica hasta Espa?a y desde Espa?a hasta Am¨¦rica con lavado de dinero por medio.
La regi¨®n latinoamericana padece muchos problemas materiales, pero todos son superables. Los ¨²nicos problemas insuperables son los morales. Durante 300 a?os quisimos ser democr¨¢ticos, justos y sobre todo, honestos. Hoy, tenemos sistemas de gobierno formalmente democr¨¢ticos, pero no hemos sido capaces de acabar con la enfermedad cr¨®nica y terrible de los pa¨ªses que hablan espa?ol y portugu¨¦s: la desigualdad social.
Tampoco hemos sido capaces de que los anticuerpos producidos en cada pa¨ªs sean lo suficientemente fuertes y sabios como para aprovechar lo mejor del ejemplo espa?ol y rechazar lo peor. Respecto al pasado del continente, poco se puede hacer. Respecto al presente, solo queda intentar rescatarlo solucionando los problemas eternos que han hecho que siempre estemos a punto de conseguirlo, pero nunca lo logremos. Solo terminando con la falta o la debilidad de las de instituciones y acabando con la corrupci¨®n y la brecha social podr¨¢ existir un futuro.
La regi¨®n parece condenada a sufrir el desgrano diario de un esc¨¢ndalo por aqu¨ª, otro esc¨¢ndalo por all¨¢ y las terribles preguntas ligadas, una y otra vez, a las enormes realidades de sus pueblos: ?Sab¨ªan o no sab¨ªan? Naturalmente, todos estamos seguros de que s¨ª sab¨ªan, pero jugaremos a que somos un sistema legal perfecto en el que solo existe el crimen cuando se puede probar. Sin embargo, hay dos tipos de cr¨ªmenes en pol¨ªtica: el f¨ªsico y el otro, el que de verdad es dif¨ªcil del perdonar, el crimen contra el ideal, el referente y la moral.
Vivimos en un mundo en el que qu¨¦ m¨¢s da lo que de verdad sab¨ªa o no Dilma Rousseff cuando era a¨²n ministra de la Presidencia de Lula da Silva, nadie nos convencer¨¢ de que ella s¨ª sab¨ªa con la certeza que todos tenemos de que su jefe tambi¨¦n sab¨ªa. El problema no son los cr¨ªmenes cometidos por los gobernantes en un mundo sin ejemplos, sino durante cu¨¢nto tiempo pueden vivir nuestras sociedades sin nadie a quien respetar.
La corrupci¨®n ha terminado por convertirse en un tema tan recurrente que aburre leer o hablar de ella. Sin embargo, es la responsable de que usted, lector, no tenga trabajo, de que su hijo est¨¦ pensando que da igual ser recto que retorcido y de que al final ser sicario o asesino sea una ¡ªcuando no la ¨²nica¡ª¡ª alternativa.
No se equivoque. El problema est¨¢ claro: la p¨¦rdida de los valores es la verdadera crisis. Todas las empresas espa?olas que hoy controlan las finanzas, la energ¨ªa, las telecomunicaciones deber¨ªan ser conscientes de que lo hacen en nombre de un modelo sin vida y sin pulso.
Y sin embargo, el crecimiento medio de las ganancias globales de las siete mayores multinacionales espa?olas en los ¨²ltimos a?os ha sido del 150%, gracias a Am¨¦rica Latina. El sector bancario obtuvo un beneficio bruto de entre un 70 y 83%, el de seguros de un 70% y el de las telecomunicaciones de un 49%.
Esas empresas deber¨ªan saber que la lectura que se hace ahora desde Latinoam¨¦rica es que sus pa¨ªses entregaron el control de la econom¨ªa a Espa?a a cambio de un modelo que pod¨ªan admirar y copiar. Perdido ese modelo, para ellos, ha perdido todos los derechos.
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