La dictadura del amor
La sociedad ecuatoriana es como una mujer maltratada
Si esto fuera una dictadura, ser¨ªa la dictadura del amor
La dictadura del pueblo, patria y revoluci¨®n
La dictadura del progreso y de la educaci¨®n
Si eso es una dictadura, es porque el coraz¨®n les est¨¢ dictando
?
Por todas partes se respira aire revolucionario
Avanzamos, somos patria, somos el sue?o de Alfaro
Recuperamos el orgullo de sentirse ecuatoriano
Si esto es una dictadura, un aplauso para el coraz¨®n que con amor est¨¢ dictando.
As¨ª dice la canci¨®n de una reciente propaganda pol¨ªtica del gobierno de Rafael Correa. La letra es mediocre, y eso sin comentar sobre la rima. La melod¨ªa suena como el jingle de una cerveza durante el mundial de f¨²tbol, un producto de consumo masivo que busca identificarse con un pa¨ªs ansioso por goles. La interpretaci¨®n tambi¨¦n podr¨ªa ser mejor, sobre todo si no abusaran del falsetto imitando a Shakira. Est¨¢ en Youtube, desde luego.
En comunicaci¨®n pol¨ªtica, lo explicito tiene por lo general menos fuerza que lo que queda sugerido, lo t¨¢cito. No es el caso ecuatoriano, sin embargo. La sutileza no es precisamente un talento de Rafael Correa. Otro dictador habr¨ªa sido capaz de decir algo as¨ª como ¡°habiendo amor, no puede tratarse de una dictadura.¡± ?l prefiri¨® admitir lo que es, tal vez para que nadie se confunda.
Es que Correa no est¨¢ hecho para los eufemismos ni los mensajes subliminales. Prefiere ser directo. Es dictadura al fin y, para muchos, sin amor que valga. Por cierto que no sienten amor el diario El Universo y el caricaturista Bonil, obligados a retractarse tantas veces, sancionados, multados y acosados judicialmente por el delito de burlarse del poder. Correa no entiende que sin humor no puede haber amor.
Tampoco siente ese amor el peri¨®dico La Hora, sancionado no por lo que informa sino por lo que no informa. El abuso del Estado continuar¨¢, ya que el peri¨®dico se ha negado a pagar la multa. No hay amor para el diario El Comercio, multado y obligado a rectificarse recientemente por informar sobre el aumento de los costes de un proyecto energ¨¦tico oficial, aumento que el ministerio en cuesti¨®n ha disputado. En todos los casos, las sanciones las imparte la Supercom, Superintendencia de Comunicaci¨®n, supuesto ente regulatorio aut¨®nomo pero que en realidad se ocupa de contenidos, brazo ejecutor y de facto ministerio de propaganda.
Por cierto que tampoco ha habido amor para el joven de 17 a?os que tuvo la mala idea de hacerle un gesto irrespetuoso a Correa¡ªeso seg¨²n Correa, valga la aclaraci¨®n¡ªy tuvo que enfrentarse en plena v¨ªa publica con el acoso personal del presidente y sus guardaespaldas. El joven fue arrestado a pesar de ser menor de edad y luego sancionado a cumplir trabajos comunitarios.
No se ve amor para con las mujeres, con demasiada frecuencia estigmatizadas desde el poder. All¨ª, un Estado laico aprueba un ¡°Plan Familia¡± que, con inspiraci¨®n religiosa, pretende regular su sexualidad, maternidad, desarrollo profesional y les dicta lecciones de moralidad. Todo ello envuelto en un discurso que sin demasiadas sutilezas les hace responsables hasta por la violencia de g¨¦nero, consecuencia de su supuestamente baja auto estima. El razonamiento est¨¢ tan tipificado que redunda. Se trata de victimizar a la v¨ªctima: la falda estaba muy corta, el maquillaje, exagerado. El argumento siempre termina en la justificaci¨®n de la violencia por una provocaci¨®n previa.
El paralelo es ¨²til. La sociedad ecuatoriana es cada vez m¨¢s una mujer maltratada por provocar, por usar la falda demasiado corta, es decir, por ejercer sus derechos y exigirle al gobierno respetarlos. El psic¨®pata que golpea siempre tiene una ense?anza a impartir y una provocaci¨®n a corregir. Como Correa, el hombre abusivo tambi¨¦n lo hace por amor. Es solo que, en esas relaciones, la dictadura del amor casi siempre termina en un r¨¦gimen de terror.
Twitter @hectorschamis
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