Hillary Clinton apela a las bases progresistas en su carrera presidencial
La candidata dem¨®crata, que con su marido ha ganado m¨¢s de 30 millones de d¨®lares desde 2014, acent¨²a el discurso contra las desigualdades
Hillary Clinton, en busca de ampliar sus apoyos entre las bases del Partido Dem¨®crata, arranca la carrera a la Casa Blanca con un giro progresista. Clinton, una de las personas m¨¢s ricas entre los aspirantes a suceder a Barack Obama, adopta la ret¨®rica del ala populista de su partido contra las desigualdades y se sit¨²a a la izquierda de Obama en inmigraci¨®n. Algunas propuestas rompen con el centrismo de su marido, el expresidente Bill Clinton.
Toda campa?a con garant¨ªas de ¨¦xito requiere, en Estados Unidos, la movilizaci¨®n de los votantes m¨¢s convencidos. Y estos, en el Partido Dem¨®crata, son la base progresista, la que impuls¨® al presidente Obama en 2008 y que recela de Clinton. No son suficientes para ganar unas elecciones ¡ªun presidenciable necesita apelar al centro¡ª, pero s¨ª necesarios.
Esa b¨²squeda del voto progresista coincide con nuevas informaciones sobre su estatus econ¨®mico. El pasado fin de semana los Clinton han informado de que han ganado m¨¢s de 30 millones de d¨®lares (26,2 millones de euros) con sus discursos remunerados y con los ingresos del ¨²ltimo libro de la tambi¨¦n exsenadora.
El perfil ideol¨®gico de Hillary Clinton nunca ha estado definido. En esencia es, como su marido, una pragm¨¢tica. Cuando era primera dama, promovi¨® sin ¨¦xito una reforma sanitaria progresista; diez a?os despu¨¦s, cuando era senadora, aprob¨® la invasi¨®n de Irak, un voto que el ala izquierda nunca le perdon¨® y contribuy¨® a su derrota ante Obama en las primarias de 2008.
Su ¨²ltima reencarnaci¨®n, tras formalizar en abril su candidatura a las presidenciales de 2016, es la de una pol¨ªtica m¨¢s progresista, alineada con la facci¨®n m¨¢s influyente en el Partido Dem¨®crata, la que encabeza la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren.
¡°Hillary Clinton no s¨®lo quiere ser presidenta; quiere cambiar la direcci¨®n del pa¨ªs¡±, la defiende, en una conversaci¨®n en Washington, el Nobel de Econom¨ªa Joseph Stiglitz, autor de un manifiesto con propuestas para dar marcha atr¨¢s en las pol¨ªticas desregularizadoras que empezaron en los a?os ochenta con Ronald Reagan.
Una candidata con pocos rivales
Por ahora, Hillary Clinton no tiene quien le haga sombra en el Partido Dem¨®crata. En el campo republicano, ya hay m¨¢s de media docena de activos aspirantes a la candidatura presidencial, pero la exsecretaria de Estado hace campa?a casi sin competencia. Aunque el senador por Vermont Bernie Sanders tambi¨¦n se ha postulado, no es considerado un riesgo serio para Clinton.
Pero habr¨¢ m¨¢s candidatos. El exgobernador de Maryland Martin O'Malley a¨²n tiene que anunciar sus aspiraciones. El exsenador de Virginia Jim Webb podr¨ªa seguirle. Ninguno es tan poderoso ni conocido como Clinton, pero la ex primera dama no baja la guardia. Tambi¨¦n en 2008 era la ¡°candidata inevitable¡± y Barack Obama le arrebat¨® la nominaci¨®n.
Stiglitz, quien fue presidente del Consejo de Asesores Econ¨®micos en la Casa Blanca de Bill Clinton, en los noventa, ha hablado de estas propuestas con la candidata. Dice que su progresismo es cre¨ªble: ¡°Es el lugar donde su coraz¨®n estaba cuando la conoc¨ª en la primera Administraci¨®n Clinton¡±.
En las ¨²ltimas semanas, Clinton ha cargado contra los multimillonarios que pagan menos impuestos que la clase trabajadora. Ha propuesto abrir las puertas de la ciudadan¨ªa a los 11 millones de inmigrantes sin papeles. Y ha criticado un sistema judicial y policial que ha llevado a EE UU a cuadruplicar en 35 a?os la poblaci¨®n carcelaria.
La propuesta de reforma judicial y policial es una enmienda a las pol¨ªticas de su marido en este ¨¢mbito, pol¨ªticas que en gran parte ella comparti¨®. Tambi¨¦n lo es su discurso sobre las desigualdades, una palabra que no figuraba en el vocabulario de los dem¨®cratas de Bill Clinton, amigo de la gran banca, y sus reproches a Wall Street.
Es elocuente el silencio de Clinton en la batalla que la facci¨®n Warren del Partido Dem¨®crata libra en el Congreso contra el dem¨®crata Obama por los acuerdos para promover el libre comercio internacional. Clinton defend¨ªa estos acuerdos hasta hace unos meses; ahora evita pronunciarse.
¡°Ella sabe que la base del partido quiere que se mueva hacia la izquierda¡±, dice en una entrevista telef¨®nica Roger Hickey, codirector de la Campa?a por el Futuro de Am¨¦rica, un grupo adscrito al ala izquierda del Partido Dem¨®crata. ¡°Pero esta tambi¨¦n es la manera de ganar votos no de activistas, no de izquierdistas profesionales como nos llama Obama, sino de trabajadores de Ohio o Pensilvania que perdieron su empleo y ven c¨®mo su salario declina¡±.
Warren, y no Hillary Clinton, es hoy la figura del Partido Dem¨®crata. Articula como nadie un mensaje comprensible sobre las desigualdades y el atasco del ascensor social. Sus invectivas contra Wall Street y su defensa de las pol¨ªticas fiscales redistributivas son virales, pero se resiste a presentarse a la Casa Blanca: cree que puede influir m¨¢s desde fuera que desde dentro.
Clinton agasaja a Warren. La invit¨® a su residencia en Washington y escribi¨® en la revista Time un art¨ªculo elogiando su talento para mantener a raya a los poderosos: banqueros, lobistas, altos funcionarios y, a?adi¨® con iron¨ªa, ¡°s¨ª, tambi¨¦n a los aspirantes presidenciales¡±. ¡°Las cartas est¨¢n repartidas en favor de los de arriba¡±, dijo Clinton en uno de sus primeros discursos de campa?a, en Iowa. La frase es un eco de uno de los estribillos de Warren: ¡°El juego est¨¢ trucado¡±.
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