Exc¨¦ntrico Cameron
Durante los ¨²ltimos cuatro a?os, Cameron ha hecho todo tipo de malabares para mantener en el aire tres pelotas
"De car¨¢cter raro, extravagante¡±, dice la Real Academia de la Lengua, pero tambi¨¦n ¡°que est¨¢ fuera del centro, o que tiene un centro diferente¡±. Ambas acepciones de exc¨¦ntrico sirven para describir el momento por el que pasa la pol¨ªtica brit¨¢nica. Pero tambi¨¦n vale, si se quieren permitir una sonrisa, la tercera que nos ofrece la Academia: ¡°Artista de circo que busca efectos c¨®micos por medio de ejercicios extra?os¡±, una definici¨®n que bien podr¨ªa aplicarse al primer ministro David Cameron, que pugna por mantener el derecho a residir en el 10 de Downing Street.
Durante los ¨²ltimos cuatro a?os, Cameron ha hecho todo tipo de malabares (ejercicios extra?os) para, con dos manos, mantener en el aire simult¨¢neamente tres pelotas. La primera pelota es la europea. Ah¨ª, Cameron ha pretendido convencer a los brit¨¢nicos de que es capaz de liderar un proceso negociador que mejore la posici¨®n de Reino Unido en la UE y refuerce su capacidad de influencia. Forzar¨¦ a mis colegas europeos, ha prometido, a dise?ar un traje jur¨ªdico a la medida de Reino Unido (en realidad, de los conservadores brit¨¢nicos, v¨ªctimas de la suma de su propio euroescepticismo hist¨®rico y, ahora, del populismo eur¨®fobo que representa el UKIP de Nigel Farage).
Da igual que los l¨ªderes europeos le hayan dicho por activa y por pasiva que no est¨¢n por la labor de negociar ese Tratado. Pero no, enfrentado a esas negativas, Cameron ha decidido lanzar la pelota cada vez m¨¢s alto y plantear un ¨®rdago a sus socios. ?La consecuencia? Que su plan inicial de convocar un refer¨¦ndum para lograr la permanencia de Reino Unido en la UE muy bien puede convertirse en una consulta que termine sac¨¢ndolo de ella. La segunda pelota es la escocesa. Aqu¨ª tambi¨¦n, Cameron ha sido un maestro del tacticismo y del regate en corto. Su rechazo a negociar una ampliaci¨®n de las competencias de Escocia le llev¨® a plantear a los escoceses un refer¨¦ndum con un planteamiento binario (¡°la independencia o nada¡±). Pero cuando vio que los escoceses se decantaban por la independencia, ofreci¨® un paquete de competencias muy superior al que hubiera tenido que aceptar al final de una negociaci¨®n. El resultado de todos estos malabares no puede ser m¨¢s cruel; seg¨²n las encuestas, los independentistas escoceses muy bien podr¨ªan tener las llaves de Westminster y bloquear su reelecci¨®n.
La tercera pelota ha sido la inmigraci¨®n. En lugar de cabalgar sobre las estad¨ªsticas, que demuestran que Reino Unido es un ganador neto, y no un perdedor de la libre circulaci¨®n de personas en la UE, ha preferido subirse a lomos de la demagogia y el miedo ventilado por Nigel Farage, empe?ado en se?alar a los inmigrantes como vagos que abusan del sistema de bienestar brit¨¢nico o, directamente, como delincuentes. Toca ahora a los brit¨¢nicos decidir si quieren que el malabarista siga al mando.
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