Grecia: instrucciones de uso
Los socios y Atenas encaran la recta final de las negociaciones para evitar un impago
Durante muchos a?os, el empresario m¨¢s famoso de Grecia fue Arist¨®teles Onassis. Era un armador argentino de origen griego, propietario de una isla privada ¡ªSkorpios¡ª donde se cas¨® con Jackie Kennedy. As¨ª resum¨ªa su filosof¨ªa: ¡°Para tener ¨¦xito hay que estar bronceado, vivir en un edificio elegante (aunque sea en el s¨®tano), dejarse ver en buenos restaurantes (aunque solo sea para tomarse una copa) y, si pides un pr¨¦stamo, que sea por mucho dinero¡±. No puede decirse que Grecia sea precisamente un caso de ¨¦xito, pero al menos en un asunto los sucesivos Gobiernos griegos ¡ªsocialdem¨®crata, conservador y ahora de izquierda radical¡ª han hecho caso a Onassis en los ¨²ltimos cinco a?os: Grecia ha obtenido dos pr¨¦stamos de sus socios europeos, el FMI y el BCE por importe de 240.000 millones de euros, a cambio de duras condiciones; de una formidable cura de austeridad. Y no puede devolverlos. Las crisis de deuda suelen acabar mal: el economista franc¨¦s Thomas Piketty dice que la reestructuraci¨®n de la deuda griega ¡°es inevitable¡±. Pero incluso lo inevitable lleva tiempo: la saga griega se acerca al final de un nuevo cap¨ªtulo cargado de drama, en medio de una sensacional asfixia financiera del Estado, con una huida de capitales que dura ya meses y un nuevo Gobierno que lleg¨® al poder para acabar con la austeridad pero que tiene la caja pr¨¢cticamente vac¨ªa y necesita ayuda.
El desenlace de ese cap¨ªtulo est¨¢ cerca, aunque no puede descartarse un accidente, pero el final de la saga a¨²n queda lejos: lo m¨¢s probable es un acuerdo en breve que suponga la t¨ªpica patada hacia delante, una ampliaci¨®n del actual rescate durante unos meses para salvar la bola de partido en forma de impago y negociar un tercer programa a lo largo del verano. Un parche temporal, en definitiva, para retomar en oto?o el quid de la cuesti¨®n: la necesidad de reestructurar la deuda griega.
El pasado lunes, la canciller Angela Merkel convoc¨® una reuni¨®n de urgencia en Berl¨ªn al presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, y a los jefes de la Comisi¨®n Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. De ah¨ª sali¨® una oferta definitiva: un ultim¨¢tum. El Gobierno griego lo rechaz¨® con cajas destempladas. Por un momento pareci¨® que la cuerda se romp¨ªa definitivamente y se avecinaba el tan temido y mil veces anunciado accidente, que probablemente nunca suceder¨¢. Anoche, las aguas volvieron a su cauce: el primer ministro, Alexis Tsipras, se sent¨® de nuevo a negociar con el presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, y el del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. No hubo acuerdo, pero todo el mundo lo ve cerca. La Comisi¨®n Europea confirma que habr¨¢ un nuevo encuentro con Tsipras "en los pr¨®ximos d¨ªas". Aunque los portavoces reh¨²san precisar si ser¨¢ ma?ana, fuentes comunitarias aseguran que Alemania quiere celebrar esa nueva cita para avanzar la negociaci¨®n antes de la reuni¨®n del G-7 que empieza el domingo. En principio, la reuni¨®n tendr¨¢ el mismo formato que anoche, con Tsipras, Juncker y Dijsselbloem, aunque no es descartable que se incorporen tambi¨¦n las otras dos partes interesadas en las discusiones con Grecia: el FMI y el BCE, acreedores, junto con los pa¨ªses del euro, del dinero desembolsado a Atenas para sus rescates.
Grecia y sus acreedores van acercando posturas: el final de la negociaci¨®n est¨¢ cada vez m¨¢s cerca, aunque quedan a¨²n horas de mucho teatro, del inevitable drama, parad¨®jicamente muy necesario para que cada una de las partes pueda vender en casa el acuerdo. Sobre todo Tsipras, casi obligado a saltarse algunas de sus l¨ªneas rojas en aras del acuerdo y con una muy probable crisis pol¨ªtica en Atenas si eso sucede. Esto es lo m¨¢s destacado que queda por delante.
1. N¨²meros feos. El PIB de Grecia ha ca¨ªdo un 25% en el ¨²ltimo lustro a pesar de los rescates. El desempleo est¨¢ en el 25%. La econom¨ªa, que parec¨ªa recuperarse el a?o pasado, se ha parado en seco por las incertidumbres respecto a la negociaci¨®n. Los ingresos p¨²blicos caen. La banca sigue sufriendo por la huida de dep¨®sitos, ante los temores al corralito, a los controles de capitales. Atenas no ha recibido un solo euro de las ayudas europeas y del FMI desde hace casi un a?o. Pero hay dinero disponible, ¡°siempre a cambio de reformas¡±, insiste el Eurogrupo. Quedan 7.200 millones de euros del segundo rescate. Y hay 10.900 millones adicionales, en teor¨ªa para recapitalizar la banca, si Atenas se aviene a las condiciones de los acreedores. Parte de esos 10.900 millones podr¨ªan destinarse, seg¨²n algunas fuentes, a permitir a Tsipras que haga gasto social para aliviar la crisis humanitaria en su pa¨ªs.
2. M¨¢s recortes. El problema es que esas condiciones a cambio de la ayuda no ser¨¢n f¨¢ciles de vender para Tsipras, ni a los griegos ni a su propio partido, Syriza. Los socios han accedido a reducir la dosis de austeridad prevista para los pr¨®ximos a?os: exigen super¨¢vits primarios (antes del pago de impuestos) menos exigentes, del 1% del PIB este a?o, del 2% el pr¨®ximo, del 3% en 2017 y del 3,5% en 2018. Think tanks influyentes como Vox afirman que no se le deber¨ªa pedir super¨¢vit primario este a?o. Ah¨ª el acuerdo est¨¢ casi hecho, porque Tsipras puede decir en casa que eso es mucho mejor de lo que negoci¨® su predecesor, el conservador Andonis Samar¨¢s. El problema es que a¨²n as¨ª los acreedores insisten en los recortes: 3.000 millones adicionales, aunque a cambio Grecia no tendr¨¢ que acometer una nueva reforma laboral (si se conforma con retrasar la subida del salario m¨ªnimo y no tumbar las reformas laborales anteriores). Tambi¨¦n ha acercado posturas en cuanto al IVA: los acreedores quieren dos tramos, del 11% y del 22%, aunque persiste un desencuentro porque los socios quieren que Grecia suba el IVA de la electricidad. El principal dolor de cabeza son las pensiones: la oferta europea incluye acabar paulatinamente con las prejubilaciones. Ah¨ª no hay problemas, Tsipras lo ha aceptado ya. Pero los socios quieren recortes adicionales de las pensiones, de hasta el 0,5% del PIB este a?o y del 1% el a?o pr¨®ximo. Esa es quiz¨¢ la mayor diferencia que persiste con Atenas, que se resiste con u?as y dientes a un tijeretazo adicional despu¨¦s de los diversos recortes a los pensionistas en los ¨²ltimos a?os.
3. Pol¨ªtica interna. Con esa oferta o ultim¨¢tum sobre la mesa, Tsipras no lo tiene nada f¨¢cil. Hace un par de meses, m¨¢s del 90% de los griegos apoyaban su estrategia de negociaci¨®n; hoy ese nivel de aprobaci¨®n ha bajado al 55%. M¨¢s de la mitad de los griegos quiere un acuerdo. La mayor¨ªa lo quiere incluso aunque Atenas tenga que saltarse sus l¨ªneas rojas. Dos tercios de los griegos no quieren salir del euro. Pero Tsipras es el l¨ªder de un partido en el que aceptar la oferta europea no va a ser f¨¢cil: si al final llega la conversi¨®n de Tsipras y traga con las condiciones de los acreedores, tendr¨¢ problemas internos con la facci¨®n que lidera el ministro Panayotis Lafazanis. Syriza parece en estos momentos un volc¨¢n a punto de estallar, con el flanco m¨¢s izquierdista a favor de una ruptura con Europa. En Bruselas se da pr¨¢cticamente por hecho que Tsipras tendr¨ªa que aprobar por decreto ley ese pacto, y eso provocar¨ªa una di¨¢spora en su propio partido y quiz¨¢ una ruptura de la mayor¨ªa de Gobierno, lo que le obligar¨ªa a buscar nuevas alianzas. M¨¢s adelante, puede convocar un refer¨¦ndum, y gana peso la opci¨®n de las elecciones anticipadas, con el primer ministro como claro favorito en estos momentos. Pero la crisis pol¨ªtica, en caso de acuerdo, est¨¢ asegurada.
4. Hay plan B. Grecia tiene un plan de contingencia, que a su vez es pr¨¢cticamente su ¨²nica baza de negociaci¨®n. Su problema es que los acreedores no se han asustado con las amenazas de ruptura y salida del euro, e incluso han sugerido que tambi¨¦n lo tienen: Dijsselbloem lo ha sugerido ya en un par de ocasiones, y el ministro alem¨¢n de Finanzas, Wolfgang Sch?uble, aseguraba hace unos d¨ªas que ¡°la experiencia ha demostrado que un pa¨ªs puede s¨²bitamente ser incapaz de pagar sus cuentas¡±; si Grecia tuviera que salir del euro ¡°no ser¨¢ por nosotros¡±. El subdirector del FMI para Europa, J?rg Decressin, ha explicado que esos planes de contingencia existen. Grecia ha hecho varios movimientos para no quedarse sin dinero: puede mover recursos de sus empresas p¨²blicas e incluso de los ayuntamientos, puede retrasar los pagos al FMI (en torno a 1.500 millones de euros este mes, con un primer pago de 300 millones ma?ana viernes) y puede dilatar un buen pu?ado de semanas el temido impago. Un default, asume el Eurogrupo, ¡°ser¨ªa catastr¨®fico¡±, para Grecia y quiz¨¢ tambi¨¦n para la eurozona, que volver¨ªa a vivir momentos de gran tensi¨®n. Los mandarines del euro dicen, con raz¨®n, que Europa est¨¢ mucho mejor pertrechada que hace un par de a?os para ese escenario. La recuperaci¨®n ha vuelto. Las primas de riesgo son un remanso de aguas tranquilas. El BCE ha iniciado un programa de compras masivas de deuda, que puede minimizar los da?os. Pero nadie sabe c¨®mo demonios reaccionar¨ªan los mercados en caso de un impago. Nadie lo sabe a ciencia cierta.
5. En manos del BCE. El BCE tiene la llave de todo. Puede darle aire a Tsipras si, tras un mensaje positivo del Eurogrupo, le permite financiarse emitiendo m¨¢s deuda a corto plazo, algo que permitir¨ªa al Gobierno capear los meses de verano: a partir de entonces el calendario de vencimientos es m¨ªnimo durante un plazo de tres a?os. Pero tambi¨¦n puede precipitar el esperado giro de Tsipras cerrando el grifo de la liquidez de los bancos griegos, aunque en ese caso se arriesga a ser el detonante de una nueva crisis del euro. El BCE ya precipit¨® el primer rescate griego, y ha sido clave en las peticiones de Irlanda, Portugal, Espa?a y Chipre: ninguno de esos pa¨ªses hubiera pedido el dinero sin la sofocante presi¨®n del Eurobanco.
6. Una quiniela. En teor¨ªa, un default equivaldr¨ªa a una depresi¨®n en Grecia. Y provocar¨ªa serios problemas en toda Europa, especialmente en los pa¨ªses m¨¢s vulnerables. El acuerdo para salvar el match ball del segundo rescate y las restricciones de liquidez sigue siendo lo m¨¢s probable, y las fuentes consultadas en Bruselas creen que se producir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas; puede que el domingo pr¨®ximo. Eso supondr¨ªa una extensi¨®n de un par de meses o tres del rescate actual, y dar¨ªa margen para negociar un tercer paquete de entre 11.000 y 55.000 millones, seg¨²n las fuentes consultadas: una especie de New Deal, o como quiera llam¨¢rsele; un tercer rescate en toda regla, o una l¨ªnea de cr¨¦dito de precauci¨®n (improbable: Grecia no tiene acceso al mercado), o una especie de contrato por reformas. La f¨®rmula no est¨¢ clara; lo ¨²nico claro es que Grecia va a necesitar m¨¢s dinero. No hay apetito entre los socios por ese tercer paquete, pero a¨²n hay menos apetito por una reedici¨®n de la crisis del euro. Un accidente es posible: Alemania muestra un grado de dureza formidable (por las presiones dentro de la coalici¨®n de Gobierno), los pa¨ªses b¨¢lticos y centroeuropeos se han mostrado inflexibles, e incluso Espa?a. Irlanda y Portugal, pa¨ªses rescatados, han pedido ortodoxia para Grecia. Ni siquiera sus aliados, Francia e Italia, se muestran magn¨¢nimos: la presi¨®n arrecia para que Atenas doble la rodilla y acepte las condiciones que exigen sus acreedores.
Est¨¢ por ver que eso ocurra, pero la tensi¨®n est¨¢ ah¨ª. El tiempo se acaba, y sin embargo nadie, salvo el FMI, habla del elefante en la habitaci¨®n: Grecia necesita una reestructuraci¨®n de deuda, y sus socios incluso se la prometieron si alcanzaba el super¨¢vit primario, algo que sucedi¨® hace un a?o. El ministro de Finanzas, el carism¨¢tico Yanis Varoufakis, ha pasado a un segundo plano en las ¨²ltimas semanas con la excusa de que sus discursos enturbiaban las negociaciones. Pero Varoufakis, en el fondo, tiene raz¨®n: Grecia no aguanta otra ronda de austeridad, con la sociedad enormemente fatigada por los recortes de los ¨²ltimos a?os: y Grecia necesita una reestructuraci¨®n de deuda. De eso no se habla ahora. Pero ese es el Guadiana que resurgir¨¢ en cualquier momento de la crisis griega, que est¨¢ a punto de cerrar un cap¨ªtulo decisivo pero cuyo final va para largo.
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