El mundo al rev¨¦s de Donald Trump
Si la inmigraci¨®n ha tenido un efecto en el crimen, lo m¨¢s probable es que haya sido positivo
Donald Trump es quiz¨¢s el primer precandidato presidencial de Estados Unidos que menosprecia al senador John McCain porque fue capturado durante la guerra de Vietnam. Pero no es el primero que vincula la inmigraci¨®n al crimen. En 2007, cuando unos indocumentados asesinaron a tres j¨®venes en Nueva Jersey, Tom Tancredo culp¨® a los l¨ªderes de la ciudad por promover la inmigraci¨®n ilegal. Newt Gingrich declar¨® que la ¡°guerra en casa¡± contra los indocumentados era m¨¢s sangrienta que los campos de batalla en Irak, y el ex senador Fred Thompson, tambi¨¦n entonces precandidato, asoci¨® el surgimiento de ¡°locos suicidas¡± y ¡°asesinos de personas inocentes¡± a los 11 millones de inmigrantes que residen ilegalmente en EE UU.
Al igual que Trump, ninguno present¨® evidencia que muestre una correlaci¨®n entre la inmigraci¨®n y el crimen. Y no lo hicieron por una simple raz¨®n: esa evidencia no existe. Los datos disponibles m¨¢s bien apuntan en la direcci¨®n contraria. El gran declive del crimen en los a?os noventa coincidi¨® con una ola masiva de inmigrantes. Y los inmigrantes de primera y segunda generaci¨®n cometen menos cr¨ªmenes que norteamericanos con el mismo nivel de ingreso. M¨¢s a¨²n, algunos crimin¨®logos piensan que, en vez de aumentar las tasas de crimen, la inmigraci¨®n podr¨ªa tener el efecto contrario: ayudar a reducirlas.
Y el argumento es persuasivo. En EE UU, el declive del crimen es una de las tendencias m¨¢s alentadoras de los ¨²ltimos 25 a?os.La reducci¨®n m¨¢s sustancial ocurri¨® en los noventa, cuando el crimen violento se redujo un tercio. Entre 2000 y 2007 las tasas se nivelaron, pero en 2007 se inici¨® otro declive importante que dur¨® cuatro a?os. Desde 1990 el crimen ha ca¨ªdo casi un 50%. EE UU no hab¨ªa experimentado una ca¨ªda tan larga y profunda desde la Segunda Guerra Mundial.
En los noventa el declive ocurri¨® en todo el pa¨ªs. Los homicidios disminuyeron en todas las grandes ciudades y regiones, y por eso muchos crimin¨®logos decidieron descartar explicaciones locales y enfocarse en las tendencias macro, aquellas que afectaron a todos los rincones del pa¨ªs como la pol¨ªtica de masivo encarcelamiento, los cambios demogr¨¢ficos y el fin de la epidemia del crack.
Pero el segundo gran declive, entre 2007 y 2011, no fue tan uniforme. Algunas ciudades tuvieron un mejor desempe?o que otras. En Nueva York, por ejemplo, los homicidios se redujeron un 15% mientras que en Chicago aumentaron un 10%. Y por eso un grupo de expertos ha estado examinando las experiencias particulares de cada ciudad.
?Y qu¨¦ han encontrado? John Roman, analista del Urban Institute en Washington, dice que los vecindarios donde hay m¨¢s crimen padecen problemas graves de segregaci¨®n, despoblaci¨®n y pobreza concentrada. Los inmigrantes ayudan a combatir estos problemas; son como un remedio natural para los lugares donde hace falta m¨¢s gente, y m¨¢s diversidad econ¨®mica y racial. ¡°El crimen es consecuencia del lugar¡±, dice Roman. Y, aunque los inmigrantes no desplazan a los criminales, si ayudan a transformar los vecindarios. Cuando se cambia positivamente la naturaleza de un lugar, el crimen tiende a bajar.
Roman a?ade que las ciudades que han logrado reducir m¨¢s el crimen han impulsado pol¨ªticas para combatir la segregaci¨®n, incluyendo medidas para acoger e integrar a los inmigrantes. Tambi¨¦n han promovido la revitalizaci¨®n econ¨®mica de vecindarios a trav¨¦s, por ejemplo, de incentivos tributarios. Yuxtaponer prosperidad y pobreza, y promover la diversidad racial, podr¨ªa ser m¨¢s efectivo que aumentar el n¨²mero de polic¨ªas y arrestos.
Ya algunas ciudades de EE UU han tomado nota. San Luis sigue teniendo unas de las tasas de homicidio m¨¢s altas del pa¨ªs, sombr¨ªa estad¨ªstica que sali¨® a la luz con los disturbios de Ferguson. Tambi¨¦n es la ciudad estadounidense que ha sufrido una mayor p¨¦rdida de poblaci¨®n desde 1950. Para tratar de resolver estos problemas, las autoridades locales han impulsado programas de subsidios e incentivos fiscales para revitalizar partes de la ciudad y atraer a empresas y ciudadanos, sobre todo a inmigrantes. De hecho, San Luis tiene una meta para 2020: atraer m¨¢s inmigrantes que cualquier otra ¨¢rea metropolitana de EE UU. La receta que aplica la ciudad es contraria a la que recomienda Trump: m¨¢s inmigrantes para los sectores donde se cometen m¨¢s cr¨ªmenes.
?Por supuesto, el impacto que ha tenido la inmigraci¨®n sobre el crimen es sumamente dif¨ªcil de medir, al igual que ocurre con cualquier otra potencial causa del declive. Pero s¨ª es posible determinar que no hay datos que sustenten las declaraciones de Trump, y que, si la inmigraci¨®n ha tenido un efecto en el crimen, lo m¨¢s probable es que haya sido positivo. A pesar de su ascenso en las encuestas, Trump no tardar¨¢ en desinflarse, si no lo hizo ya con su ¨²ltimo desplante sobre McCain. Sus ideas erradas sobre inmigraci¨®n, sin embargo, ser¨¢n m¨¢s dif¨ªciles de derrotar.
Alejandro Tarre es periodista venezolano. Twitter: @alejandrotarre
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