La resistencia del guerrero feliz
Desde que lidera el laborismo a Ed Miliband se le ha acusado de falta de talla pol¨ªtica
En el camerino donde se recluy¨® antes de saltar al escenario del debate televisado que le confirmar¨ªa como un m¨¢s que serio aspirante a primer ministro, Ed Miliband se dej¨® una hoja de papel con unas notas manuscritas que hab¨ªan de inspirarle en los ataques a sus adversarios pol¨ªticos. ¡°El guerrero feliz. Tranquilo, nunca agitado¡±, hab¨ªa escrito en una apresurada caligraf¨ªa, que provoc¨® la mofa del diario sensacionalista The Sun que lo filtr¨®.
Son apuntes de unos versos que el poeta rom¨¢ntico William Wordsworth escribi¨® afectado por la muerte de su hermano, ahogado en el mar. Quiz¨¢ Miliband pens¨® tambi¨¦n en su propio hermano, a quien ¨¦l mismo mat¨® pol¨ªticamente al arrebatarle el liderazgo del partido hace cinco a?os, cuando repet¨ªa en su cabeza los versos de ese elogio del hombre de acci¨®n ¨C¡°?Qui¨¦n es el guerrero feliz? / ?Qui¨¦n es aquel que todo hombre de armas deber¨ªa desear ser?¡±- que ha sido fuente inagotable de met¨¢foras en la vida pol¨ªtica y militar.
La mano de David Axelrod, su millonario fichaje para dirigir la efectiva campa?a que ya termina, se adivina detr¨¢s de esa met¨¢fora con la que Barack Obama se refiri¨® tambi¨¦n a Joe Biden, su vicepresidente, en otra contienda que dirigi¨® con ¨¦xito el consejero estadounidense al servicio ahora del laborismo.
La de Ed Miliband (Londres, 1969) ha sido una batalla contra todos. Contra su hermano mayor, llamado a suceder a Gordon Brown tras su derrota en 2010, que acab¨® sucumbiendo a su ofensiva en una lucha fratricida que el pa¨ªs nunca olvidar¨¢. Contra un partido que nunca lleg¨® a creer en ¨¦l, en cuyo seno lleg¨® a gestarse una conspiraci¨®n para derrocarlo a menos de seis meses de las elecciones. Contra las encuestas, que insist¨ªan en retratarlo como el m¨¢s impopular de cuantos han liderado los principales partidos en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Y contra su propio destino, que lo llamaba a dibujar la salida del Nuevo Laborismo, en un momento en que ni ¨¦l ni su partido estaban preparados para elegir entre un camino y otro sin fracturas. Nadie apostaba por ¨¦l. Pero todas las batallas las ha ganado. Todas, menos una. Le queda la m¨¢s importante. La que disputa el jueves con otro David. La que le puede convertir en el pr¨®ximo primer ministro o en un engorroso borr¨®n en la historia de la izquierda brit¨¢nica.
Los Miliband son hijos de una pareja de inmigrantes jud¨ªos, ¨¦l polaco y ella belga, que se instalaron en el norte de Londres huyendo del nazismo. Pero fue el socialismo, pasi¨®n de un padre profesor de teor¨ªa pol¨ªtica marxista, y no el juda¨ªsmo el pilar espiritual de la casa. Quiz¨¢ por eso no ha contado con el respaldo de la comunidad jud¨ªa brit¨¢nica -el 69% prefiere a los conservadores- que s¨ª apoy¨® al Nuevo Laborismo de Blair.
David y Ed estudiaron en un colegio p¨²blico y despu¨¦s en la elitista universidad de Oxford. Ambos ingresaron en el Partido Laborista a mediados de los noventa. Ed se convirti¨® pronto en asesor de Gordon Brown y, tras un a?o sab¨¢tico en Estados Unidos, obtuvo un esca?o que le abri¨® la puerta al Gobierno. Los Miliband, chicos de oro de una nueva generaci¨®n del laborismo, fueron los primeros hermanos que trabajaban juntos en un Gobierno brit¨¢nico desde 1938.
Desde que asumi¨® el liderazgo del partido en 2010, la poderosa derecha medi¨¢tica ha cargado contra la supuesta falta de talla pol¨ªtica de ¡°Ed el Rojo¡±. Con argumentos de todo tipo, incluidas sus exageradas muecas al comer un s¨¢ndwich de beicon. Pero Miliband despleg¨® su capacidad de resistencia y aqu¨ª sigue, cinco a?os despu¨¦s, a un paso del 10 de Downing Street.
La resistencia, la claridad de ideas y la tranquilidad, como en el guerrero feliz de Wordsworth, son las? cualidades?que destacan quienes lo conocen
La resistencia, la claridad de ideas y la tranquilidad, como en el guerrero feliz de Wordsworth, son las cualidades de Ed Miliband que destacan quienes lo conocen. ¡°Siempre que ha tenido una pelea la ha ganado¡±, opina Alastair Campbell, quien fuera mano derecha de Blair. ¡°Ha estado cuestionado desde el principio, pero ha demostrado una enorme resistencia¡±.
Al contrario que su hermano, el peque?o de los Miliband se posicion¨® a la izquierda del Nuevo Laborismo, que gobern¨® el pa¨ªs durante 13 a?os apelando al votante centrista y a la complicidad de los grandes empresarios. Ed renunci¨® a pescar votos en caladeros conservadores y se empe?¨®, en cambio, en la unidad el voto progresista, en la creencia de que la crisis y la decepci¨®n con el Nuevo Laborismo hab¨ªan escorado la balanza de la sociedad brit¨¢nica hacia la izquierda.
Es la estrategia del 36%. Un veterano exdiputado tory, experto en estrategia pol¨ªtica, explica la aritm¨¦tica detr¨¢s de ese porcentaje: ¡°En 2010 el laborismo cosech¨® su peor resultado y obtuvo un 29% de los votos. Ese es su voto tribal, su columna. El Gobierno de coalici¨®n provoc¨® un colapso del voto liberal dem¨®crata, de un 20% a un 10%. Por cada voto liberal-dem¨®crata que iba a los conservadores, tres iban al laborismo. Eso da un 7% que, sumado al 29%, da ese 36% que Miliband se ha propuesto sujetar desde 2010¡±.
El guerrero feliz no cont¨® con el descalabro de su partido en Escocia. Con el da?o que pod¨ªa infligir a su partido al norte de la frontera el hacer campa?a codo con codo durante dos a?os con los tories para mantener el pa¨ªs unido. Quiz¨¢ es eso lo que le arrebata los tres puntos que separan el deseado 36% del 33% que le dan las encuestas.
En las ¨²ltimas semanas Miliband ha buscado esos tres puntos en el centro, con un programa m¨¢s moderado de lo que muchos esperaban y confiando en que su compromiso con permanecer en Europa le valiera el apoyo del mundo empresarial, donde reina un sentimiento de que el laborista les ha despreciado. Tambi¨¦n lo ha buscado a la izquierda, a trav¨¦s de un pol¨¦mico encuentro televisado con el actor y activista Russell Brand, a la caza de sus nueve millones de seguidores en Twitter y su predicamento entre una juventud ap¨¢tica.
La valoraci¨®n de Ed Miliband era tan baja que no pod¨ªa sino subir. Y subi¨®. La eficaz campa?a humaniz¨® al pol¨ªtico fratricida. El hashtag #Milifan, con el que la gente compart¨ªa memes del candidato en poses sexis, triunf¨® en Internet. Sus rivales conservadores siguen sin explicarse por qu¨¦, con un rival as¨ª y con la econom¨ªa brit¨¢nica en marcha, no han sido capaces de despegar. Como siempre, todos subestimaron a Ed Miliband. No contaron con la prodigiosa resistencia del guerrero feliz.
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