La guerra y el embargo asfixian Yemen

El sobrevuelo de aviones, las bater¨ªas antia¨¦reas y el tronar de las bombas son la banda sonora que acompa?a cada noche a los 21 millones de yemen¨ªes este Ramad¨¢n, el mes de ayuno musulm¨¢n. ¡°Tenemos miedo¡±, repiten una y otra vez los habitantes de la capital, San¨¢. En la madrugada de ayer, las explosiones retumbaban en sus avenidas. En tres horas, mataron al menos a 16 personas y causaron docenas de heridos. Uno de los proyectiles impact¨® en el barrio de Jaraf. ¡°Est¨¢bamos jugando a las cartas en la calle y cay¨® la bomba. Todo fue caos. El objetivo era la casa de un l¨ªder Huthi¡±, relata en la sala de urgencias del hospital Yumjur¨ªa un paciente cubierto por una t¨²nica ensangrentada.

El pa¨ªs vive una situaci¨®n muy inestable desde 2004, tras el levantamiento de los Huthi ¡ªun movimiento conocido as¨ª por el nombre del clan que inici¨® y lider¨® la revuelta¡ª contra el Gobierno. La toma de San¨¢ por los rebeldes en 2014 lo ha agravado y ha provocado, adem¨¢s, un cambio de alianzas: se enfrentan las fuerzas leales al presidente internacionalmente reconocido, Abdrabbo Mansur Hadi (huido a Riad) y los rebeldes Huthi, respaldados hoy por las fuerzas leales al expresidente Ali Abdal¨¢ Saleh (que abandon¨® formalmente el poder en 2011). El pasado 26 de marzo, la coalici¨®n liderada por Arabia Saud¨ª y que conforman nueve pa¨ªses (Emiratos ?rabes, Kuwait, Bahr¨¦in, Qatar, Sud¨¢n, Egipto, Jordania y Marruecos, adem¨¢s del apoyo log¨ªstico de EE?UU) intervino para frenar el avance Huthi y comenz¨® una campa?a de ataques a¨¦reos.

Como en toda guerra, la factura de la de Yemen recae sobre la poblaci¨®n civil. En los ¨²ltimos tres meses el conflicto ha provocado un mill¨®n de desplazados, 14.324 heridos y 3.083 muertos, seg¨²n la ONU.

¡°Los objetivos de los bombardeos son las instalaciones militares as¨ª como los asesinatos selectivos de l¨ªderes Huthi, no los civiles¡±, defiende un diplom¨¢tico yemen¨ª aliado de Riad. Sin embargo,los ataques a zonas civiles aumentan incluso en la capital. En pleno Ramad¨¢n, los yemen¨ªes desaf¨ªan a las bombas y, tras un largo y caluroso d¨ªa de ayuno, se lanzan a las calles tras la ca¨ªda del sol. Con las plazas abarrotadas aumenta el n¨²mero de victimas.

¡°Son las dos peores noches en San¨¢ en los ¨²ltimos tres meses. Hemos recibido 28 heridos¡±, dice Nabil Sumeini, m¨¦dico urgencias del hospital el Yumjur¨ªa. La falta de combustible por el embargo impuesto por la Coalici¨®n ha colapsado el pa¨ªs. No hay electricidad, hay graves carencias de agua ¡ªno funcionan las bombas extractoras¡ª y el servicio sanitario apenas funciona. En la capital solo dos hospitales p¨²blicos se mantienen gracias a la ayuda de organismos internacionales, y un tercero medio operativo por falta de combustible. ¡°El principal escollo del embargo para nosotros es el retraso en el aprovisionamiento de kits m¨¦dicos esterilizados y de anestesias¡±, dice Reem Dejrah, Coordinadora m¨¦dica de M¨¦dicos sin Fronteras Espa?a.

¡°Al o¨ªr los aviones mi hija se tapa las orejas y estalla a llorar sin control¡±, cuenta la desplazada Khulud, de 28 a?os y madre de cinco hijos, que escap¨® de la periferia de San¨¢. El jueves, los cazas de la coalici¨®n erraban una vez m¨¢s en su objetivo de una base militar y destruyeron la casa de la familia Ibn Ghanem. El hogar quedaba hecho a?icos. El peque?o de los cinco hijos de los Ibn Ghanem muri¨® en el hospital. Ayer, unos 50 hombres se esmeraban con las manos desnudas, con palas o cacerolas en rescatar los cad¨¢veres de otros dos.