Yemen, asunto interno saud¨ª
El rey Salm¨¢n se juega el futuro de la monarqu¨ªa con la campa?a militar en el pa¨ªs vecino
El rey Salm¨¢n se juega en Yemen mucho m¨¢s que el prestigio regional de Arabia Saud¨ª. Su apuesta por una pol¨ªtica exterior m¨¢s activa tiene que ver, sin duda, con el expansionismo del Ir¨¢n chi¨ª, pero tambi¨¦n en gran medida con el reto interno que le plantea el ascenso del autoproclamado Estado Isl¨¢mico (EI). Este grupo, que se presenta como el ¨²nico defensor de los sun¨ªes en Irak y Siria, resulta crecientemente atractivo para ciertos sectores de la poblaci¨®n saud¨ª. En consecuencia, lo que se dilucida en Yemen no es s¨®lo el futuro de ese pa¨ªs sino la supervivencia de la dinast¨ªa Al Saud.
¡°La mayor amenaza existencial para el r¨¦gimen saud¨ª no es Ir¨¢n ni?los [rebeldes yemen¨ªes] Huthi, es la nueva generaci¨®n de saud¨ªes que simpatiza con el EI¡±, asegura un profesor universitario.
Para ¨¦l, como para un pu?ado de intelectuales y activistas cr¨ªticos, no tiene ning¨²n sentido bombardear un pa¨ªs tan pobre como Yemen.
¡°Se trata de la monarqu¨ªa. MBS necesita mostrarse como un h¨¦roe y est¨¢ teniendo ¨¦xito entre los m¨¢s sectarios. Es todo personal¡±, asegura una activista por los derechos civiles que ve la operaci¨®n militar como ¡°una gran campa?a de propaganda¡±.
MBS es Mohamed Bin Salm¨¢n, el hijo favorito del rey y desde la semana pasada, el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono, despu¨¦s de su primo y pr¨ªncipe heredero, Mohamed Bin Nayef (MBN), que no tiene hijos varones.
¡°Todo el mundo sabe de qu¨¦ va MBN¡±, a?ade la activista en referencia a su papel en la lucha contra el terrorismo, pero tambi¨¦n en la ley para combatirlo que permite encarcelar durante largos a?os a blogueros o a cr¨ªticos pac¨ªficos. ¡°Sin embargo, MBS est¨¢ por ver. Los medios de comunicaci¨®n difunden constantemente su imagen mostrando que hace cosas¡±.
Si tal era el plan, parece haber tenido ¨¦xito. A pesar de la fragmentaci¨®n ideol¨®gica de la sociedad saud¨ª, tanto islamistas como liberales han dado su respaldo a la campa?a militar, salvo contadas excepciones. Incluso el disidente Saad al Faqih, azote de la monarqu¨ªa, ha expresado desde su exilio londinense satisfacci¨®n ¡°con cualquier operaci¨®n contra los Huthi, sea quien sea el ejecutor¡±, a pesar de culpar de la actual expansi¨®n iran¨ª a las pol¨ªticas saud¨ªes en Yemen.
¡°Mi impresi¨®n es que la mayor¨ªa de la gente apoya la intervenci¨®n¡±, confirma Khalid al Dakhil, un soci¨®logo pol¨ªtico cr¨ªtico con la monarqu¨ªa absoluta. ¡°Desde hace cinco o seis a?os, los medios insisten en que los iran¨ªes est¨¢n viniendo. As¨ª que se percibe que por fin se hace algo para frenar ese expansionismo. Hay cr¨ªticas y divisi¨®n de opiniones en lo relativo al discurso pol¨ªtico y militar, o cu¨¢n pronto se va a lograr el objetivo, pero no sobre el objetivo en s¨ª¡±, explica.
La excepci¨®n llega, a parte de un peque?o sector de intelectuales cr¨ªticos, por el lado chi¨ª. Esa minor¨ªa, que supone hasta el 10% de los 20 millones de saud¨ªes, se concentra en las provincias del este y el sur del pa¨ªs, donde tradicionalmente se han quejado del abandono del Gobierno central y de su escasa inversi¨®n en infraestructuras. El silencio de los l¨ªderes de esa comunidad dentro del reino resulta significativo.
¡°La guerra saud¨ª en Yemen carece de visi¨®n pol¨ªtica y militar, y est¨¢ condenada al fracaso¡±, ha expresado en su Twitter Hamza al Hassan, un activista en el exilio.
El malestar de los chi¨ªes de la Provincia Oriental, de donde procede Al Hassan, o de los ismael¨ªes de Najran, en la frontera con Yemen, tiene tanto que ver con la campa?a en s¨ª como con la ret¨®rica antichi¨ª que ha desatado. Aunque los dirigentes han declarado que no es una guerra contra los chi¨ªes, que ni siquiera est¨¢n en guerra con Ir¨¢n, que s¨®lo tratan de frenar su intervenci¨®n en el mundo ¨¢rabe, los defensores de derechos denuncian que sermones y programas de televisi¨®n est¨¢n llenos de sectarismo.
¡°Se han metido en un berenjenal. No entendemos el nivel de obsesi¨®n con Ir¨¢n. Nos preocupa el futuro de los Al Saud. ?C¨®mo van a salir de esto?¡±, se?alan fuentes diplom¨¢ticas occidentales en Riad.
Sin embargo, algunos analistas apuntan justamente a la guerra como una f¨®rmula para tratar de recuperar el liderazgo, no s¨®lo regional, sino tambi¨¦n dentro del pa¨ªs. ¡°Salm¨¢n estaba probablemente preocupado por la competencia que representa el autoproclamado califato¡±, ha escrito la historiadora saud¨ª Madawi al Rasheed. En su opini¨®n, ¡°una guerra externa era necesaria para silenciar a ciertos grupos locales propensos a escuchar la llamada del Estado Isl¨¢mico, que asegura defender a los musulmanes sun¨ªes de las matanzas de los chi¨ªes apadrinados por Ir¨¢n en Irak y Siria¡±. Otra cosa es que ese respaldo logre mantenerse a largo plazo sin introducir cambios pol¨ªticos de cierto calado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.