Al Sisi fulmina a sus aliados
El partido salafista Nur y el movimiento juvenil Tamarrud pierden el favor del l¨ªder tras apoyarle en el golpe de 2013
La foto de familia del golpe de Estado de 2013 contra el islamista Mohamed Morsi inclu¨ªa a las principales fuerzas vivas de la sociedad egipcia flanqueando al entonces ministro de Defensa y actual rais Adelfat¨¢ al Sisi: autoridades religiosas cristianas y musulmanas, tecn¨®cratas, partidos laicos, etc. Dos importantes miembros de esta heterog¨¦nea coalici¨®n fueron el movimiento juvenil Tamarrud (rebeli¨®n), que lanz¨® las marchas previas a la asonada, y Nur, el partido salafista que obtuvo m¨¢s del 25% en las primeras elecciones generales tras la ca¨ªda de Hosni Mubarak. Ambos fueron protagonistas del periodo que sigui¨® al golpe, pero se han ido hundiendo en la irrelevancia al perder el favor del nuevo r¨¦gimen. Simplemente, dejaron de ser ¨²tiles.
¡°Tamarrud perdi¨® mucha credibilidad al convertirse en una herramienta del r¨¦gimen... No tendr¨¢n ninguna influencia en la definici¨®n del futuro de Egipto¡±, opina el analista Wael Eskander. El movimiento experiment¨® una irrupci¨®n mete¨®rica en la primavera de 2013. En solo tres meses de vida, su petici¨®n de elecciones anticipadas fue firmada por millones de personas. Sin embargo, m¨¢s tarde, algunos medios destapar¨ªan que su gesta hab¨ªa contado con el apoyo del Ej¨¦rcito y la financiaci¨®n de Naguib Sawiris, uno de los hombres m¨¢s ricos de Egipto y vinculado a Mubarak.
La primavera fallida
El estallido de la revoluci¨®n en Egipto en enero de 2011 logr¨® en 18 d¨ªas que el rais Hosni Mubarak dimitiese.
Un a?o despu¨¦s, el pa¨ªs celebr¨® elecciones legislativas: el islamista Partido de la Libertad y la Justicia obtuvo el 45% de los votos.
En mayo de 2012, Mohamed Morsi, candidato de los Hermanos Musulmanes, se hizo con la presidencia.
El 4 de julio de 2013, los militares, con el general Al Sisi al frente, destituyen a Morsi y disuelven el Parlamento.
Cuando la represi¨®n estatal extendi¨® su radio de acci¨®n m¨¢s all¨¢ de las filas de los Hermanos Musulmanes de Morsi, afloraron en Tamarrud agrias disputas internas, magnificadas por rencillas personales. La facci¨®n m¨¢s poderosa, liderada por Mahmud Bader, opt¨® por constituirse en partido pol¨ªtico con la finalidad de asumir un rol importante en el nuevo Parlamento. Sin embargo, su petici¨®n fue rechazada por la Comisi¨®n Electoral a causa de un tecnicismo jur¨ªdico. As¨ª pues, el movimiento no se presentar¨¢ a las pr¨®ximas elecciones legislativas, que probablemente se celebrar¨¢n en verano. El grupo pasar¨¢ a la historia contempor¨¢nea de Egipto como una simple nota a pie de p¨¢gina.
Los reveses que el nuevo r¨¦gimen ha infligido a los islamistas ultraconservadores de Nur han sido m¨¢s numerosos y dolorosos. En 2014, aprob¨® una Constituci¨®n que proh¨ªbe expresamente los partidos de base religiosa, y desde septiembre, los libros oficiales de historia les definen como un movimiento ¡°inconstitucional¡±. Por esta raz¨®n, la espada de Damocles de la disoluci¨®n pende sobre el partido.
¡°No creo que los acaben ilegalizando. Al r¨¦gimen le puede interesar mantener esta carta en la manga para poder presionarlos en el futuro¡±, sostiene Eskandar. El apoyo de Nur fue clave durante el golpe para neutralizar el mensaje de la Hermandad de que era una ¡°cruzada contra el islam¡±. Si bien ahora el r¨¦gimen ya se ha consolidado y la amenaza que representa la cofrad¨ªa islamista es menor, al Gobierno a¨²n le puede convenir mantener a Nur como aliado, sobre todo si acepta un estatus de actor secundario.
Su adhesi¨®n al nuevo r¨¦gimen les ha alejado de sus bases sociales
Entre los otros bofetones recibidos, figuran las trabas puestas a sus imames para que ofrezcan sermones en las mezquitas y la aprobaci¨®n de una ley electoral que les perjudica. Entre otras provisiones, la norma obliga a todos los partidos a incluir una cuota de cristianos en sus listas, todo un desaf¨ªo para un partido que describe a la minor¨ªa copta como ¡°infiel¡±. Una posible soluci¨®n habr¨ªa sido integrarse en alguna de las coaliciones pro-Sisi, como as¨ª solicitaron. Todas les han dado un portazo. Su sue?o de reemplazar a los Hermanos Musulmanes como el referente del islamismo institucional se ha convertido m¨¢s bien en un espejismo.
Su posici¨®n en la escena pol¨ªtica est¨¢ tambi¨¦n amenazada por los efectos del descarnado pragmatismo de sus l¨ªderes en sus relaciones con el r¨¦gimen. Una buena parte de su base no ve con buenos ojos el apoyo acr¨ªtico a Al Sisi ni la brutal represi¨®n contra la Hermandad y los otros movimientos de oposici¨®n. ¡°Me han decepcionado mucho los l¨ªderes de Nur. Hace meses que romp¨ª el carn¨¦ del partido, y como yo lo hicieron muchos compa?eros¡±, explica Mahmud, un barbudo taxista cairota que se declara salafista.
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