La democracia de las trincheras
La violencia del narcotr¨¢fico en Michoac¨¢n provoca una alianza pol¨ªtica in¨¦dita en M¨¦xico
La violencia del narcotr¨¢fico ha dejado muchas secuelas en M¨¦xico. Una de las m¨¢s peculiares se halla a la sombra de miles de ¨¢rboles de aguacate en Tanc¨ªtaro, un municipio de 30.000 personas al oeste de Michoac¨¢n. Despu¨¦s de sufrir la sangrienta ley de los narcotraficantes por varios a?os y de haber vivido el levantamiento de las autodefensas ¡ªgrupos de civiles que se armaron para combatir a los delincuentes¡ª este pueblo es hoy testigo de una alianza in¨¦dita entre los tres principales partidos, PAN, PRI y PRD.
La temperatura ha aumentado rumbo a las elecciones intermedias del 7 de junio. En la radio el PRI llama corrupto al PAN. Estos reprochan a aquellos gastos fr¨ªvolos en un pa¨ªs lleno de pobres. Las calles est¨¢n tapizadas de propaganda. Pero no en Tanc¨ªtaro, que se ha convertido en un oasis dentro de ese ambiente de lucha por el poder. Aqu¨ª parece no haberla porque el candidato, Arturo Olivera, no est¨¢ en campa?a. Sus cinco contendientes tienen escasas oportunidades de vencerlo.
Solo una persona como Olivera, un m¨¦dico de 53 a?os maestro de qu¨ªmica e ingl¨¦s en una escuela p¨²blica, podr¨ªa haber logrado lo impensable. Es el ¨²nico aspirante cobijado por los tres principales partidos en las 1009 alcald¨ªas en juego en junio. Con ojos grises y trato de sacerdote, este exalumno del seminario, encarna tres de las autoridades t¨¢citas de los peque?os pueblos mexicanos: m¨¦dico, maestro y (casi) religioso.
Adem¨¢s, tiene experiencia en la pol¨ªtica. Fue alcalde del municipio entre 2002 y 2004 por el PRI. Su paso por el ayuntamiento, lejos de manchar su reputaci¨®n, fue bien visto. ¡°Lleg¨® con un bocho [el escarabajo de Volkswagen] y sali¨® con ¨¦l, no se paviment¨® las calles de su colonia y no se compr¨® casas mientras estuvo de presidente¡±, dice Alejandro, un comerciante.
¡°No me gusta hacer campa?a, ni andar pidiendo el voto ni andar prometiendo cosas. Me repatea¡±, dice Olivera, que se considera ¡°apartidista¡±. Fue elegido por los liderazgos del pueblo porque vieron en ¨¦l un perfil adecuado para mantener una fr¨¢gil uni¨®n ciudadana forjada en los a?os violentos.
Fue en octubre de 2006 cuando se comenz¨® a escuchar con frecuencia que gente armada se mov¨ªa por el pueblo. Los c¨¢rteles de la regi¨®n, Los Zetas y La Familia Michoacana, comenzaron una disputa por Tanc¨ªtaro. Llenaron los espacios abandonados por las autoridades. Otorgaban pr¨¦stamos y hac¨ªan favores a los pobladores. ¡°Se incrustaron en el tejido social¡±, dice el exalcalde Trinidad Meza. El papel de Robin Hood se transform¨® pronto en el de un tirano despiadado que fij¨® su atenci¨®n en un bot¨ªn muy jugoso que no ten¨ªa nada que ver con las drogas, sino con aguacates. La zona es el cofre del tesoro del oro verde.
La fruta comenz¨® a cultivarse en la zona hace 35 a?os. M¨¢s de 20.000 hect¨¢reas est¨¢n dedicadas a la producci¨®n de 280.000 toneladas anuales. Cuatro de cada diez aguacates se env¨ªan a Jap¨®n y Estados Unidos. Pistola en mano, los delincuentes se hicieron con el padr¨®n de agricultores y comenzaron a extorsionarlos. Cobraban unos 2.000 pesos por hect¨¢rea. El Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN) calcul¨® en 2008 que esa actividad le generaba al narcotr¨¢fico unos 1.000 millones de pesos al a?o.
La voracidad de los narcotraficantes sali¨® de control. Cada c¨¢rtel buscaba inclinar la balanza en su favor, lo que desat¨® un ba?o de sangre marcado en la memoria del diminuto pueblo. En septiembre de 2008 siete polic¨ªas fueron emboscados. Gonzalo Paz Torres, el secretario del ayuntamiento, tambi¨¦n fue asesinado a inicios de 2009. En noviembre los delincuentes secuestraron, en una semana, al hermano del alcalde Trinidad Meza y a los padres del s¨ªndico, el secretario y un regidor. En un hecho sin precedentes en M¨¦xico, el consistorio renunci¨® ocasionando un vac¨ªo de autoridad.
El Congreso de Michoac¨¢n cre¨® en diciembre de 2009 un Concejo Ciudadano de seis personas, pero nadie quer¨ªa gobernar un pueblo apoderado por el mal. Gustavo S¨¢nchez, un profesor de artes marciales, dio un paso al frente. Decidi¨® hacer su estreno en la pol¨ªtica en el peor momento. ¡°S¨¦ que es algo dif¨ªcil, si fuera f¨¢cil todo el mundo le entrar¨ªa¡±, dijo a la televisi¨®n en ese entonces. Encontr¨® la muerte nueve meses despu¨¦s en una brecha. Estaba maniatado y se le hab¨ªa dejado caer una gran roca sobre la cabeza. Era el estilo de ejecuci¨®n del capo local.
¡°Nadie se ha atrevido a contabilizar a los muertos y desaparecidos, pero son cientos de personas y no decenas las que faltan¡±, dice Olivera. El exalcalde Meza calcula que son 300 las v¨ªctimas.
No fue el Gobierno el que sac¨® al pueblo del tenebroso trance. Las familias de Tanc¨ªtaro a¨²n recuerdan con emoci¨®n el ta?ido de las campanas de la iglesia la noche del 16 de noviembre de 2013. El padre Felipe pidi¨® entonces a los pobladores no tener miedo a los grupos de autodefensas liderados por Jos¨¦ Manuel Mireles e Hip¨®lito Mora, que comenzaban a aparecer en el pueblo con la promesa de aniquilar a los narcotraficantes de la zona. El repicar del campanario los d¨ªas siguientes era un llamado a defenderse.
¡°La gente se olvid¨® del temor de salir a luchar y se dio cuenta de que juntos pod¨ªan derrotar su miedo y pod¨ªan hacer que quienes los ten¨ªan asolados se retiraran. Y lo pudieron hacer. Al estar unidos pudieron incluso decirle al Gobierno ¡®no es lo que t¨² digas, no pudiste defendernos y estamos defendi¨¦ndonos¡¯¡±, dice Arturo Olivera.
La gente se olvid¨® del temor de salir a luchar y se dio cuenta de que juntos pod¨ªan derrotar su miedo Arturo Olivera, candidato del PRI-PAN-PRD
Ese esp¨ªritu sigue imperando en el pueblo. Los empresarios aguacateros auxiliaron a financiar a la polic¨ªa, que hoy es la mejor equipada en la regi¨®n. Sus agentes lucen rifles de alto poder y uniformes de camuflaje que los asemejan m¨¢s a un marine estadounidense que a una fuerza local de la brava Tierra Caliente. En las entradas al pueblo se alzan torreones construidos en los meses del levantamiento. Cada casa env¨ªa semanalmente un miembro de la familia a apoyar la vigilancia.
Los pol¨ªticos del pueblo temen que el estridente ritmo de las campa?as rompa ese ambiente de uni¨®n. ¡°Los partidos no van a dividir lo que unieron las barricadas¡±, dice H¨¦ctor Virrueta, un panista que respald¨® la candidatura com¨²n. A su partido no le gust¨® la idea. Tampoco a la izquierda. ¡°El PRD lo reprob¨®, creen que es un costo pol¨ªtico muy alto¡±, dice Meza, exalcalde de ese partido. Para que la idea fuera aprobada tuvieron que escribir a las dirigencias diciendo que exist¨ªa una posibilidad de que el narcotr¨¢fico les arrebatara la elecci¨®n, por lo que deb¨ªan formar un frente com¨²n. Ellos dicen que la decisi¨®n privilegia ¡°la paz social y econ¨®mica¡±.
La respuesta de los partidos no sorprendi¨® a Arturo Olivera. ¡°Los partidos tienen miedo de abrirse completamente a la gente. Ellos viven de la confrontaci¨®n, viven de ganarle al otro. La cultura de los partidos es partir. No les importa que sus rencores separen familias, como lo han hecho aqu¨ª¡±.
Tanc¨ªtaro no quiere olvidar la lecci¨®n aprendida en los a?os negros. La uni¨®n de la comunidad super¨® la amenaza del narcotr¨¢fico. Ahora quiere sobrevivir tambi¨¦n a los pol¨ªticos. Un experimento ¨²nico ser¨¢ puesto a prueba el pr¨®ximo 7 de junio.
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