Malasia e Indonesia acoger¨¢n por un tiempo a los refugiados rohingya
Unos 350 inmigrantes han sido rescatados por pescadores cerca de la isla de Sumatra
Finalmente, Malasia e Indonesia han abandonado su postura de intransigencia y aceptar¨¢n acoger a los barcos de refugiados rohingya que se dirigen a sus aguas. Tras dos semanas de cr¨ªticas internacionales y de un tira y afloja que las organizaciones humanitarias han calificado de ¡°ping-pong humano¡±, ambas naciones han indicado que ¡°la expulsi¨®n y el remolque de los barcos¡± a aguas internacionales ¡°ya no va a suceder¡±.
La decisi¨®n se ha tomado despu¨¦s de una reuni¨®n de ministros de Exteriores de ambos pa¨ªses y Tailandia en Kuala Lumpur. ¡°Hemos acordado tambi¨¦n ofrecerles cobijo temporal, siempre y cuando la comunidad internacional acometa el proceso de su realojamiento y su repatriaci¨®n en el plazo de un a?o¡±, ha asegurado el jefe de la diplomacia malasia, Arifah Aman.
Aunque Tailandia particip¨® en la reuni¨®n, no se ha sumado al acuerdo, al menos de momento, a la espera de ver c¨®mo podr¨ªa aceptar a los refugiados de acuerdo con sus ¡°leyes nacionales¡±, seg¨²n Aman.
Malasia e Indonesia ya han acogido a lo largo de la ¨²ltima quincena a cerca de 3.000 inmigrantes, en su mayor¨ªa banglades¨ªes o de la minor¨ªa birmana rohinya, que han llegado a sus costas en barcos de madera, en muchos casos enfermos o a desnutridos. Seg¨²n Aman, otros 7.000 se encuentran en altamar, huyendo de la pobreza o de la persecuci¨®n en sus pa¨ªses de origen. El acuerdo solo valdr¨¢ para aquellos refugiados que ya est¨¦n en camino, no aquellos que a¨²n no hayan embarcado: ¡°bajo ninguna circunstancia se debe esperar que acojamos a cada uno de ellos si se produce un s¨²bito flujo¡±, ha apuntado el ministro malasio.
Pescadores indonesios lograron hoy poner a salvo a varios centenares de refugiados llegados en un barco a las cercan¨ªas de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra. Seg¨²n la agencia AFP, se trata del mismo barco del que se hab¨ªa perdido el rastro despu¨¦s de ser expulsado sucesivamente de aguas indonesias, malasias y tailandesas. ¡°El barco flotaba a la deriva, el motor no funcionaba, los pescadores se apiadaron de ellos¡±, explic¨® un funcionario del organismo de rescate y salvamento indonesio, de nombre Sadikin, a la agencia. En total viajaban a bordo 433 personas, de ellas 293 varones, 70 mujeres y 70 ni?os. ¡°Algunos parec¨ªan muy enfermos y d¨¦biles, otros deshidratados¡±, explic¨® Sadikin.
El cambio de actitud de los pa¨ªses receptores parece haberse extendido tambi¨¦n, hasta cierto punto, a Birmania, el pa¨ªs de origen de la mayor¨ªa de los refugiados. Tras rechazar inicialmente implicarse en la crisis, o incluso de negarse a participar en una crisis regional si se mencionaba la palabra ¡°rohinya¡±, los medios oficiales del pa¨ªs hoy citan un comunicado de su Ministerio de Exteriores en el que el pa¨ªs se declara ¡°dispuesto a aportar ayuda humanitaria a los que sufren en el mar¡±.
El origen de la crisis comienza, precisamente, en Birmania, un pa¨ªs de mayor¨ªa budista. Su Gobierno rechaza reconocer a los cerca de 1,1 millones de rohinya, de religi¨®n musulmana, como una minor¨ªa ¨¦tnica y en cambio los considera inmigrantes ilegales banglades¨ªes. Sin derecho a la ciudadan¨ªa o a poseer tierra, esta comunidad sufre una persecuci¨®n que se ha visto agudizada en los ¨²ltimos tres a?os y que ha dejado a cerca de 140.000 de sus miembros desplazados y viviendo en campos de refugiados en condiciones miserables en el estado birmano de Rajain.
El ritmo de su huida de Birmania se ha acelerado con el aumento de la persecuci¨®n. La ONU calcula que en los primeros meses de este a?o se embarcaron cerca de 25.000, con el objetivo de llegar a Malasia, un pa¨ªs cercano y relativamente pr¨®spero, tambi¨¦n de mayor¨ªa musulmana.
La ruta habitual de los traficantes que los transportaban pasaba por Tailandia, donde reten¨ªan ocultos a los refugiados en la jungla hasta que pagaran su pasaje. Pero una campa?a del Gobierno tailand¨¦s contra este tipo de contrabando ha motivado que los traficantes rehusen llevar a su carga humana hasta esas costas. En su lugar, han abandonado los barcos a su suerte.
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