Justicia al fin para V¨ªctor Jara
El militar acusado del asesinato del cantautor chileno tendr¨¢ que responder por cargos de tortura y ejecuci¨®n extrajudicial ante un juez en Estados Unidos
Cuentan los que acompa?aron a V¨ªctor Jara en sus ¨²ltimas horas de vida en el estadio Chile, uno de los s¨ªmbolos m¨¢s siniestros de la dictadura de Augusto Pinochet, que los torturadores no lograron borrarle del todo la sonrisa al trovador del Gobierno de Salvador Allende ni cuando lo golpearon brutal y repetidamente, antes de acribillarlo a balazos. En su cuerpo se hallaron m¨¢s de 40 disparos.
Pero el tiro que acab¨® con su vida fue el que recibi¨® en la nuca, casi a quemarropa, despu¨¦s de que sus torturadores se divirtieran jugando con ¨¦l a una mortal ruleta rusa. Fue el 16 de septiembre de 1973, cinco d¨ªas despu¨¦s del golpe de Estado contra Allende y de la posterior detenci¨®n de Jara junto con cientos de compa?eros en la Universidad T¨¦cnica del Estado (UTE). El estadio Chile, hoy estadio V¨ªctor Jara, ser¨ªa todav¨ªa testigo mudo de muchos m¨¢s horrores en los comienzos de la larga dictadura de Pinochet (1973-1990).
Cuatro d¨¦cadas m¨¢s tarde, la familia de V¨ªctor Jara, que nunca dej¨® de buscar justicia, puede empezar a sonre¨ªr otra vez. Un juez de Florida ha ordenado esta semana que el hombre identificado como su asesino, Pedro Pablo Barrientos, responda ante la justicia por cargos de tortura y ejecuci¨®n extrajudicial.
Hace a?os que Barrientos, un exoficial del Ej¨¦rcito chileno, fue se?alado como el torturador de Jara que apret¨® el gatillo del tiro de gracia. Uno de sus subordinados, el soldado Jos¨¦ Adolfo Paredes, lo identific¨® formalmente en un testimonio entregado a la justicia chilena en 2009. El juez que lleva el caso en Chile, Miguel V¨¢zquez, no tuvo dudas de su culpabilidad y en diciembre de 2012 lo proces¨® como autor de homicidio calificado. Poco antes, un programa de la televisi¨®n hab¨ªa descubierto que Barrientos llevaba una vida tranquila y discreta en Deltona, Florida, donde desde los a?os noventa se dedicaba a la compraventa de coches.
Ah¨ª entr¨® en marcha el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), una organizaci¨®n internacional que busca llevar a los tribunales a responsables de violaciones de derechos humanos en todo el mundo.
Entre sus casos m¨¢s famosos est¨¢n, adem¨¢s del de V¨ªctor Jara, el de monse?or ?scar Romero de El Salvador o la matanza de los jesuitas, cinco de ellos espa?oles, tambi¨¦n en ese pa¨ªs centroamericano en 1989.
Junto con el bufete de abogados Chadbourne?& Parke LLP, el CJA interpuso en septiembre de 2013 una demanda en nombre de la viuda de Jara, Joan, y de su hija Amanda, acusando a Barrientos de cargos por delitos de tortura, asesinato extrajudicial y cr¨ªmenes de lesa humanidad. Tras conocer la decisi¨®n de este martes del juez de Orlando, Florida, Roy Dalton, la abogada del CJA Almudena Bernab¨¦u celebr¨® que se abra por fin la posibilidad de que uno de los principales responsables de la muerte del cantautor chileno vaya a tener que responder ante la justicia.
Cierto es, admiti¨®, que resulta ¡°decepcionante¡± que el juez desestimara los cargos por cr¨ªmenes de lesa humanidad, porque ¡°el asesinato de V¨ªctor Jara, y los miles de cr¨ªmenes cometidos durante el r¨¦gimen de Pinochet, deber¨ªan ser llamados por lo que son: un crimen contra la humanidad¡±. No obstante, acot¨® en conversaci¨®n con este diario, la decisi¨®n judicial es un vuelco en el caso. Y es que aunque la familia de Jara lleva d¨¦cadas denunciando p¨²blicamente el asesinato del artista, record¨®, ¡°un ¨¢mbito formal, un juicio, una audiencia, una comisi¨®n de la verdad jam¨¢s ha habido en relaci¨®n con este crimen. Entonces, despu¨¦s de 42 a?os, este es un paso gigante, para Chile sobre todo¡±.
Con las manos destrozadas por las palizas, V¨ªctor Jara todav¨ªa logr¨® escribir unos ¨²ltimos versos a l¨¢piz en una libreta que pudo entregarle a uno de sus compa?eros y que hoy conserva la Fundaci¨®n Jara. ¡°?Canto, qu¨¦ mal me sales?/ cuando tengo que cantar espanto!?/ Espanto como el que vivo?/ como el que muero, espanto¡±. Las heridas de V¨ªctor Jara y de su familia empiezan a curar con cuatro d¨¦cadas de retraso.
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