Agosto 2020
El autor imagina un futuro en el que el ascenso de los populismos en el mundo lleva a nuevos conflictos y a viejos h¨¢bitos autoritarios
¡°A veces, si te acostumbras demasiado a vestir trajes, cambias de ideolog¨ªa¡±.
Joe Slovo, antiguo l¨ªder comunista sudafricano.
El presidente Donald Trump invade M¨¦xico. Vlad¨ªmir Putin convoca una reuni¨®n urgente de sus aliados europeos: el presidente del Gobierno espa?ol, Pablo Iglesias, el primer ministro griego, Yanis Varoufakis, y el primer ministro brit¨¢nico, Jeremy Corbyn, ide¨®logo de la izquierda chavista vegetariana del Partido Laborista que una vez presidi¨® el Tony Blair. La cumbre se lleva a cabo en el pe?¨®n de Gibraltar, reci¨¦n devuelto a la rep¨²blica espa?ola por el anticolonialista Corbyn.
El ministro de Defensa espa?ol, el camarada ??igo Errej¨®n, da inicio a la reuni¨®n con un informe sobre la situaci¨®n en el terreno. Tropas estadounidenses han penetrado en territorio mexicano a lo largo de toda la frontera norte. Su objetivo, seg¨²n el propio Trump, es ¡°recuperar¡± los Estados norte?os de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo L¨¦on y Tamaulipas y colocarlos bajo la soberan¨ªa de Washington. El Ej¨¦rcito mexicano se ha replegado y los ¨²nicos enfrentamientos registrados han sido entre unidades de boinas verdes y una fuerza de polic¨ªas municipales liderada por el narcotraficante Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n.
Complicando la cuesti¨®n, hay indicios de que un significativo porcentaje de la poblaci¨®n de los seis Estados est¨¢ reaccionando a la aparici¨®n de los primeros batallones estadounidenses con j¨²bilo. El hashtag #bienvenidomrtrump ya es trending topic en la ciudad de Monterrey. Otra dificultad: hay se?ales de divisi¨®n interna en el Gobierno mexicano. Un v¨ªdeo en YouTube muestra al presidente de M¨¦xico, el antiguo seleccionador de f¨²tbol Miguel Herrera, d¨¢ndole un pu?etazo a un general.
Errej¨®n concluye su informe y Putin pide propuestas sobre c¨®mo reaccionar a la crisis. El laborista Corbyn, luciendo su habitual gorrita Len¨ªn, dice que jam¨¢s en sus 71 a?os de vida ha traicionado el principio del pacifismo, pero comprende que es necesario tomar represalias a favor del pueblo hermano mexicano. Tiene una idea que, est¨¢ convencido, ser¨¢ una daga al coraz¨®n del imperialismo yanqui: nacionalizar todos los McDonald¡¯s de su pa¨ªs y transformarlos en ¡°comedores del pueblo¡±.
Iglesias, que acaba de presentar su programa semanal Al¨®, presidente por Skype desde la habitaci¨®n de su hotel (dos estrellas), se pone de pie y declama que ¨¦l no es ¡°ni de izquierdas ni de derechas¡±, que siempre, siempre defender¨¢ los derechos del proletariado contra la oligarqu¨ªa (Corbyn alza un pu?o; Putin suprime un bostezo) y que la respuesta espa?ola a la agresi¨®n yanqui se tendr¨¢ que decidir bajo el principio no negociable de la democracia directa. Con lo cual ¡ªalzando la voz, desafiante, las manos hundidas en los bolsillos de sus vaqueros¡ª anuncia que dar¨¢ la orden de que se lleve a cabo un proceso urgente de ¡°consultas populares digitales¡± con las bases de su partido. Varoufakis, vistiendo una chaqueta de cuero Prada, visiblemente irritado por la poca convicci¨®n marcial de sus dos antiguos compa?eros de lucha, se sube a la mesa, grita ¡°?Esto es Esparta!¡± y declara que los yanquis solo entienden un lenguaje. Est¨¢ preparado, proclama, a enviar la fuerza a¨¦rea griega ¡°ma?ana mismo¡± a Washington a bombardear el Banco Mundial, el FMI y la Casa Blanca.
Los tres l¨ªderes europeos miran a Putin, a quien se le escapa una leve sonrisa. ¡°Me interesa la opci¨®n tuya, Coletas¡±, dice. ¡°O sea, no hacer nada¡±. Iglesias protesta. ¡°Mire usted, camarada, tiene que entender que tenemos unos problemas internos muy graves, no estamos como para aventuras¡¡±. Suena el tel¨¦fono m¨®vil de Putin, lo coge, asiente con la cabeza y anuncia: ¡°Perdonen, se?ores. Tengo una visita. Salgo un momento¡±.
Los tres juniors de la alianza putiniana se miran perplejos, pero aceptan su retirada sin protesta. Iglesias sigue hablando.
Por un lado, les cuenta a Corbyn y Varoufakis, se enfrenta a sectores inquietos de las Fuerzas Armadas espa?olas deseosos de recuperar Catalunya por la fuerza; por otro, como consecuencia de la generosa pol¨ªtica de ¡°puertas abiertas¡± a la inmigraci¨®n de su Gobierno, decidida en un refer¨¦ndum nacional v¨ªa Twitter, la llegada a Espa?a de diez millones de extranjeros ¡ªiraqu¨ªes, sirios, somal¨ªes y, ante todo, griegos¡ª ha contribuido a incrementar la cifra nacional del desempleo al 70%. Y, lo que m¨¢s le ata las manos, hay manifestaciones diarias en todo su pa¨ªs exigiendo la extradici¨®n del rechoncho cocinero espa?ol Jos¨¦ Andr¨¦s, encarcelado por la Administraci¨®n Trump.
Cuando Trump lanz¨® sus famosos insultos a los mexicanos en la campa?a electoral de 2015, denunci¨¢ndolos como ¡°criminales¡± y ¡°violadores¡±, Andr¨¦s respondi¨® retir¨¢ndose de un proyecto con el magnate pelirrojo para abrir un restaurante en un hotel neoyorquino. Trump le demand¨® y el espa?ol le contest¨® ¡°Al¨¦grame el d¨ªa¡±, convirti¨¦ndose al instante en ¨ªdolo de la resistencia antitrumpista. Andr¨¦s, no solo el preso pol¨ªtico m¨¢s famoso del mundo sino el m¨¢s solidario, abandon¨® una larga huelga de hambre el d¨ªa de Navidad de 2019 al ver que su salud mejoraba mientras su compa?ero de celda Sepp Blatter, que se estaba comiendo la comida de los dos, engordaba a extremos alarmantes.
Ahora Espa?a ten¨ªa que elegir, explica Iglesias, entre tomar represalias por la invasi¨®n estadounidense y abandonar Andr¨¦s a su destino, o intentar lograr su liberaci¨®n por la v¨ªa diplom¨¢tica. Ante semejante encrucijada, la ¨²nica salida responsable era recurrir una vez m¨¢s a la sabidur¨ªa de las masas.
¡°?Me cago en las masas!¡±, suelta Putin, que entra por una puerta acompa?ado por el presidente Trump, los dos muertos de la risa. Los tres revolucionarios se miran estupefactos. ¡°Mr Trump y yo hemos llegado a un acuerdo que garantizar¨¢ la paz mundial¡±, anuncia Putin. ¡°?l tendr¨¢ v¨ªa libre para hacer lo suyo no solo en M¨¦xico sino en toda Am¨¦rica Latina y nosotros en Europa. Esperamos un poco de resistencia de la presidenta Marine Le Pen en Francia, pero en poco tiempo lograremos nuestra misi¨®n hist¨®rica de reconstituir la Uni¨®n Olig¨¢rquica ¡ªdigo, Sovi¨¦tica¡ª en todo el continente, solo que ahora¡ ?Hasta el Atl¨¢ntico!¡±.
Putin saca una botella de vodka y cinco copas. ¡°?Un brindis!¡±, exclama.
Iglesias, Corbyn y Varoufakis no saben si celebrar o llorar.
¡°Una pregunta¡±, murmura Iglesias. ¡°?Y Jos¨¦ Andr¨¦s?¡±. ¡°?Que se pudra en su gulag!¡±, grita Trump. Putin se parte a carcajadas.
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