El 90% de los mexicanos considera que los partidos pol¨ªticos son corruptos

La corrupci¨®n tiene a M¨¦xico en terapia intensiva. Mar¨ªa Amparo Casar, una reputada analista pol¨ªtica del Centro de Investigaci¨®n y Docencia Econ¨®mica (Cide), ha realizado una radiograf¨ªa de uno de los problemas m¨¢s extendidos y de efectos m¨¢s perniciosos en el pa¨ªs. Su libro, Anatom¨ªa de la Corrupci¨®n?es un compendio de indicadores que dejan un panorama devastador. El texto revela que en 2014 M¨¦xico obtuvo una calificaci¨®n de 35 puntos sobre 100, siendo 0 altamente corrupto, y ocupa el lugar 103 de 175 pa¨ªses en el ¨ªndice de percepci¨®n de la corrupci¨®n de Transparencia Internacional, seg¨²n los datos que recoge la acad¨¦mica. El pa¨ªs no solo no ha mejorado, sino que ha retrocedido de lugar 72 al 103 en tan solo seis a?os. ¡°Hay que combatirla como si fuera un enfermedad y para eso lo primero es conocerla¡±, asegura la investigadora.

¡°Nuestra democracia es el soborno en su m¨¢xima expresi¨®n¡±, cita Casar a Gore Vidal para introducir las cifras angustiantes que muestran c¨®mo perciben los mexicanos su pa¨ªs. El 79% considera que la corrupci¨®n es un problema serio , y el 52% piensa que ha aumentado mucho en los ¨²ltimos dos a?os. En 1996 solo 502 notas period¨ªsticas mencionaron la palabra corrupci¨®n, en 2014 fueron 29.505. ¡°Y esto sin contar t¨¦rminos como: cohecho, moche, tranza, evasi¨®n... Esto, sin embargo, puede deberse a una mayor libertad de prensa y un incremento de los recursos dedicados a la investigaci¨®n period¨ªstica¡±, aclara la autora, doctora en ciencias pol¨ªticas por la Universidad de Cambridge.

El 91% de los mexicanos asegura que la corrupci¨®n es el pan diario de los partidos pol¨ªticos y el 90% piensa lo mismo de la polic¨ªa. El ej¨¦rcito es la instituci¨®n que m¨¢s se salva, a¨²n as¨ª el 42% de los ciudadanos considera que tambi¨¦n est¨¢ contaminada. Pero en M¨¦xico nadie se libra. La pol¨ªtica, las empresas y los ciudadanos de a pie visten el abrigo de la corrupci¨®n. 8 de cada 10 empresas que operan en M¨¦xico han padecido cuando menos un fraude en el ¨²ltimo a?o, la mayor¨ªa de las veces para agilizar tr¨¢mites y otras tantas para obtener alguna licencia o permiso. ¡°No se trata de eliminar las inspecciones o mecanismos de control, pero s¨ª de desarrollar mecanismos que impidan la utilizaci¨®n de estos para extorsionar¡±, subraya la acad¨¦mica, quien ha llevado acabo la investigaci¨®n durante su a?o sab¨¢tico en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

En cuanto a los ciudadanos de pie se da un fen¨®meno que Casar caracteriza como ¡°curioso¡±. Los mexicanos no se consideran corruptos. El 76% piensa que sus familiares son inmunes a la corrupci¨®n y el 70% que sus vecinos tambi¨¦n est¨¢n lejos de estrecharle la mano a este mal. Sin embargo, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica report¨® m¨¢s de cuatro millones de actos de peque?a corrupci¨®n en 2013. ¡°Si no somos nosotros, ni nuestros familiares ?qui¨¦n entonces los comete?¡±, pregunta la investigadora.

La pirater¨ªa es, para Casar, un claro ejemplo de la cultura de la ilegalidad que reina en M¨¦xico. Solo la mitad de la poblaci¨®n considera que esta pr¨¢ctica es un delito. El 90% de los DVD vendidos en el pa¨ªs son piratas, y por la pirater¨ªa se pierden 480.000 empleos al a?o. ¡°El mexicano considera que es v¨¢lido comprar o hacerse con servicios ¡®gratis¡¯ porque beneficia su propia econom¨ªa. Es el mismo razonamiento que el del pol¨ªtico corrupto: sabe que es reprobable y que provoca da?os en la sociedad pero la practica porque beneficia su propia econom¨ªa¡±, reflexiona la analista.

La corrupci¨®n sale cara. Seg¨²n datos del Banco Mundial que recoge Casar, la corrupci¨®n cuesta a M¨¦xico el equivalente al 9% de su PIB y 80% de la recaudaci¨®n de impuestos. . En 2010 se destinaron m¨¢s de 32 millones de pesos a las mordidas. Las familias destinan un 14% de sus ingresos anuales a pagar actos de corrupci¨®n, pero la cifra asciende a un 33% para los hogares que perciben un salario m¨ªnimo. ¡°La corrupci¨®n representa un impuesto regresivo considerable para los m¨¢s pobres¡±, asegura.

¡°Los mexicanos debemos entender que la corrupci¨®n puede ser rentable para sus beneficios en el corto plazo, pero en el agregado sus costos son mayores que sus beneficios¡±, reflexiona Casar. M¨¦xico no se ha quedado de brazos cruzados en la lucha contra la corrupci¨®n, sin embargo, el impacto de sus iniciativas o pol¨ªticas anticorrupci¨®n ha sido nulo. Desde la creaci¨®n de la Secretar¨ªa de Contralor¨ªa en 1982, pasando por el Instituto Federal de Acceso a la Informaci¨®n, en 2002, o la Comisi¨®n Nacional Anticorrupci¨®n propuesta por Enrique Pe?a Nieto en 2012, ninguna de estas acciones se ha traducido en una menor corrupci¨®n ni menor impunidad. De 1998 a 2012 se han presentado 444 denuncias penales a trav¨¦s de la Auditor¨ªa Superior de la Federaci¨®n, de las cuales s¨®lo han habido siete consignaciones. Y de los 41 gobernadores que han sido acusados de 2000 a 2013, s¨®lo 16 casos se han investigado y cuatro han terminado detenidos. En Estados Unidos, de los nueve gobernadores acusados, los nueve han sido investigados y los nueve est¨¢n detenidos.

Es un problema que tiene soluci¨®n, asegura la analista. Como ejemplo dice que Uruguay y Chile han mejorado hasta tener mediciones comparables con las de Reino Unido. ¡°No existe receta perfecta¡±, explica Casar, pero concluye con cinco propuestas para iniciar la erradicaci¨®n de este mal que llama ¡°enfermedad¡±: a nivel federal, acompa?amientos de la sociedad civil en la redacci¨®n de leyes secundarias; a nivel estatal, homologaci¨®n de c¨®digos penales para delitos de corrupci¨®n; a nivel municipal, uso de herramientas digitales para reducir tr¨¢mites en ventanillas. Perseguir de oficio los delitos de corrupci¨®n, y prohibir el uso de dinero en efectivo en actividades gubernamentales.