Auge y ca¨ªda de Grecia desde los pasillos de un hospital
El centro sanitario de Patras encarna los excesos y las consecuencias de los recortes
Cada vez que oye la palabra recortes, a Sotiris Karvelis, trabajador del hospital general universitario de Patras ¨Cla tercera ciudad m¨¢s grande de Grecia-, le viene autom¨¢ticamente a la cabeza otra, despilfarro, como si existiera, que existe, una l¨ªnea recta entre los desmanes de gasto p¨²blico cometidos durante d¨¦cadas ¨Cy una corrupci¨®n a espuertas- y los hachazos de la crisis, con un recorte anual del 9% desde 2009 que ha dejado la sanidad p¨²blica griega descarnada, en chasis, y temblando ante la posibilidad de nuevas podas por ese hipot¨¦tico tercer rescate que este mi¨¦rcoles solicit¨® el Gobierno de Atenas.
¡°Desde que abri¨® el hospital, en 1988, he visto c¨®mo por un stent [muelle para las arterias] que vale 155 euros se han pagado hasta 3.000, alimentando los bolsillos de muchos. Unidades de ox¨ªgeno que costaron entonces 133 millones de dracmas [390.000 euros] est¨¢n desde el primer d¨ªa tiradas en el patio. Por no hablar de la construcci¨®n del edificio, por una empresa alemana, con materiales tan baratos que hay agujeros en la forja y remiendos por todas partes, ya que no hay dinero para reformas¡±, denuncia Karvelis, mientras se?ala los parches de losetas en uno de los ba?os. Nadie, ni siquiera un jefe de compras, se ha sentado en un banquillo, ¡°y eso es lo m¨¢s injusto de todo¡±, se lamenta.
Por las manos de Karvelis, administrativo y vicepresidente del comit¨¦ de empresa, han pasado muchos de los contratos a los que alude, ejemplos de ese gasto rumboso que ocasion¨® la ruina del sistema ¨Cy la de Grecia- y que ha conducido a la reducci¨®n en casi un 50% del presupuesto que el centro ten¨ªa en 2005.
¡°Hace una d¨¦cada, era de 80 millones al a?o, ahora son 46. Debemos dinero a proveedores, y a la vez tenemos muchos m¨¢s pacientes, porque los ajustes han desmantelado el sistema de atenci¨®n primaria y, as¨ª, el hospital concentra los tres niveles, del primario al hospitalario pasando por el ambulatorio¡±, explica el director del centro, Jar¨¢lambos Bonanos.
Esa atenci¨®n de la que habla se sustancia en 10.000 operaciones y 70.000 consultas externas al a?o, pero con 450 profesionales menos (los puestos de trabajo no sustituidos tras jubilaciones o despidos) para un centro que, con 800 camas y 75.000 metros cuadrados, es el mayor del Peloponeso. En 2012, el gasto hospitalario en Grecia supuso el 50% del gasto sanitario total.
La situaci¨®n ha desembocado en tal sobrecarga de trabajo y estr¨¦s que a muchos trabajadores del hospital de Patras ¨Cep¨ªtome del calamitoso estado de la sanidad- se les ha diagnosticado s¨ªndrome de burn out, un cuadro muy com¨²n entre los sanitarios de la Grecia rescatada y que, sin embargo, no recibe la terapia precisa; en todo el pa¨ªs, s¨®lo un equipo de psic¨®logos en el hospital comarcal de Argos da pautas al resto de sus colegas.
Antes de la crisis, el centro, de 800 camas, ten¨ªa 450 sanitarios m¨¢s
Como a la enfermera de Patras Paraskev¨ª Papas, que solicit¨® el traslado desde el servicio de urgencias porque, tras repetidos desmayos en el box, los ex¨¢menes cl¨ªnicos descartaron la existencia de una causa org¨¢nica. ¡°No pod¨ªa ir ni al ba?o, corriendo todo el rato; doblaba turnos y guardias y al llegar a casa no dorm¨ªa, as¨ª que volv¨ªa al hospital al l¨ªmite, ansiosa e irascible¡±. Una vez tratada con antidepresivos, decidi¨® cambiarse a pediatr¨ªa. ¡°Ahora el mayor problema son las guardias y la nocturnidad, a¨²n nos adeudan las de enero¡±, conf¨ªa en un pasillo que m¨¢s parece un tart¨¢n, por la velocidad con que se desplaza el personal. ¡°Conciliar, sigo sin conciliar mucho¡±, bromea, ¡°pero al menos ya no se me sale el coraz¨®n por la boca¡±.
Seg¨²n estudios llevados a cabo por el equipo de psic¨®logos del hospital de Argos, en el periodo de 2012-2013 uno de cada cinco internos mostraba s¨ªntomas inequ¨ªvocos de burn out; una proporci¨®n que llegaba al 2,5 en el caso de los enfermeros. Dos a?os despu¨¦s, esa prevalencia se ha multiplicado por dos, seg¨²n fuentes del colegio de m¨¦dicos.
¡°Material que cost¨® millones est¨¢ desde el primer d¨ªa tirado¡±, lamenta un m¨¦dico
Nikolaos Lazaru, jefe del servicio de urgencias, trata con ¡°caramelos, zumos y muchas charlas¡± el burn out de su equipo, formado por j¨®venes licenciados en la universidad vecina, a los que se dirige paternalmente llam¨¢ndoles ¡°mis h¨¦roes¡±. ¡°En 2004 ten¨ªa 35 enfermeras en el equipo; hoy solo 15, y el triple de pacientes. Sacamos el trabajo adelante, y he de decir que incluso estamos bien en comparaci¨®n con los hospitales comarcales, donde cualquier dolencia grave puede ser sin¨®nimo de muerte. Pero tenemos una complicaci¨®n a?adida, un plus de angustia: la propia exasperaci¨®n de los pacientes o de sus familiares, que a veces muestran una actitud muy hostil ante una bata blanca¡±.
La existencia, hasta hace unos meses ¨Ccuando se restableci¨® el acceso universal a la salud-, de tres millones de indigentes sanitarios, personas excluidas de la atenci¨®n normalizada por ser parados de larga duraci¨®n o por impago de sus igualas sanitarias, es otra de las lacras del sistema.
¡°En estos cinco a?os, ha aumentado en un 30% el porcentaje de los sin papeles sanitarios, incluidos muchos inmigrantes, a los que hemos seguido atendiendo a base de echar m¨¢s horas y mediante una red informal de profesionales, al margen del Estado¡±, concluye Lazaru. ¡°Pero si sobrevienen m¨¢s recortes definitivamente no podremos resistirlo, y la cuerda se romper¨¢ por donde siempre, por el cabo m¨¢s d¨¦bil¡±, a?ade, en referencia a las exigencias que pueda implicar otro eventual rescate.
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