El desconcierto de un gigante

Hace unos d¨ªas, el expresidente Lula da Silva se reuni¨® en Brasilia Dilma Rousseff y sus ministros m¨¢s cercanos y les dio un recado tajante: ¡°La agenda del Gobierno no puede estar ocupada por la operaci¨®n Lava Jato¡±. Y a?adi¨®: ¡°Salgan a la calle y muestren las obras que han hecho¡±. Pero la apertura de una investigaci¨®n de la fiscal¨ªa contra Lula por presunto tr¨¢fico de influencias y las acusaciones de uno de los empresarios envueltos en el esc¨¢ndalo de Petrobras contra Eduardo Cunha, del PMDB, el mayor aliado del Gobierno, que habr¨ªa recibido sobornos millonarios, sume a Brasil en la incertidumbre.

Zarandeado por dos crisis, una econ¨®mica y otra pol¨ªtica, esta ¨²ltima considerada una de las m¨¢s graves de su historia democr¨¢tica, es dif¨ªcil imaginar c¨®mo el pa¨ªs podr¨¢ salir del rompecabezas en el que se encuentra: no solo dos expresidentes (Collor y Lula), sino la propia Rousseff, los l¨ªderes del Congreso y del Senado y unos 30 diputados y senadores de varios partidos est¨¢n bajo sospecha de ilegalidades y corrupci¨®n.

El ¨²nico aplauso popular es para los jueces que est¨¢n enfrent¨¢ndose por primera vez a pol¨ªticos y empresarios

La pregunta que se hacen los brasile?os es qui¨¦n queda para ofrecer un m¨ªnimo de confianza a una sociedad que ha convocado para el 16 de agosto una nueva manifestaci¨®n, apoyada por la oposici¨®n, contra el Gobierno, la crisis econ¨®mica y la corrupci¨®n. El ¨²nico aplauso popular es para los jueces que est¨¢n enfrent¨¢ndose por primera vez a pol¨ªticos y empresarios.

El ministro de Econom¨ªa, el liberal Joaquim Levy, se esfuerza por hacer unos m¨ªnimos ajustes econ¨®micos para parar la sangr¨ªa de la deuda p¨²blica e intentar que la econom¨ªa vuelva a crecer. Su temor es que Brasil pueda perder el grado de inversi¨®n, un miedo que ¨¦l mismo ha confesado a los congresistas. Sus esfuerzos se ven frenados, sin embargo, por la lucha sorda entre el Congreso y el Gobierno que, en la pr¨¢ctica, ha perdido su mayor¨ªa de apoyo y no hace m¨¢s que coleccionar derrotas.

Es, en efecto, un momento de una cierta agon¨ªa ante una crisis que ha dividido gravemente a una sociedad irritada, entre los que exigen un cambio de Gobierno y los que acusan a la oposici¨®n, sobre todo a la del PSDB, de ¡°golpismo¡± y de no haber aceptado el resultado de las urnas que dio la victoria a Rousseff.

Es un momento de una cierta agon¨ªa ante una crisis que ha dividido gravemente a una sociedad irritada

La apertura de una investigaci¨®n criminal contra el carism¨¢tico Lula, a?ade si cabe, un nuevo factor de inestabilidad, ya que no se sabe a¨²n qu¨¦ reacci¨®n generar¨¢ en su partido y en los movimientos sociales, al mismo tiempo que se aleja la posibilidad de su posible candidatura en 2018, una idea que acababa de ser lanzada por sus correligionarios del PT.Se ha llegado a decir que hay seguidores ¡°dispuestos a morir¡± por ¨¦l, mientras cada vez es m¨¢s evidente su divorcio pol¨ªtico de Dilma. Lula, uno de los m¨¢s h¨¢biles estrategas de la pol¨ªtica brasile?a, ha preferido, por ahora, la prudencia del silencio.