Los cubanos excluidos en Am¨¦rica Latina
Es momento que los pa¨ªses de la regi¨®n eliminen las barreras que discriminan a muchos l¨ªderes de los derechos humanos y la democracia en la Isla
El hecho que Cuba participe una vez m¨¢s en las actividades de la Organizaci¨®n de Estados Americanos es una victoria para los gobiernos latinoamericanos que argumentaron a favor de la solidaridad con Cuba y que ning¨²n pa¨ªs debe ser excluido de la comunidad. Pero si esa solidaridad con Cuba incluyera a todo el pueblo cubano, y no solo al gobierno, all¨ª ver¨ªamos una real apertura al di¨¢logo. A¨²n no es as¨ª.
Cuando jefes de Estado o ministros de gobiernos latinoamericanos viajan a Cuba nunca se encuentran con las organizaciones locales de derechos humanos. Ello a pesar de sus propias experiencias con la opresi¨®n durante las dictaduras de sus propios pa¨ªses. Cuando la oposici¨®n cubana quiere presentar sus puntos de vista sobre la situaci¨®n en el pa¨ªs a las embajadas latinoamericanas en La Habana, ellas casi nunca abren sus puertas.
Este patr¨®n de exclusi¨®n se ve tambi¨¦n cuando representantes del movimiento democr¨¢tico en Cuba viajan por el continente. Cuando once cubanos a finales de julio llegaron al aeropuerto de San Salvador para participar en la VIII Conferencia Ministerial de la organizaci¨®n intergubernamental Comunidad de las Democracias, fueron privados de sus pasaportes y cartas de invitaci¨®n, detenidos, custodiados por la polic¨ªa e informados horas m¨¢s tarde de que ser¨ªan deportados por "¨®rdenes superiores".
Cuando jefes de Estado latinoamericanos viajan a Cuba nunca se encuentran con las organizaciones locales de derechos humanos
Despu¨¦s de casi dos d¨ªas de conmoci¨®n internacional, as¨ª como de dos noches encerrados y custodiados por la polic¨ªa en aeropuertos, salas de espera y un viaje a Panam¨¢ para buscar nuevas, pero id¨¦nticas, cartas de invitaci¨®n, finalmente pudieron ingresar a El Salvador.
Durante la Cumbre de las Am¨¦ricas en Panam¨¢ en abril, los defensores cubanos tuvieron que experimentar c¨®mo la delegaci¨®n oficial cubana, disfrazada de sociedad civil, los persegu¨ªa, amenazaba y saboteaba con cantos agresivos en todas las reuniones p¨²blicas donde hablar¨ªan, sin que los organizadores paname?os lo impidieran.
En ambos eventos en Panam¨¢ y El Salvador, los participantes cubanos recibieron toda la solidaridad de numerosas organizaciones de la sociedad civil regional que se alarmaron por la grotesca persecuci¨®n.
Cuando, a principio de este a?o, una organizaci¨®n costarricense quiso invitar a un grupo de defensores de los derechos humanos a un seminario, recibi¨® la notificaci¨®n de las autoridades migratorias en San Jos¨¦ que los cubanos necesitar¨ªan presentar un extracto legalizado de sus antecedentes penales para obtener una visa. Estos cubanos son detenidos varias veces al a?o a causa de su trabajo por la democracia y los derechos humanos. Pedirles que vayan a la polic¨ªa para obtener antecedentes penales y luego ir a la Canciller¨ªa para legalizarlos, es simplemente un absurdo.
Cuando 11 cubanos a finales de julio llegaron a San Salvador fueron informados de que ser¨ªan deportados por "¨®rdenes superiores"
Pero ello no es inusual. De acuerdo al informe Abran las puertas a los cubanos, de la organizaci¨®n Civil Rights Defenders, nueve pa¨ªses latinoamericanos requieren antecedentes penales y referencias bancarias para emitir visas a cubanos. Esta es una pol¨ªtica que activamente impide la cooperaci¨®n abierta entre la sociedad civil de sus pa¨ªses y de la de Cuba.
Es momento que los vecinos de Cuba eliminen las barreras que impiden la movilidad o discriminan a muchos l¨ªderes cubanos y abran sus puertas, incluso para los que est¨¦n a favor de los derechos humanos y la democracia, as¨ª como que propicien un espacio de di¨¢logo abierto entre los cubanos y para los cubanos, sin exclusiones.
Robert H?rdh es director Ejecutivo de Civil Rights Defenders. Twitter @crdefenders
Carlos Ponce es director de Freedom House para Am¨¦rica Latina y el Caribe. Twitter @ceponces
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