A la monta?a a¨²n no llega la ayuda
La localidad nepal¨ª de Trishuli no ha recibido todav¨ªa ninguna asistencia
Han pasado ya cinco d¨ªas desde que un potente terremoto asol¨® Nepal y el ¨²nico indicio de ayuda humanitaria que los casi 5.000 habitantes de Trishuli ¡ªuna localidad monta?osa a unas tres horas al oeste de la capital, Katmand¨²¡ª han podido ver son los helic¨®pteros que de vez en cuando sobrevuelan la zona, siempre de camino hacia otras ¨¢reas.
La vivienda de Jamil Ahmad, de 60 a?os, ha quedado partida en dos. Una mitad se ha convertido en un amasijo de ladrillos y metal, mezclados con los restos de un albergue. La otra mitad a¨²n se tiene en pie, con su interior expuesto a la curiosidad de la gente, desde los colchones familiares hasta un cartel con la imagen de La Meca. Un poco m¨¢s abajo, en la misma calle, los escombros marcan el lugar donde murieron cuatro personas, un hombre y tres mujeres, al derrumbarse su vivienda en el distrito 10 de Trishuli, entre los m¨¢s afectados del ¨¢rea.
¡°No ha venido nadie del Gobierno. Tampoco hemos visto a ning¨²n equipo de asistencia de las organizaciones internacionales¡±, se lamenta Ahmad. Su vecina Anju Shakya, de 40 a?os, secunda su queja: ¡°Hasta ahora hemos usado la comida que ten¨ªamos almacenada, pero se va a acabar. Nos falta agua y electricidad¡±. Desde el s¨¢bado ambos se han visto obligados, como muchos otros, a residir en un campamento improvisado en una de las dos escuelas de la vecindad. Los afortunados han podido ocupar un sitio en alguna de las aulas. Aquellos con menos suerte viven en tiendas en el campo vecino en esta zona id¨ªlica de monta?as atravesada por el r¨ªo que le da nombre.
Los esfuerzos de asistencia se han concentrado en los primeros d¨ªas en las zonas m¨¢s afectadas del pa¨ªs, como Gorkha, donde se registr¨® el epicentro del se¨ªsmo, o Katmand¨². Los helic¨®pteros tratan de facilitar ayuda a las zonas monta?osas m¨¢s remotas. Pero en un pa¨ªs de una poblaci¨®n de 28 millones de personas muy dispersa y repartida en un terreno muy accidentado, muchas ¨¢reas a¨²n est¨¢n desatendidas.
La aldea de Peepaltar, a unos 20 kil¨®metros de Trishuli, ha quedado completamente destruida. El granjero Shiva Prasad Neupane, de 60 a?os, intenta arrancar el metal corrugado de lo que era el segundo piso de su casa para construir un cobertizo que proteja mejor a los 10 miembros de su familia que la tienda improvisada donde viven ahora. ¡°Toda nuestra comida qued¨® sepultada bajo los escombros. No tenemos nada que comer. Hasta ahora hemos sobrevivido comprando al resto de familias que s¨ª pudieron salvar alimentos¡±, explica. Como otras aldeas de alrededor, no han recibido a¨²n ninguna ayuda.
A muchas zonas solo se puede llegar en helic¨®ptero o con sherpas
Tras el se¨ªsmo que ha causado m¨¢s de 5.000 v¨ªctimas mortales, 11.000 heridos y m¨¢s de 450.000 desplazados, la ayuda internacional ha llegado en abundancia. Los pa¨ªses vecinos, como India, China o Pakist¨¢n, y otras naciones han enviado numerosos equipos de especialistas y material de emergencia. Las organizaciones humanitarias tambi¨¦n se encuentran sobre el terreno. Pero el mal tiempo, la inestabilidad del terreno en muchas ocasiones, o la simple falta de infraestructuras dificulta la distribuci¨®n de la ayuda. El peque?o aeropuerto Tribhuvan de Katmand¨² cuenta con una m¨ªnima capacidad y no da abasto para recibir tantos vuelos como llegan.
Seg¨²n explica Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, delegado de comunicaci¨®n de emergencias de la Cruz Roja espa?ola desplazado a Nepal, la principal complicaci¨®n es el acceso. De los seis millones de afectados por el se¨ªsmo que Cruz Roja calcula en el pa¨ªs, un 75% vive fuera del valle de Katmand¨², en zonas remotas, incluida la cordillera del Himalaya.
¡°Ya de por s¨ª los accesos son complicados, despu¨¦s del terremoto mucho m¨¢s¡±, apunta. ¡°En muchos casos tenemos claro que s¨®lo se podr¨¢ acceder con sherpa o con helic¨®pteros¡±.
Por su parte, la responsable de Acci¨®n Humanitaria de Oxfam en Katmand¨², Orla Murphy, indic¨® en un comunicado que ¡°las carreteras cortadas, la escasez de combustible y la saturaci¨®n del aeropuerto de Katmand¨², que dificulta la distribuci¨®n de suministros b¨¢sicos, supone un importante reto para Oxfam y otros actores¡±.
El Gobierno nepal¨ª, que ha recibido duras cr¨ªticas por la lentitud de su respuesta, ha admitido, por su parte, que el desastre les ha ¡°ense?ado¡± que necesitan ¡°gesti¨®n organizativa para afrontar desastres naturales¡±.
Crecen las protestas contra el Gobierno por su gesti¨®n de la crisis
La lenta respuesta del Gobierno nepal¨ª en la asistencia a los afectados por el terremoto ha comenzado a generar protestas entre los ciudadanos. Cerca de 200 personas se concentraron este mi¨¦rcoles frente al Parlamento del pa¨ªs para protestar por la escasez de autobuses para poder regresar a sus aldeas de origen y para exigir que se acelere el reparto de asistencia.
Entre los ciudadanos nepal¨ªes, la frustraci¨®n por la gesti¨®n del Gobierno es evidente. ¡°Dependemos de que el Gobierno nos ayude, pero no hemos recibido nada¡±, se lamenta Sangeeta Jashi Sheshta, de 37 a?os, desde la tienda de campa?a en la que se ha cobijado tras el derrumbe de su casa en Trishuli.
El desastre tom¨® al d¨¦bil Ejecutivo nepal¨ª desprevenido. El primer ministro, Sushil Koirala, se encontraba de viaje oficial en Indonesia y no logr¨® regresar hasta la noche del domingo. No fue hasta el martes que se dirigi¨® a la naci¨®n para hablar sobre el desastre.
El ministro de Comunicaciones nepal¨ª, Minendra Rijal, ha admitido que se trata de ¡°un desastre de una escala sin precedentes. Ha habido algunos puntos d¨¦biles a la hora de gestionar la operaci¨®n de asistencia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.