Luis Almagro pide una OEA que escuche a todos
El secretario general defiende abrir las puertas a la oposici¨®n de cada Gobierno
"Me importa tanto mi derecho a decir mi verdad como el derecho de mi opositor a decir la suya". Si las palabras inaugurales del nuevo secretario general de la OEA, Luis Almagro, son una declaraci¨®n de intenciones, entonces el organismo hemisf¨¦rico que este lunes comenz¨® su 45 Asamblea General en Washington podr¨ªa efectivamente abocarse a ese cambio que todos reclaman, aunque no necesariamente desde la misma perspectiva o con similares objetivos.
"Como secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos, soy gobierno y soy oposici¨®n", afirm¨® Almagro al comienzo de los dos d¨ªas de sesiones de la OEA. "Debo ser el m¨¢s ac¨¦rrimo defensor de derechos, debo ser el m¨¢s pobre en t¨¦rminos econ¨®micos. Debo ser el que sufre la desigualdad desde abajo, el que no tiene voz o aquel cuya voz no es escuchada. Debo ser el discriminado (...) el que sufre la falta de protecci¨®n de derechos civiles, o pol¨ªticos, o econ¨®micos o sociales y culturales", resumi¨® sus prop¨®sitos el excanciller uruguayo.
Debo ser el m¨¢s ac¨¦rrimo defensor de derechos. Debo ser el que no tiene voz o aquel cuya voz no es escuchada Luis Almagro
La OEA se encuentra, coinciden casi todos, en un punto de inflexi¨®n. Renovarse o verse abocado a morir es la consigna ampliamente generalizada. La OEA, el ¨²nico organismo que integra a todos los pa¨ªses del hemisferio occidental, ha dejado de ser la instituci¨®n necesaria para la resoluci¨®n de conflictos del continente. Uno de los ejemplos m¨¢s recientes es Venezuela, donde la mediaci¨®n internacional frente a la crisis pol¨ªtica interna del ¨²ltimo a?o ha estado a cargo de Unasur y no de la instituci¨®n hemisf¨¦rica. Almagro, que asumi¨® la secretar¨ªa general de la OEA el 26 de mayo, llega a la organizaci¨®n con el prop¨®sito de recuperar su credibilidad y volverla a hacer relevante.
"Creo que existen condiciones hoy para procesar un di¨¢logo hemisf¨¦rico constructivo, en ¨¢reas de inter¨¦s com¨²n y en las que hay divisiones, buscar las mejores circunstancias para abrir puertas cuando estas a¨²n permanecen cerradas", dijo el secretario general en su primera gran comparecencia desde que ocupa el cargo.
Se trata, se?al¨®, de "buscar los mejores caminos para que la OEA sea esa plataforma hemisf¨¦rica de di¨¢logo pol¨ªtico que, por su configuraci¨®n, ning¨²n otro instrumento regional puede generar".
Para ello se requiere, a juicio de Almagro, de una "agenda positiva" que vuelva a colocar al organismo "a la altura de las circunstancias". Y que, a la vez, impida que "el continente vuelva a caer en las pr¨¢cticas de una guerra fr¨ªa a la que debemos de todas formas bloquear", abogando al mismo tiempo por una "defensa irrestricta de la democracia y los derechos humanos, sin dobles discursos ni dobles est¨¢ndares".
En entrevista con este diario, Almagro hab¨ªa manifestado su esperanza de poder salir de esta cita anual, la primera que dirige, con una "hoja de ruta" que le permita a la OEA perfilar y garantizar su futuro en una regi¨®n cambiante.
Se trata, en resumen, de ser m¨¢s eficientes, ¨¢giles y transparentes, con una reducci¨®n de sus mandatos y un mayor foco en cosas que la OEA sabe hacer y en las que tiene buena fama, como las misiones de observaci¨®n electoral. El objetivo: tener los "objetivos claros" e instaurar una "cultura de resultados", en palabras de Almagro.
Claro est¨¢ que la OEA es un gigantesco organismo burocr¨¢tico con tradiciones como la aprobaci¨®n de resoluciones por consenso o aclamaci¨®n que, a menudo, dilatan de forma extraordinaria -muchas veces por intereses pol¨ªticos- discusiones que podr¨ªan dirimirse r¨¢pidamente.
La OEA se encuentra, coinciden casi todos, en un punto de inflexi¨®n. Renovarse o verse abocado a morir es la consigna ampliamente generalizada
Un ejemplo: toda Am¨¦rica Latina y el Caribe aplaudieron de forma un¨¢nime el anuncio del 17 de diciembre de que Estados Unidos y Cuba iniciaban la normalizaci¨®n de relaciones. Pero una sencilla declaraci¨®n de apoyo a este paso presentada en el Consejo Permanente de la OEA pocos d¨ªas despu¨¦s tard¨® m¨¢s de diez horas en ser aprobada. El problema: la insistencia de Venezuela, Nicaragua y Bolivia de que se incluyera en el texto una condena al embargo estadounidense hacia la isla, pese a que el propio presidente Barack Obama acababa de pedir su fin, algo que est¨¢ en manos del Congreso.
?Podr¨¢ la organizaci¨®n agilizar estos procesos? Las dudas persisten en c¨ªrculos diplom¨¢ticos.
A ello se une su magro presupuesto, que con poco m¨¢s de 80 millones de d¨®lares anuales apenas ha variado en los ¨²ltimos a?os. Ello podr¨ªa cambiar si algunos pa¨ªses que pagan cuotas p¨ªrricas aumentaran sus cotizaciones, tema que sin embargo suele toparse con un profundo silencio cuando es sacado a relucir. Mientras que, con 49 millones de d¨®lares, EE UU asume actualmente m¨¢s de la mitad del presupuesto de la OEA, la cuota de la mayor¨ªa de los pa¨ªses caribe?os apenas supera los 18.000 d¨®lares. Nicaragua aporta 21.000, pa¨ªses como Chile o Colombia poco m¨¢s de 100.000 d¨®lares. Tras EE UU, el mayor contribuyente a los fondos de la OEA es Brasil, con poco m¨¢s de diez millones de d¨®lares, seguido por Canad¨¢ (ocho millones) y M¨¦xico (5,6 millones), seg¨²n los ¨²ltimos datos.
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