El otro proceso de paz que no avanza en Colombia

A finales del pasado mes de abril el Gobierno colombiano facilit¨® el viaje a La Habana de Rodrigo Londo?o Echeverri,?Timochenko, y Nicol¨¢s Rodr¨ªguez Bautista, Gabino, los l¨ªderes de las FARC y el ELN. Las autoridades creen que lograr solo un acuerdo con la principal guerrilla supondr¨ªa una paz inconclusa. Confiaban en que el primero le hiciese ver al hermano peque?o la necesidad de avanzar en un di¨¢logo con el Gobierno, a¨²n en ciernes. Gabino, el guerrillero m¨¢s antiguo en activo de Am¨¦rica Latina, y probablemente del mundo, 51 a?os empu?ando armas, lleg¨® a la capital cubana para quedarse ocho d¨ªas. Vio el panorama y al segundo, decepcionado con lo que encontr¨®, se march¨®.

EL ELN naci¨® con una ideolog¨ªa que mezcla cristianismo, marxismo y nacionalismo radical en 1964, casi a la par de las FARC. La guerrilla ha estado activa desde el inicio de un conflicto que ha dejado m¨¢s de siete millones de v¨ªctimas. La extorsi¨®n y los secuestros, que se cuentan por miles, han sido su fuente de financiaci¨®n principal, aunque en los ¨²ltimos a?os los v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico han ido a m¨¢s.

El presidente Juan Manuel Santos anunci¨® en mayo del a?o pasado, en plena campa?a electoral para su reelecci¨®n, que el Gobierno hab¨ªa iniciado en enero un di¨¢logo exploratorio con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) para tratar de lograr la paz. El esquema segu¨ªa el mismo patr¨®n que con las FARC. Entonces, las bases de la negociaci¨®n se acordaron en seis meses. Con el ELN, m¨¢s radical en sus planteamientos, un a?o y medio despu¨¦s no se ha logrado avanzar en la primera fase. Varias fuentes consultadas conocedoras del proceso aseguran que las pr¨®ximas semanas ser¨¢n claves para dirimir si se establece o se rompe definitivamente cualquier tipo de di¨¢logo. Las autoridades temen que, de firmarse la paz solo con las FARC, pueda haber un trasvase de desencantados hacia el ELN.

Sin contar alg¨²n acercamiento previo, Gobierno y elenos se han reunido unas siete veces, en alguna ocasi¨®n durante tres semanas, aunque la duraci¨®n de los encuentros ha ido disminuyendo con el tiempo. En principio estaba previsto que las citas se celebrasen en Ecuador y Brasil, de forma alterna, pero el verano pasado Brasil dej¨® de actuar como pa¨ªs garante y su lugar lo ocup¨® Venezuela, donde el Gobierno siente que juega como visitante por la cercan¨ªa de los mandos del ELN con el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro. Noruega, Chile y Cuba tambi¨¦n acompa?an el proceso.

La intenci¨®n del Gobierno era haber negociado los apartados de v¨ªctimas y justicia de manera casi paralela con las dos guerrillas, ya que los esquemas han de ser los mismos. Las autoridades consideraban, adem¨¢s, que muchos de los asuntos avanzados en La Habana estos a?os valdr¨ªan en una negociaci¨®n con el ELN. Esta, a diferencia de la principal guerrilla, exige, por ejemplo, una mayor participaci¨®n de movimientos sociales en el proceso, lo que termin¨® por aceptar el Gobierno.

Las grietas se abrieron a la hora de abordar la reintegraci¨®n y el desarme, coinciden fuentes pr¨®ximas a ambas partes. Los elenos no quieren o¨ªr hablar de reintegraci¨®n porque se consideran parte de la sociedad. En cuanto a las armas, un matiz sem¨¢ntico esconde un abismo. El ELN asegura estar dispuestos a alcanzar una dejaci¨®n del uso de las armas. Para el Gobierno nada que no sea el desarme total es inaceptable, pues le acarrear¨ªa un problema con las FARC, que s¨ª ha aceptado una dejaci¨®n completa de las armas. No es, pues, el punto de llegada, sino el de partida.

La postura del ELN se ha endurecido en tanto ha ganado fuerza en la guerrilla la figura de Gustavo An¨ªbal Girondo, alias Pablito, comandante del Frente Domingo La¨ªn, el m¨¢s radical del ELN, con gran poder en Arauca y la frontera con Venezuela, el bloque m¨¢s rico gracias a la extorsi¨®n, el secuestro y los v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico. Desde finales del a?o pasado Pablito es, adem¨¢s, parte del Comando Central (Coce), quien toma las decisiones de la guerrilla. Aunque no est¨¢ en la mesa de negociaciones, su poder hace mella. Solo as¨ª se entiende, dicen quienes est¨¢n al tanto del proceso, el endurecimiento de las posturas del l¨ªder de la delegaci¨®n elena, alias Antonio Garc¨ªa, acompa?ado en los encuentros, entre otros, por otro miembro del Coce, Pablo Beltr¨¢n, de perfil m¨¢s moderado. El equipo del Ejecutivo lo lidera Frank Pearl, tambi¨¦n negociador del Gobierno con las FARC, acompa?ado del general retirado Eduardo Herrera Verbel.

Mientras los Gobiernos de Uribe y Santos se centraban en acabar con las FARC, el ELN, que sufri¨® sus mayores golpes entre 1995 y 2002, ha recrudecido su actividad. En la actualidad se calcula que tiene unos 2.000 miembros y fuerte apoyo en algunas zonas del pa¨ªs, como Arauca, donde la base social se cifra en torno a unas 40.000 personas. Seg¨²n datos del Centro de Recursos para el An¨¢lisis de Conflictos (CERAC), de 49 ataques en 2010 se ha pasado a 194 el pasado a?o, la mayor¨ªa contra infraestructuras, aunque entre 2012 y 2013 se triplicaron los atentados contra la fuerza p¨²blica. Solo en junio, la guerrilla se atribuye haber derribado un Black Hawk del Ej¨¦rcito, que provoc¨® la muerte de cuatro militares, aunque el Gobierno asegura que el helic¨®ptero explot¨® al aterrizar y entrar en contacto con unas minas. Adem¨¢s, esta semana fueron detenidas una decena de personas en Bogot¨¢ acusadas de estar detr¨¢s de los ¨²ltimos atentados en la capital del ELN.