Las villas miseria de Buenos Aires saldr¨¢n en los mapas
Una ONG recorre los asentamientos donde viven 250.000 personas para hacer planos y facilitar la entrada de ambulancias


Forman parte de la estampa urbana de Buenos Aires, una de las grandes megal¨®polis, y en ellas viven unas 250.000 personas, pero las villas miseria no est¨¢n en los mapas. Figuran como una mancha porque nunca fueron reconocidas como territorio urbanizado. Son tierras ocupadas. Una ONG se encarga ahora de trazar estos mapas con un fin simb¨®lico y otro pr¨¢ctico: para que sepan d¨®nde ir las ambulancias y los habitantes puedan reclamar cloacas, electricidad, agua corriente.
Es imposible no verla. Cientos de miles de automovilistas pasan por delante cada d¨ªa para llegar al centro de Buenos Aires. Est¨¢ en el coraz¨®n de la ciudad, justo frente al barrio m¨¢s caro, La Recoleta. Es la Villa 31, que literalmente se descuelga desde la autopista. Y sin embargo, si uno acude a los mapas oficiales, o a Google Maps, la villa no existe. No hay nombres de calles, ni nada por el estilo. Solo una mancha con algunos cuadraditos. Y eso que all¨ª viven al menos 40.000 personas, tantos como en una capital de provincia como Soria.
La contradicci¨®n entre la Villa 31, con sus casas de ladrillo y chapa, y los hoteles de lujo justo enfrente, forma parte de la esencia de Am¨¦rica Latina
La contradicci¨®n entre la Villa 31, con sus casas de ladrillo y chapa de tres o cuatro alturas y sus calles de tierra con ni?os jugando al f¨²tbol, y los hoteles de lujo justo enfrente, donde duermen las estrellas y famosos que acuden a Buenos Aires, forma parte de la esencia de Am¨¦rica Latina. El balc¨®n m¨¢s lujoso del hotel m¨¢s caro de Buenos Aires da precisamente ah¨ª. Al fondo est¨¢ el espectacular R¨ªo de la Plata y debajo la villa.
El asentamiento no para de crecer, entre otras cosas porque all¨ª viven algunas de las personas que trabajan en las casas buenas del centro, desde mujeres de la limpieza, ni?eras, ch¨®feres y todo tipo de servicios. El terreno es p¨²blico, en este caso los alrededores de las v¨ªas del tren. Y ning¨²n Gobierno se atreve a echar a los vecinos pero tampoco a legalizar la situaci¨®n.
Eso es lo que busca un grupo de ONG argentinas: dar visibilidad a esa realidad, asumir que son barrios como los dem¨¢s, exigir que se urbanicen y ayudar a los vecinos a organizarse para reclamar mejores servicios. Avina, Wingu y ACIJ se han unido, con financiaci¨®n privada, para trazar los mapas de todas las villas de Buenos Aires.
Vivir en una villa genera muchos problemas. No solo las ambulancias no saben d¨®nde ir, los vecinos no pueden encontrar una direcci¨®n? Sebasti¨¢n Pilo, codirector de ACIJ
"Queremos colocar estos barrios en los mapas por una cuesti¨®n simb¨®lica pero sobre todo para que los vecinos se animen a dar visibilidad a sus problemas, a reclamar, a asumir que tienen los mismos derechos, queremos acabar con la segregaci¨®n", asegura Sebasti¨¢n Pilo, codirector de ACIJ, la encargada de desarrollar el proyecto sobre el terreno.
El trabajo, que ya se ha realizado en cinco villas de Buenos Aires y se har¨¢ con todas, incluida la famosa 31, consiste en acudir con voluntarios de las ONG y con l¨ªderes locales, los llamados punteros ¡ªlas villas est¨¢n muy controladas por los distintos partidos pol¨ªticos porque suponen un importante granero de votos que puede hacer ganar elecciones locales¡ª para trazar poco a poco el mapa de cada una de las calles, las escuelas que hay dentro de las villas, los centros de salud, casi siempre precarios, los comedores sociales, los lugares de reuni¨®n de la comunidad.
Y sobre todo en identificar d¨®nde est¨¢n los problemas: falta de cloacas, de agua potable, de luz. En la web?se puede apreciar con claridad el antes y el despu¨¦s y su efecto en los mapas.
"Vivir en una villa genera muchos problemas. No solo las ambulancias no saben d¨®nde ir cuando hay una urgencia. Los vecinos no pueden poner una direcci¨®n cuando buscan un trabajo. Tienen problemas de acceso al agua, de iluminaci¨®n, de casi todo. Formalmente son terrenos bald¨ªos, pero en realidad son barrios de vecinos donde la presencia del Estado es m¨ªnima. Lo que estamos haciendo es tratar de mejorar la calidad de la democracia, luchar contra las desigualdades y defender los derechos humanos", asegura Pilo.
Cada villa es un mundo. Las hay muy duras, dominadas por el narcotr¨¢fico, como la 1-11-14, donde es frecuente que haya tiroteos y muertos. Otras, como la 31, son mucho m¨¢s tranquilas. Los argentinos asumen que las villas no se van a ir. Ahora adem¨¢s todas estar¨¢n en los mapas. Una realidad ya imposible de negar.
Crecimiento imparable y sem¨¢foros
Nadie sabe con precisi¨®n cu¨¢nta gente vive en las 14 villas y 24 asentamientos de Buenos Aires. Se estima que entre 250.000 y 275.000 personas. Pero lo que s¨ª se sabe es que est¨¢n creciendo. Los alquileres fuera de all¨ª son inasumibles para muchos trabajadores, sobre todo los informales e inmigrantes que no pueden presentar avales. All¨ª dentro no los piden. Desde 2010 han crecido un 70% y desde el 2001 un 150%. En 1995, en la Villa 31 viv¨ªan menos de 8.000 personas. Hoy rondan las 40.000, m¨¢s de la mitad extranjeros. Tantos que por primera vez han puesto tres sem¨¢foros para ordenar el tr¨¢fico ca¨®tico de sus en sus calles estrechas.
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