Estados Unidos prepara cambios en la estrategia contra los yihadistas en Irak
Contempla incrementar el entrenamiento y la entrega de armas para recuperar Ramadi
Estados Unidos quiere aprender de las lecciones de la p¨¦rdida de la ciudad iraqu¨ª de Ramadi, bajo control del Estado Isl¨¢mico (EI) desde el fin de semana. No habr¨¢ una reformulaci¨®n de los principios de la campa?a militar, pero s¨ª se acelerar¨¢ la preparaci¨®n de las fuerzas tribales locales. La conquista por parte del grupo yihadista sun¨ª de la capital de la conflictiva provincia de Al Anbar, al oeste de Bagdad, supone el mayor varapalo a las fuerzas iraqu¨ªes y estadounidenses desde el inicio en agosto de la campa?a de ataques a¨¦reos.
Washington minimiz¨® inicialmente la p¨¦rdida de Ramadi al esgrimir que ser¨¢ una guerra larga con victorias y derrotas, pero desde el martes admite la relevancia de la ciudad y que la estrategia debe actualizarse. ¡°Estamos mirando c¨®mo mejor podemos apoyar a las fuerzas locales sobre el terreno en Al Anbar, incluyendo acelerar el entrenamiento y el equipamiento de las tribus locales y apoyando una operaci¨®n impulsada por Irak con fuerzas asociadas que act¨²en bajo comando iraqu¨ª¡±, dice a EL PA?S Alistair Baskey, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El presidente Barack Obama se reuni¨® el martes en la Casa Blanca con su equipo de seguridad nacional tras la p¨¦rdida de Ramadi. ¡°No hay ninguna revisi¨®n formal de la estrategia. El equipo se re¨²ne de forma frecuente para revisar eventos y determinar c¨®mo mejor refinar y llevar a cabo la estrategia para degradar y finalmente destruir al EI¡±, agrega el portavoz.
Estamos mirando c¨®mo mejor podemos apoyar a las fuerzas locales sobre el terreno en Al Anbar"
Alistair Baskey, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca
Al Anbar es un buen term¨®metro de la inestabilidad sectaria iraqu¨ª, de los desaf¨ªos de la lucha contra los yihadistas y de los aprendizajes del pasado. La provincia, casi exclusivamente sun¨ª, fue el foco de la insurgencia contra las tropas estadounidenses tras la invasi¨®n de 2003 y desde entonces se siente marginada por la mayor¨ªa chi¨ª que gobierna Irak. La alianza con las tribus sun¨ªes locales fue clave para que Estados Unidos lograra estabilizar Al Anbar en la fase final de su intervenci¨®n militar, que culmin¨® en 2011.
Washington busca repetir ese modelo. A diferencia de la intervenci¨®n anterior, los cerca de 3.000 militares estadounidenses desplegados en Irak no tienen funci¨®n de combate. Asesoran y entrenan a las fuerzas locales, algo que ya hicieron hace una d¨¦cada y que fue insuficiente para evitar la r¨¢pida expansi¨®n del grupo extremista el a?o pasado. Buscando deslegitimar al EI y su ret¨®rica religiosa, Estados Unidos ha tratado de impulsar la creaci¨®n de una guardia nacional integrada por sun¨ªes bajo el control del Gobierno de Bagdad, pero la propuesta est¨¢ estancada ante los recelos de legisladores chi¨ªes que temen que promueva la violencia sectaria.
Ese mismo miedo existe en Washington, pero al rev¨¦s. Tras la ca¨ªda de Ramadi, el primer ministro Abadi autoriz¨® el despliegue de 3.000 integrantes de milicias chi¨ªes, apoyadas por Ir¨¢n, en la ofensiva contra la ciudad. El temor de Estados Unidos es que eso alimente las tensiones sectarias que permitieron el auge del EI y ahuyente a las tribus locales a apoyar la lucha contra los yihadistas.
El portavoz de la Casa Blanca, Eric Schultz, destac¨® este mi¨¦rcoles que la decisi¨®n de enviar a milicias chi¨ªes fue aprobada por unanimidad por el Consejo Provincial de Al Anbar, pero subray¨® que esas milicias deben operar bajo el ¡°comando y control¡± de las fuerzas de seguridad iraqu¨ªes y que EE UU ¡°siempre¡± est¨¢ preocupado por el riesgo de violencia religiosa.
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