Los supervivientes de la frontera
Cientos de inmigrantes indocumentados son deportados cada d¨ªa por Estados Unidos a Nogales, Sonora, donde se ven en la encrucijada de volver a intentarlo o desistir
Cientos de personas cruzan cada d¨ªa la frontera desde Estados Unidos a M¨¦xico involuntariamente. Son los deportados por EE UU por estar indocumentados en el pa¨ªs. En 2013, EE UU expuls¨® a 438.000 personas, en su mayor¨ªa mexicanos y centroamericanos. Ciudades fronterizas como Nogales, en Sonora, o Tijuana, en Baja California, son ciudades de deportados, gente que bien ha sido detenida intentando cruzar o que lleg¨® a tener una vida al otro lado y la perdi¨® por un encontronazo con la ley. Aqu¨ª se encuentran varados a mitad de camino, muchas veces sin dinero y sin documentaci¨®n. Es una parada que no lleva a ninguna parte. O se vuelve a intentar cruzar, o se desiste y se busca una vida en M¨¦xico.
Un fin de semana de junio, EL PA?S estuvo en la sede de los Grupos Beta en Nogales, una oficina gubernamental que se ocupa de rescates de migrantes en el desierto y de asistir a los deportados. Son parte de una red que acoge a estas personas, hombres solos en su mayor¨ªa. Cada d¨ªa hacen la misma ruta. Desayunan en comedores sociales, como el de la iniciativa Kino, llevado por jesuitas. Duermen en un albergue y cuentan sus peripecias, a muy pocos metros de la frontera. Estos son algunos de los que estaban en Nogales, Sonora, el domingo 21 de junio.
Juan Francisco Gonz¨¢lez. 23 a?os. Actop¨¢n, Hidalgo.
Juan Francisco Gonz¨¢lez puede decir que ha sobrevivido al infierno. Se present¨® en los albergues para deportados de Nogales con los pies envueltos en gasas, llenos de ampollas. Hab¨ªa intentado cruzar a Estados Unidos por el desierto de Arizona. Por el camino se encontr¨® muertos, asegura. Cuando lo encontr¨® la patrulla fronteriza de EE UU, ten¨ªa los pies destrozados. Tambi¨¦n muestra ara?azos brutales en los brazos de esconderse entre la vegetaci¨®n. Se retira la camiseta y se ve una enorme cicatriz en carne viva en su hombro: es la marca de la mochila.
¡°Una vez. Esto no lo hago m¨¢s¡±. Dec¨ªa al d¨ªa siguiente de ser deportado. Estuvo siete d¨ªas en total en el desierto. Se quedaron sin agua, sin comida, sin el suero que llevaban. Cuando lo encontraron ¡°ya no ten¨ªamos agua, est¨¢bamos bebiendo nuestra orina¡±. Iban solo dos. ¡°El otro no s¨¦ d¨®nde est¨¢¡±.
Cuando lo encontr¨® la patrulla fronteriza, descansando en la primera carretera que encontr¨®, lo llev¨® al hospital de la reserva india de Tohono O¡¯odham, el primer territorio por el que se pasa al cruzar. Estuvo all¨ª ingresado cinco d¨ªas. Pesaba 80 kilos cuando empez¨® el camino y ha perdido 20 en el desierto. Todav¨ªa le cuesta mucho caminar.
En Atop¨¢n, Gonz¨¢lez trabajaba en una carnicer¨ªa. Se fue al norte porque ¡°quer¨ªa un mejor futuro¡±. En el viaje, adem¨¢s del peso, perdi¨® todo su dinero, 15.000 pesos. ¡°No tengo para pagar el pasaje a casa¡±. Quiere volver a su casa, donde est¨¢n su madre y cinco hermanos. Adem¨¢s, en la llamada telef¨®nica que le dejaron hacer los Grupos Beta para avisar de que est¨¢ vivo, se enter¨® de que su madre est¨¢ enferma. Dice que quiere estar con ella y tiene muy claro que nunca m¨¢s volver¨¢ a intentarlo.
Francisco Silva. 18 a?os. Veracruz.
Francisco Silva est¨¢ varado en Nogales desde el pasado 20 de mayo sin dinero ni d¨®nde ir. Literalmente, ¡°esperando a volver a cruzar¡±. Afirma que no tiene ninguna manera de ir a Estados Unidos que no sea esta. Cuando lo detuvieron junto a otros dos inmigrantes en el desierto estaba deshidratado. Hac¨ªa un d¨ªa y medio que se le hab¨ªa acabado el agua y la comida. Solo llevaba avituallamiento para un d¨ªa, porque ¡°no ten¨ªa mucho dinero¡±.
Por su relato, ha sobrevivido de milagro al intento. ¡°Est¨¢bamos a punto de llegar y de repente se fue el gu¨ªa. No lo encontr¨¢bamos¡±. La ¨²ltima indicaci¨®n que les dio fue se?alar un cerro y decirles que avanzaran agachados hacia all¨ª. ¡°La migra (polic¨ªa) lleg¨® por milagro de Dios¡±, afirma. Estuvo un d¨ªa detenido, firm¨® un papel y se vio en Nogales.
Lo intent¨® una segunda vez. Pero como no tiene dinero fue por un lugar bastante obvio, nada m¨¢s acabar la valla fronteriza. Esta vez no lo agarr¨® la polic¨ªa, sino la mafia. ¡°Me golpearon bastante fuerte y me dijeron que me matar¨ªan si intentaba pasar por ah¨ª¡±. Si los migrantes cruzan por su cuenta por los sitios f¨¢ciles, se acaba el negocio de los coyotes.
Tiene una determinaci¨®n absoluta de cruzar al otro lado y lo volver¨¢ a intentar, afirma. Su problema es que sali¨® de su pueblo sin mucho dinero y ya no le queda nada. Est¨¢ varado en Nogales, donde cumplir¨¢ sus 19 a?os. ¡°Voy a intentarlo como sea, as¨ª sufra un poco m¨¢s, o cargando marihuana o lo que sea. No tengo dinero para pagar al coyote¡±.
Silva cuenta que tiene dos hermanas, una menor y otra mayor. Que su madre los abandon¨® cuando ten¨ªa un a?o y su padre poco despu¨¦s. Se han criado con su abuela. ¡°Yo no he estudiado nada, ni el kinder ni nada¡±. Su objetivo es llegar a Tennessee, donde dice que vive su padre desde hace 18 a?os con otra mujer. ¡°?l no sabe que voy¡±. Llegar all¨ª es su ¡°sue?o¡±. ¡°Como todos los que han ido antes¡±.
Juana V¨¢zquez. 27 a?os. Chicomuselo, Chiapas.
Juana V¨¢zquez camina con mucha dificultad con unas zapatillas deportivas en las que ha conseguido meter sus pies llenos de ampollas. Intent¨® cruzar a EE UU por el desierto de Arizona en un grupo de cuatro personas m¨¢s el gu¨ªa. Estuvieron cuatro d¨ªas y cuatro noches hasta que los detuvo la patrulla fronteriza. Quer¨ªa cruzar porque tiene a su familia en Florida. Con un gesto de dolor en la cara, afirma que no lo volver¨¢ a intentar.
Joel Aguilar P¨¦rez. 32 a?os. Ocosingo, Chiapas.
Joel Aguilar afirma que ¨¦l ha cruzado a Estados Unidos por todas partes. La primera vez fue en 1993, saltando la valla en Mexicali, Baja California. Vivi¨® 20 a?os al otro lado, trabajando en el campo en Bakersfield, California, y en el roofing en Oreg¨®n. Consigui¨® pagar una casa de 30.000 d¨®lares en Chiapas. All¨ª viven su esposa y un hijo. Pero no quiere volver. ¡°All¨ª se cobra muy poco¡±.
Est¨¢ varado en Nogales como podr¨ªa estar en cualquier otro punto de la frontera desde que fue deportado, hace tres a?os. En este tiempo ha intentado cruzar en California por Tijuana, por Tecate, por Los Algodones y por el r¨ªo Grande, en Texas. ¡°Casi conozco toda la frontera¡±. Ahora est¨¢ aqu¨ª porque solo le queda intentar la ruta m¨¢s dif¨ªcil, la de Arizona, en la que mueren cientos de personas al a?o. ¡°Estoy pensando en intentarlo otra vez por el desierto¡±, confiesa.
Jos¨¦ Morales. 47 a?os. Guanajuato.
Jos¨¦ Morales fue deportado el pasado 17 de junio por la frontera de Nogales. Ha vivido 23 a?os en Phoenix, Arizona, indocumentado. Tiene cinco hijos en Estados Unidos, con edades entre los 15 y los 18 a?os. Son condiciones que en principio deber¨ªan protegerlo de la deportaci¨®n con las condiciones dictadas por el presidente de EE UU. Pero ten¨ªa un antecedente por conducir ebrio. ¡°Te lo sacan como si fuera el crimen m¨¢s grave¡±, contaba en el centro del Grupo Beta del Gobierno mexicano en Nogales. ¡°Llevaba diez a?os sin problemas con la ley¡±. Sus hijos menores est¨¢n bajo la custodia de los servicios sociales de Phoenix. ¡°No s¨¦ nada de ellos todav¨ªa. Me aventaron (echaron) sin dinero y sin nada¡±, explicaba.
Entr¨® en EE UU ilegalmente por Nogales en 1992. Trabaj¨® arreglando techos, de jardinero y en la construcci¨®n. Intent¨® volver por el desierto de Arizona, pero no aguant¨® el calor. ¡°Est¨¢ muy dif¨ªcil cruzar. No pienso arriesgar la vida por el desierto. Intentar¨¦ entrar legal y si no me tendr¨¦ que buscar la vida aqu¨ª¡±.
Alfredo Gonz¨¢lez. 55 a?os. Empalme, Sonora.
Alfredo Gonz¨¢lez acab¨® en Nogales a principios de junio despu¨¦s de que le pidieran los papeles en un parque de Las Vegas. All¨ª trabajaba desde la ¨²ltima vez que entr¨® ilegalmente, hace a?o y medio, como transportista de esos que se ofrecen a la puerta de los almacenes Home Depot.
Recuerda que la primera vez que entr¨® fue en 1998, fue por este mismo punto y le cost¨® 300 d¨®lares. Entr¨® y lo deportaron hasta 10 veces, siempre desde Tucson, Arizona. ¡°Antes no hab¨ªa vallas y se pasaba bien. Llegabas a R¨ªo Rico (la primera poblaci¨®n tras la frontera) y ah¨ª agarrabas el tren¡±. Cuenta que se cay¨® de ese tren en tres ocasiones, de puro cansancio. ¡°Ahora no. Tienen caballos, motos¡ ya no se puede¡±, se lamenta. Adem¨¢s, dice que antes uno pod¨ªa esconderse en la vegetaci¨®n porque en R¨ªo Rico hab¨ªa muchos ¨¢rboles, pero ahora los han cortado para que puedan ver los helic¨®pteros de la polic¨ªa de fronteras. ¡°Por eso, cuando yo sea presidente de la Rep¨²blica voy a plantar muchos ¨¢rboles¡±, bromea.
Las leyes adem¨¢s est¨¢n cada vez m¨¢s duras. La ¨²ltima vez que lo detuvieron, estuvo seis meses en la c¨¢rcel antes de ser deportado. Gonz¨¢lez tiene esposa e hijos en Las Vegas. Afirma que son mayores e independientes. ¡°Voy a intentarlo otra vez. Aqu¨ª no hay trabajo¡±.
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