Aprender a vivir con tres horas de agua
Los vecinos de S?o Paulo se levantan de madrugada para guardar agua
En algunos barrios de Osasco, el quinto municipio de S?o Paulo en poblaci¨®n, el sol ha dejado de marcar el comienzo del d¨ªa de sus vecinos. La jornada comienza aqu¨ª de madrugada, a¨²n de noche, con los primeros ruidos del agua corriendo por las tuber¨ªas. En casa de Janaina Dias, de 28 a?os, el traj¨ªn de lavadoras, platos, higiene personal y de casa empieza a las tres y media de la ma?ana y se extiende hasta las seis, las ¨²nicas horas al d¨ªa en las que en esta vivienda y su barrio tienen suministro.
S?o Paulo vive la peor crisis h¨ªdrica de los ¨²ltimos 84 a?os y los cortes en el abastecimiento est¨¢n dejando sin agua a sus habitantes desde el a?o pasado. La falta de suministro apenas se nota en las zonas m¨¢s ricas de la ciudad gracias a las enormes reservas de agua instaladas en los edificios, pero en las regiones m¨¢s pobres, construidas con casas precarias, la falta de agua castiga a los vecinos todos los d¨ªas. Esas tres horas en las que las mujeres de Jardim Concei??o, el barrio m¨¢s poblado de Osasco, hacen acopio de agua son fundamentales para garantizar el abastecimiento para el resto de la familia durante el d¨ªa. Ellas se quejan de que casi no duermen y de que ya no necesitan ni alarmas: la falta de agua alter¨® su sue?o y sus rutinas. ¡°Hace m¨¢s de seis meses que estamos as¨ª, nos duele la espalda de tanto cargar baldes¡±, se queja Janaina.
En esa misma calle, Mailsa Alves Moreira, de 49 a?os, arrastra los pies agotada con un barre?o de ropa encajado en su cadera huesuda. Es s¨¢bado al medio d¨ªa y a¨²n no ha dormido. "Trabajo los siete d¨ªas de la semana, si no lavo ahora no s¨¦ cu¨¢ndo voy a poder hacerlo. Somos 11 en casa". Mailsa lleva desde las tres y media de la ma?ana poniendo lavadoras, aprovechando el "milagro" de un s¨¢bado con agua en los grifos, un presente rar¨ªsimo en los ¨²ltimos tiempos. ¡°La situaci¨®n es cruel, ?sabes?¡±. Mailsa dice que no tiene dinero para comprar una reserva de agua, as¨ª que si ella no se levantase con el suministro para llenar cubos con la manguera, no tendr¨ªa ni para tirar de la cadena al volver a casa.
La prioridad de las matriarcas de estos barrios es, sin duda, lavar la ropa y garantizar el agua para cocinar. Ni sus armarios guardan prendas suficiente para retrasar su limpieza, ni su presupuesto les permite comer fuera cuando los cortes les pillan desprevenidas. En Osasco el 46,6% de sus vecinos vive con hasta un salario m¨ªnimo (262 d¨®lares), seg¨²n datos del Ayuntamiento.
Del primer escal¨®n de la escalinata que lleva a la casa de Andreia Aparecida da Silva, vecina de Vila Julia, desempleada de 42 a?os, sale una ca?er¨ªa blanca que suelta agua sin parar. Est¨¢ conectada al pozo de un vecino y se ha convertido en el punto de encuentro del barrio. Ah¨ª llegan diariamente los chavales para lavar sus motos y coches, camionetas con bidones, madres con cubos e, incluso, con cacerolas y botellas de agua mineral. ¡°Ya llegu¨¦ a dar a los ni?os esa agua. La herv¨ª y la col¨¦. No ten¨ªamos otra¡±, reconoce avergonzada Andreia.
El problema en Jardim Concei??o no es solo que falte agua, sino que la poca que llega, a veces, es insalubre. Hoy es raro encontrar en esa regi¨®n una madre que d¨¦ agua, ya no de la ca?er¨ªa al aire libre, sino del propio grifo a sus hijos. Los vecinos cuentan que, hace cerca de dos meses, familias enteras cayeron enfermas, con v¨®mitos y diarrea. ¡°El agua del alcantarillado se mezcl¨® con la de las tuber¨ªas¡±, afirma Nazar¨¦, de 46, a?os, una de las afectadas. ¡°El agua que sal¨ªa del grifo apestaba a mierda, la calle entera se puso enferma. La compa?¨ªa de saneamiento aclara que lo que se contamin¨® fue tierra y que en tres d¨ªas se atendi¨® la aver¨ªa. ¡°Nosotros no confiamos m¨¢s, mucho menos para d¨¢rsela a los ni?os¡±, dice la joven Janaina. El estrago, afirma, les dej¨® 15 d¨ªas sin agua.
El servicio deficiente y discontinuo que describen los vecinos no se ha traducido en las facturas. ¡°Llegan 16 d¨®lares, pero no hay agua. Hace tanto tiempo, que no s¨¦ cuando fue el ¨²ltimo s¨¢bado que abr¨ª el grifo y sali¨® algo¡±, dice Andreia. Cada uno de los seis miembros de la familia de Andreia gasta aproximadamente 61 litros por d¨ªa. Su consumo est¨¢ muy por debajo del consumo medio recomendado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (110 litros por d¨ªa), y a¨²n m¨¢s distante de la media de 126 litros que se consumen por persona y por d¨ªa en S?o Paulo.
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