T¨²nez se debate entre m¨¢s seguridad y menos libertades
Mientras el presidente anuncia ¡°medidas dolorosas¡± contra el terrorismo, la poblaci¨®n teme por la p¨¦rdida de derechos
El presidente, Beyi Caid Essebi, de 88 a?os, declar¨® el viernes por la noche que su Gobierno tomar¨¢ medidas ¡°dolorosas, pero necesarias¡±. Eso implica, entre otras decisiones, cerrar en la pr¨®xima semana 80 mezquitas por supuesta ¡°complicidad con el terrorismo¡±. Tambi¨¦n se pretende revisar la ley de asociaciones. Pero solo a 20 minutos en coche desde donde el viernes un terrorista mat¨® a 38 personas, hay una forma muy distinta de afrontar la situaci¨®n.
El barrio de Kaschkach la mayor¨ªa de sus habitantes son partidarios del partido Hisb Ettahrir, que reivindica por medios pac¨ªficos la implantaci¨®n de un estado regido por la ley isl¨¢mica emanada del Cor¨¢n. Para muchos de sus habitantes, como el comerciante Ached Asel, de 52 a?os, el terrorismo islamista no est¨¢ detr¨¢s de la matanza. "Han sido los servicios secretos internacionales, que quieren aprovecharse de la riqueza de este pa¨ªs", sostiene. El cierre de la mezquita del barrio lo ve inconcebible.
En la mezquita F¨¢tima Zahra, del barrio de Sahlaul, un creyente que prefiere no dar su nombre asegura que el Gobierno no se atrever¨¢ a cerrar un solo templo. "En ning¨²n pa¨ªs isl¨¢mico se cierran mezquitas, como mucho cambiar¨¢n a alg¨²n im¨¢n, no llegar¨¢n m¨¢s lejos".
En la prensa local hay quienes aseguran que en el nombre de la seguridad se va a limitar las libertades p¨²blicas e individuales. Y en la mezquita de Rahnen, su im¨¢n asegura que ya el dictador Ben Al¨ª cerr¨® mezquitas y lo ¨²nico que consigui¨® es que muchos j¨®venes buscaran la doctrina de la religi¨®n en algunas casas, sin ning¨²n control del Estado.
Mientras el debate entre m¨¢s seguridad o menos libertades toma forma en la prensa y las redes sociales, en las calles de Susa ya se aprecia la presencia de muchos polic¨ªas.
El s¨¢bado por la noche unos cien tunecinos marcharon hacia las puertas del hotel Imperial Marhaba para protestar contra el terrorismo yihadista que acab¨® el viernes con la vida de 38 personas. No parec¨ªa una presencia masiva en contraste con la conmoci¨®n que ha causado el atentado en el pa¨ªs. La polic¨ªa solo necesit¨® interrumpir el tr¨¢fico en dos carriles de los cuatro que tiene la principal avenida de esta localidad de 173.000 habitantes.
Hamid Ksi?a, de 43 a?os, acudi¨® con su esposa y dos hijos a poner velas ante la puerta del hotel. ¡°Est¨¢n atacando la industria del turismo, de la que dependen 400.000 tunecinos y un mill¨®n de forma indirecta¡±, dec¨ªa. Su esposa, la profesora Mariem Bouhadida, de 39 a?os, a?ad¨ªa: ¡°Han matado a turistas porque saben que la repercusi¨®n internacional ser¨¢ mucho mayor. Pero ellos no tienen escr¨²pulos en matar a tunecinos. Es raro el mes en el que no matan a alg¨²n soldado o un polic¨ªa nacional¡±, se?alaba.
Otra manifestante afirmaba que la nacionalidad de los muertos era lo de menos. ¡°Todas son personas. Y m¨¢s que turistas, eran nuestros hu¨¦spedes. El pueblo tunecino no es as¨ª, nosotros siempre sabemos acoger a nuestros invitados. Esto es vergonzoso. Yo no pude dejar de llorar todo el viernes¡±.
Otros vecinos de Susa se?alaban que el Gobierno deb¨ªa ser m¨¢s eficaz en la lucha contra el terrorismo. Ibrahim el Ghoul, uno de los testigos que presenci¨® el asalto, calcul¨® que desde que el terrorista entr¨® en el hotel y comenz¨® a matar a gente hasta que fue abatido por la polic¨ªa pas¨® m¨¢s de media hora. ¡°Y las primeras ambulancias tardaron m¨¢s de 45 minutos en llegar¡±, a?adi¨®. Varios testigos aseguraron que el terrorista tuvo tiempo de subir hasta la segunda planta del hotel y regresar tranquilamente hacia la playa.
El ministro del Interior de T¨²nez, Mohamed Nayem Gharsalli, anunci¨® el s¨¢bado por la nocheque destinar¨¢ mil polic¨ªas a proteger los hoteles y a los turistas. Gharsalli reconoci¨® a la emisora Mosa?que, que hubo falta de coordinaci¨®n entre el servicio de seguridad del hotel Imperial Marhaba y la polic¨ªa. Gharsalli asumi¨® que se habr¨ªan podido evitar muertes si los empleados del hotel hubieran llamado a la polic¨ªa. No obstante, el ministro reconoci¨® que los propietarios del hotel lo llamaron a ¨¦l por tel¨¦fono en cuanto se produjo el ataque.
Zohra Driss, la due?a del establecimiento se?al¨® el viernes en las puertas de su hotel que los empleados de seguridad no estaban armados y que era imposible para ellos hacer frente a alguien armado con un kalachsnikov.
El atentado es lo ¨²ltimo que necesitaba un Gobierno con s¨®lo seis meses de mandato, desgastado por las huelgas, las campa?as en redes sociales y las protestas violentas.
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