Las revoluciones andinas
A Bolivia y Ecuador les est¨¢ creando problemas el componente ind¨ªgena de sus pa¨ªses
Dos ¨¦xitos no solo electorales sino de acelerado progreso econ¨®mico en la regi¨®n andina comienzan a encontrar alguna dificultad por la ca¨ªda del precio de los hidrocarburos. Bolivia y Ecuador, que se consideran parte de un experimento revolucionario, aunque el intento de recuperaci¨®n del tiempo precolombino del presidente Morales es el de mayor calado, se asemejan tanto como se diferencian.
Tanto el presidente ecuatoriano Correa como el l¨ªder boliviano asumen el adjetivo bolivariano, puesto en circulaci¨®n por el difunto l¨ªder venezolano Hugo Ch¨¢vez, pero ambos lo hacen desde posiciones muy diferentes. Evo Morales solo piensa en la re-indigenizaci¨®n de Bolivia y siente una profunda animadversi¨®n por Occidente en general, y gringos ¡ªcomo dice¡ª y espa?oles en particular, mientras que Rafael Correa quisiera que Ecuador se convirtiera en Suiza. A ambos, sin embargo, les est¨¢ creando problemas el componente ind¨ªgena de sus pa¨ªses. El pr¨®ximo d¨ªa 13 deber¨¢ llegar a Quito una marcha de protesta auspiciada por la CONAIE, la confederaci¨®n de pobladores originarios que se ilustr¨® con su contribuci¨®n al derrocamiento de presidentes como Abdal¨¢ Bucaram (1997), Jamil Mahuad (2000) y el militar Lucio Guti¨¦rrez (2005); con notable aspaviento Correa asegura que la oligarqu¨ªa, ese santo y se?a de la antigua izquierda, prepara un golpe de Estado. Y Morales tiene que hacer frente al cuasi levantamiento de Potos¨ª, la gran ciudad minera que asegura que entrega mucho m¨¢s al poder central de lo que recibe. ?Habr¨¢ dicho alg¨²n l¨ªder potosino ¡°Bolivia nos roba¡±?
Los pa¨ªses andinos tienen los ind¨ªgenas que deciden tener, porque son los ciudadanos los que se declaran de una u otra etnia; as¨ª, el c¨®mputo oficial de ind¨ªgenas ecuatorianos no llega al 10%, lo que cualquier paseo por Quito pone radicalmente en entredicho, mientras que las cifras en Bolivia, aunque bailan de censo en censo, sobrepasan el 50%. Pero lo grave es que son sus propios ind¨ªgenas los que le han apoyado hist¨®ricamente, los que se oponen a Morales, en tanto que Correa nunca fue nunca tan querido por una parte del pa¨ªs, indio o mestizado, porque dif¨ªcilmente le ha visto como uno de los suyos.
Ambos l¨ªderes, finalmente, tienen unas ganas mal disimuladas de presentarse a la reelecci¨®n, bien que para ello haya que toquetear la Constituci¨®n, en el caso de Morales para hacer de Bolivia un pa¨ªs aut¨¦nticamente plurinacional, pero como ha dicho el propio presidente ¡°en el que manden los indios¡±; y en el de Correa para poner a Ecuador en v¨ªas de entrar econ¨®micamente en el Primer Mundo. En la marcha boliviana hacia ese futuro alejado de Occidente, el domingo pasado se entregaron en La Paz 2.520 certificados de conocimiento del aymara, una de las 34 lenguas originarias oficialmente reconocidas, requisito indispensable para seguir en n¨®mina de los 350.000 empleados p¨²blicos del pa¨ªs. El hecho de que el curso fuera de 25 horas quiz¨¢ explica, como dijo el expresidente Carlos Mesa, que la desoccidentalizaci¨®n de Bolivia puede llevar un tiempo.
Las respectivas oposiciones est¨¢n lejos de haber cristalizado y hoy la perspectiva reelectoral de Morales y Correa sigue siendo alta. Pero cabe preguntarse ?cu¨¢nto cambio revolucionario cabe en un barril de crudo, a precio de saldo?
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