El ¨²ltimo polic¨ªa de Guadalupe
El asesinato del agente Hern¨¢ndez Aldaba deja la ciudad, en la frontera con EE UU, desprotegida ante la guerra entre narcos
En el municipio mexicano de Guadalupe, en la frontera con Texas, la ley no tiene quien la defienda. El ¨²ltimo polic¨ªa de la ciudad, Joaqu¨ªn Hern¨¢ndez Aldaba, muri¨® este martes a las 8.20 cuando patrullaba en compa?¨ªa de su hijo Jonathan, de 14 a?os. El agente hab¨ªa recibido una falsa llamada de accidente, y al entrar en una zona semiabandonada, fue ametrallado. Sobre el asfalto quedaron 23 casquillos; en el veh¨ªculo policial, dos cad¨¢veres: padre e hijo. Con este asesinato se consuma un infernal ciclo iniciado hace cinco a?os, cuando?otra agente, Erika G¨¢ndara, tambi¨¦n se qued¨® sola al frente de la Polic¨ªa Municipal y tambi¨¦n fue asesinada por el narco.
Hern¨¢ndez Aldaba iba siempre desarmado. H¨¦roe o loco, hab¨ªa asumido en solitario la defensa del pueblo hace tres semanas, cuando el jefe de la Polic¨ªa Municipal fue secuestrado a plena luz durante un partido de b¨¦isbol. Al mando le ataron los tobillos, le amordazaron y le cubrieron la cabeza con una bolsa de pl¨¢stico. Despu¨¦s le torturaron hasta la muerte. Espantados por el crimen, tres agentes abandonaron el empleo. S¨®lo Hern¨¢ndez Aldaba se mantuvo en el puesto. Asesinado este, el alcalde de Guadalupe, el veterinario Gabriel Urteaga N¨²?ez, anunci¨® la disoluci¨®n de la Polic¨ªa Municipal, dejando a la localidad s¨®lo bajo la protecci¨®n de las rondas de la polic¨ªa estatal y el Ej¨¦rcito. ¡°Quieren que no haya elementos de seguridad, ese es el mensaje, pues bien, la vamos a quitar. Y si las autoridades nos quieren ayudar, que lo hagan¡±.
Guadalupe es una tierra de sangre. El municipio se asienta en la des¨¦rtica planicie del norte de M¨¦xico. Situado a 60 kil¨®metros de Ciudad Ju¨¢rez, hace a?os que sus sembrados de algod¨®n decayeron y ahora su principal riqueza radica en tener frontera con Estados Unidos. Un paso estrat¨¦gico que se disputan el c¨¢rtel de Sinaloa y La L¨ªnea, el brazo armado del c¨¢rtel de Ju¨¢rez. La guerra por el control del territorio, bestial y abierta, ha estragado la poblaci¨®n. Si en 2008 se cifraba en 10.500 habitantes, ahora s¨®lo quedan 2.500. A muchos vecinos les han buscado en sus casas y las han quemado a la vista de todos. Otros han preferido irse antes de enfrentarse a la guada?a del narco. ¡°Vivimos en la incertidumbre¡±, afirma el alcalde.
En 2008 hab¨ªa 18.500 habitantes; ahora s¨®lo quedan 2.500
Este interrogante est¨¢ formado por una larga fila de cruces, cuyo origen se pierde en la noche oscura del Valle de Ju¨¢rez. Hace cinco a?os, el entonces alcalde de Guadalupe, el profesor Jes¨²s Manuel Lara Rodr¨ªguez, sufri¨® sus consecuencias. Lara hab¨ªa plantado cara al crimen organizado y tras recibir amenazas, decidi¨® irse a vivir en un domicilio secreto de Ciudad Ju¨¢rez. De poco sirvi¨®. El 19 de junio de 2010, tres sicarios le acribillaron en su refugio delante de su mujer e hijo.
El crimen logr¨® su objetivo. No s¨®lo elimin¨® a uno de los pocos alcaldes indomables, sino que sembr¨® el miedo en Guadalupe. Los polic¨ªas municipales, ya diezmados, abandonaron su empleo. ?nicamente la operadora de radio de la comisar¨ªa, Erika G¨¢ndara, de 28 a?os, se mantuvo firme. Tom¨® un arma y se dedic¨® a patrullar las calles. Al igual que el agente Hern¨¢ndez Aldaba, su destino no sorprendi¨® a nadie. La ma?ana del 23 de diciembre, media docena de sicarios irrumpieron en su vivienda y se la llevaron. La casa ardi¨® a sus espaldas. El cad¨¢ver fue hallado dos meses despu¨¦s en un desag¨¹e fecal. Guadalupe entonces, al igual que hoy, qued¨® sola.
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