La plaza m¨¢s tur¨ªstica de Katmand¨² es a¨²n un campamento improvisado
Unos 2,8 millones de nepal¨ªes siguen sin techo un mes despu¨¦s del terremoto
En la plaza Durbar, el coraz¨®n de Katmand¨², el lugar m¨¢s tur¨ªstico de la capital de Nepal, el silencio marcaba este lunes el primer mes desde el terremoto que asol¨® el pa¨ªs. Cientos de personas caminaban, todav¨ªa incr¨¦dulas, entre los grandiosos templos destruidos. ¡°Hace un mes ten¨ªa una casa, un trabajo. Mi casa se cay¨® y la empresa donde trabajaba ha cerrado. Ahora no tengo nada. La vida de mi familia ha cambiado completamente¡±, explica Sima Borsasare. Como ella, 2,8 millones de nepal¨ªes se han quedado sin techo porque sus hogares fueron destruidos o gravemente da?ados por los dos recientes se¨ªsmos.
Borsasare, con una beb¨¦ de seis meses, estuvo ingresada una semana en el hospital por contusiones. Acampa con su familia en la plaza Durbar, que, como muchos de los espacios abiertos de Katmand¨², se ha vuelto un campamento improvisado.
Los nepal¨ªes est¨¢n curtidos por la pobreza, acostumbrados a vivir en las condiciones clim¨¢ticas extremas de la alta monta?a y con los estragos de una larga guerra civil que termin¨® hace 10 a?os. La devastaci¨®n causada por los ¨²ltimos se¨ªsmos ha calado fuerte en el ¨¢nimo colectivo. Muchos se han quedado sin nada. Por si fuera poco, las r¨¦plicas, aunque de menor intensidad, no han dejado de sentirse a diario.
La reconstrucci¨®n est¨¢ en marcha. La poblaci¨®n ha comenzado a levantar sus propios refugios con lo que tienen a la mano. Las lonas impermeables son un bien muy preciado. Las organizaciones humanitarias se apresuran en repartir materiales para la reconstrucci¨®n lo antes posible: tienen la gran presi¨®n del monz¨®n, que en tres semanas llegar¨¢ con fuertes lluvias y que aumentar¨¢ el riesgo de que haya brotes de enfermedades.
¡°Estamos repartiendo carpas, pl¨¢sticos o martillos en las zonas m¨¢s remotas de las monta?as. Esos materiales son necesarios para que la gente construya refugios temporales, que les ayuden a superar las lluvias. Tener un techo puede evitar muchas de las enfermedades que llegan con la bajada de las temperaturas¡±, explica Emiliano Lucero, jefe de misi¨®n y coordinador m¨¦dico de M¨¦dicos Sin Fronteras. Asegura que a¨²n hay poblaciones que siguen sin recibir ayuda.
La ONU aprovech¨® que se cumpl¨ªa un mes desde el terremoto para instar a la comunidad internacional a donar m¨¢s dinero para la recuperaci¨®n. ¡°Se acercan las lluvias y ser¨¢ muy dif¨ªcil para la gente que no tenga un refugio. Ya tenemos funcionando un buen sistema de reparto, pero ahora necesitamos los recursos para hacer llegar las provisiones¡±, asegura Jamie McGoldrick, coordinador de asuntos humanitarios en Nepal. La ONU s¨®lo ha recibido 92 de los 423 millones de d¨®lares que solicit¨® para estas operaciones.
El templo de la diosa viviente en Katmand¨² est¨¢ aparentemente intacto. Pero justo al lado quedan los restos de otros templos que se desplomaron. Los escombros llenan la plaza, aunque han sido separados. Por una parte los ladrillos, por otra parte el bamb¨², por otra las maderas. En otra pila, las maderas talladas: con delicadas figuras de flores o de dioses de ojos rasgados. Rabindra Shrestha, un artista conceptual, las mira detalladamente. ¡°Hemos perdido para siempre una parte de nuestro patrimonio. Estas tallas son del siglo XVII, hechas durante la dinast¨ªa Malla. Son muy simb¨®licas para los nepal¨ªes¡±, explica. Su esposa, Pramila Shrestha, lo acompa?a haciendo fotos de las figuras, que despu¨¦s ¨¦l reproducir¨¢ en sus pinturas. Ella es jefa de enfermeras en Dhulikhel, en el distrito de Kavre. All¨ª llegaron cientos de heridos de los terremotos. ¡°He atendido muchas fracturas, golpes y heridas. Tambi¨¦n ha habido muchas personas que sufren de crisis nerviosas. Hay mucho temor e incertidumbre¡±, explica.
Al atardecer, una tormenta el¨¦ctrica ahuyenta a los visitantes de la plaza Durbar. S¨®lo quedan los residentes temporales que no tienen casa a donde ir. Se refugian debajo de sus lonas de pl¨¢stico, pero muchos tendr¨¢n que dormir empapados.
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