#TodosComoMartinoli
Ojal¨¢ que la reacci¨®n por el golpe de Herrera a Martinoli sea la regla y no la excepci¨®n
A media ma?ana del martes 28 el hashtag #TodosSomosMartinoli lleg¨® a estar entre las 10 principales tendencias de Twitter en M¨¦xico. No fue sorpresa, s¨®lo el desenlace natural del frenes¨ª en redes sociales provocado por el golpe que el t¨¦cnico de la selecci¨®n mexicana, Miguel Herrera, le propin¨® al comentarista de TV Azteca Christian Martinoli, que a su vez era el desenlace de una pol¨¦mica que el entrenador y el periodista arrastraban desde semanas antes.
La agresi¨®n ocurrida el lunes en el aeropuerto de Filadelfia luego de que el Tri gan¨® una controvertida Copa Oro fue motivo de esc¨¢ndalo, la reacci¨®n entendible desde la perspectiva de la sociedad del espect¨¢culo en que vivimos. Dos celebridades trenzadas en un pleito, con la selecci¨®n de futbol, una de las instituciones m¨¢s veneradas del pa¨ªs, como trasfondo. El revuelo era inevitable, pero en un pa¨ªs donde seg¨²n la organizaci¨®n Art¨ªculo19 un periodista es agredido cada 26 horas, Martinoli representa uno m¨¢s de muchos casos.?
Por supuesto, esta agresi¨®n no es menos grave que los cientos de ataques sufridos por periodistas mexicanos en los ¨²ltimos a?os: refleja la pobr¨ªsima cultura de libertad de prensa que existe en el pa¨ªs y de la que cotidianamente hacen gala funcionarios p¨²blicos, polic¨ªas, militares, legisladores, grupos sindicales, activistas sociales y criminales.
Igual de grave que provenga de uno de los personajes con mayor cobertura medi¨¢tica en el pa¨ªs, al frente de un grupo de deportistas que est¨¢n entre los m¨¢s admirados por la sociedad mexicana, contratado por una instituci¨®n que regula el deporte m¨¢s popular del pa¨ªs y que vive del financiamiento de millones de aficionados que van a los estadios, sintonizan los partidos y compran los productos que ah¨ª se publicitan.
Ojal¨¢ que la misma indignaci¨®n se haga presente en pr¨®xima golpiza, amenaza, secuestro u homicidio de un periodista
Pero igual de graves han sido las golpizas contra al menos 28 periodistas o trabajadores de medios que han sido documentadas en lo que va de este a?o, seg¨²n el mapa Periodistas en Riesgo.
Igual de graves fueron tambi¨¦n, por poner como ejemplo, las agresiones que ocurrieron alrededor de uno de los acontecimientos de mayor impacto noticioso de este a?o: los 21 casos de agresi¨®n registrados contra periodistas en la jornada electoral del 7 de junio, de acuerdo con un monitoreo de la asociaci¨®n Propuesta C¨ªvica.
Sin embargo, ninguno de estos casos recibi¨® ni remotamente la misma atenci¨®n que la sufrida por Martinoli. Tampoco recibieron la misma atenci¨®n los seis homicidios de periodistas que ocurrieron en la primera mitad de 2015 o los siete ocurridos el a?o pasado, que a¨²n permanecen impunes.
Como cualquier periodista mexicano, Martinoli tiene derecho a expresas sus opiniones y realizar sus coberturas sin interferencia de parte de los sujetos que cubre. Como cualquier figura p¨²blica, Miguel Herrera tiene derecho a estar en desacuerdo y buscar o exigir la r¨¦plica. El periodista hizo su trabajo, el t¨¦cnico no.
En ese sentido, Herrera no es muy distinto a los polic¨ªas del Distrito Federal que con total libertad golpean a periodistas durante manifestaciones, o a los maestros de Guerrero o de Oaxaca que hacen lo mismo en las protestas que organizan. Tampoco es muy distinto al diputado que le espet¨® a un reportero que le hizo una pregunta inc¨®moda, ¡°a t¨ª lo que te hace falta es que te levanten¡±. Ni muy distinto a las autoridades que abonan a los ataques contra la prensa al no investigar y castigar agresiones anteriores.
Pero si hay similitudes en los agresores, no es el caso en las v¨ªctimas. Por eso caer en la tentaci¨®n de convertir a Martinoli en m¨¢rtir de la libertad de expresi¨®n resulta un exceso. Decenas de periodistas que han pagado con su vida la labor informativa o que han sido secuestrados por hacer su trabajo y que ahora viven con las secuelas del trauma son la evidencia m¨¢s poderosa del nulo respeto que hay hacia la prensa, pero de ellos se habla poco, si acaso de habla algo.
Martinoli se suma a la treintena de periodistas golpeados en lo que va del a?o, pero su caso es el ¨²nico realmente conocido. Tiene a su favor no s¨®lo la popularidad entre la audiencia sino tambi¨¦n algo muy raro en M¨¦xico: una empresa que lo ha respaldado. Muy pocos medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs pueden decir que buscan activamente la seguridad de sus periodistas, que invierten en ello y que se la juegan por ellos con la denuncia p¨²blica. TVAzteca lo hizo por Martinoli, como debe ser. Ojal¨¢ su filial de Morelos hubiera hecho lo mismo en febrero de este a?o cuando su reportera Fely Carnalla fue golpeada por polic¨ªas estatales durante una manifestaci¨®n en Cuernavaca.
Martinoli se suma a la treintena de periodistas golpeados en lo que va del a?o, pero su caso es el ¨²nico realmente conocido
Muy pocos periodistas en M¨¦xico pueden decir que trabajan en un medio que se preocupa y se ocupa por protegerlos. Hace unos meses, en una evaluaci¨®n de los riesgos en que enfrentan periodistas en Veracruz y Guerrero una de las principales vulnerabilidades fue precisamente la laboral, pues reporteros y editores trabajan sin seguridad social, con bajos salarios, sin equipo de protecci¨®n o capacitaci¨®n en seguridad. El panorama no es distinto en otras partes. Muchas empresas de medios est¨¢n m¨¢s interesados en evitar conflictos con el poder pol¨ªtico que en enfrentarlos al denunciar agresiones.
Pero este no es un argumento para bajarle dos rayitas a la indignaci¨®n por lo que le sucedi¨® a Martinoli. Al contrario, es un alegato para tratar as¨ª todas las agresiones que vengan. Ahora este caso es la excepci¨®n m¨¢s que la regla, en la intensidad de su defensa, en el apoyo de su empresa y tambi¨¦n en la sanci¨®n que recibi¨® su agresor, pues el despido de Miguel Herrera como t¨¦cnico del Tri hace que esta sea una de las poqu¨ªsimas agresiones a periodistas en M¨¦xico que no queda impune.
Ojal¨¢ que este episodio arroje luz sobre las cotidianas agresiones contra periodistas que ocurren en M¨¦xico. Que la reacci¨®n por el golpe a Martinoli sea la regla y no la excepci¨®n y que la misma indignaci¨®n se haga presente en pr¨®xima golpiza, amenaza, secuestro u homicidio de un periodista, algo que lamentablemente volver¨¢ a ocurrir en cualquier momento. Que cambiemos el hashtag #TodosSomosMartinoli por una respuesta a agresiones futuras que sea #TodosComoMartinoli.
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